Líneas Tangentes

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Estar en la escuela sin estar con Cris es algo surreal. La veo pasar por los pasillos y se que voltea a verme, pero mantiene su distancia, nos encontramos en los casilleros un par de veces, sin decirnos nada, en la cafetería dejo que se adelante y me dirige una leve sonrisa sin mas. Nos evitamos a la salida y no nos escribimos por el resto del día. Yo llego a mi casa, cierro la puerta de mi cuarto, y me meto al Instagram de Cris hasta que es hora de cenar y dormir.

Y así pasa el martes: complicado, difícil, cansado… pero nada como lo que traería el miércoles.

El miércoles va como el día anterior hasta que llega literatura. Entro al salón justo antes de que suene la campana con la esperanza de que mi asiento usual esté ocupado, pero no, entro al salón y ahí esta Cris, en nuestra banca en la esquina del salón, sentada sola, viendo a la puerta con ansiedad esperando que yo entre al salón. Me siento junto a ella y toco su pierna rápidamente para que deje de estar brincando; estoy haciendo lo que puedo por mantener la calma y el que Cris este haciendo eso no me ayuda en nada.

Después que la toco, Cris deja de mover su pierna y gira un poco su cabeza en mi dirección, pero sin voltear completamente, solo lo suficiente para que yo pueda ver la ligera sonrisa que me dirige y se voltea al frente en seguida.

“Hola chicos.”

Pedro entra cerrando la puerta detrás de él y camina al frente del salón, dándome la distracción perfecta.

“Espero que tengáis la tarea que os pedí el lunes porque estaremos haciendo lecturas en voz alta.”

¿Tarea? Joder, no tengo idea de qué habrán dejado. Puedo alcanzar a ver que Cris abre su carpeta y saca una hoja que está doblada a la mitad.

“Os estaré llamando al frente para que leáis sus poemas frente a toda la clase.”

¿Poemas? Bueno, tal vez podría intentar escribir uno.

“Joana, ¿puedes venir un momento?”

Volteo para ver a Pedro y después a Cris, quien sigue viendo abajo a su carpeta. Me levanto y camino al escritorio, volteando atrás solo una vez para cachar a Cris viéndome.

“¿Sí?”

“No viniste a clase el lunes.”

“No.”

“Espero tu escrito para el lunes, ¿vale? Sin retrasos.”

“Está bien.”

Pedro me dirige una ultima mirada de aviso y me indica que regrese a mi lugar.

“Vale, empezamos.”

Empieza a llamar a los del salón, por lista de abajo hacia arriba, yo me siento recargada en el respaldo de la silla, con las piernas estiradas, intentando alcanzar a ver un poco de lo que haya escrito Cris, pero está básicamente acostada sobre su carpeta y no puedo ver nada.

Pedro se va acercando cada vez mas a llamar a Cris y empiezo a sentirme ansiosa yo, recargo ambos codos en mi escritorio y me empiezo a morder las uñas de los dedos de la mano derecha. Pedro llama a Cris al frente, ella inhala profundamente y exhala por la boca, toma el papel con la mano derecha y con la izquierda, sin siquiera voltearme a ver, me quita la mano de la boca antes de ponerse de pie.

La observo mientras camina hacia el frente del salón, como toma el papel con ambas manos incluso antes de llegar al frente e intento imaginar que es lo que estará sintiendo. Por mas extrovertida que Cris sea, es muy reservada en cuanto a sus sentimientos, no le gusta ponerse seria frente a la gente, muchos de los que han pasado a leer han dicho cosas muy personales y simplemente sé que Cris estará pasándola fatal, exponerse así no es algo que le sea sencillo.

Atrapando humoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora