Los días pasaban lento luego de la última misión. Pasé cuatro semanas en Miami en compañía de mi familia, había internado volver a Virginia pero nadie del equipo quería que me expusiera así.
La noticia había sido internacional, todos los medios hablaban de la captura y muerte de Daniela Calle; y estos, al relacionarla con el narcotraficante Germán Calle. Hicieron una revolución por todos lados.
Patsy se había encargado de cerrar las cuentas falsas que había utilizado para la misión, y de igual forma se encargó de eliminar las redes sociales de Daniela y sus mil y un alias.
El forense me entregó los restos calcinados de Daniela (y posiblemente, entre ellos estaban los del paramédico) una semana después. Había decidido dejar los restos en el panteón; cerca de los restos de Laura Villa. Su primer esposa.
Decir que no estaba triste era mentira, pasaba la mayor parte del día acostada en la cama mientras lloraba y recordaba todos los mementos al lado de la criminal. No podía sacar de la cabeza cada momento, era como si estos se reprodujeran como una película, luego cuando acababan comenzaban otra vez y me daba cuenta de pequeños y sutiles momentos que no recordaba en algunos momentos.
Acaricié el tatuaje que tenía en la muñeca; desearía que mamá estuviese aquí. Los abrazos de papá ya comenzaban a no ser llenaderos, pero no me malinterpreten, a veces me hacía falta más apoyo emocional que el que papá y Valentina me entregaban.
Estaba arrepentida por haberme entregado de esa forma a una persona que no era para mí. A veces llegué a pensar que no debí de haber aceptado esa propuesta.
Dos semanas después del suceso, comencé a salir de la cama, Valentina me acompañaba a las librerías por tres libros cada tres días. Los consumía en poco tiempo, todos ellos tenían que ver con química, necesitaba saber como es que Daniela logró tanto en tan poco tiempo.
Hice un blog y comencé a hacer investigaciones sobre los bombarderos y sus obras de arte.
Había hablado con Patsy sobre el tema, de echo era con la única que hablaba. Era la única que no me hacía sentir estúpida.
“Niña genio, la señora Simpson quiere verte mañana.” Patsy dijo en un viernes, cuando ya se cumplían las 4 semanas de estar encerrada en casa.
Tomé el siguiente vuelo a Virginia, sólo llevaba una maleta, pues en mi departamento tenía lo suficiente antes de establecerme nuevamente. Me despedí de mi pequeña y amada familia por la noche, ambos lloraban porque creían que no me encontraba bien, pero me aseguré en dejarles en claro que todo iba a estar bien.
Y con esos pensamientos abordé el avión que me llevaría nuevamente a Virginia.
El vacío que se sentía en mi vida necesitaba ser reemplazado en poco, así que ya tenía en mente lo que le diría a la señora Simpson. Necesitaba que todos creyeran que estaba bien, lo estaba, parcialmente.
Tiempo después bajé en Virginia y tomé un taxi hasta Cuántico; llegué a las oficinas a las casi a las 2:00 AM.
El equipo estaba llegando de California, todos sonrieron sorprendidos de verme.
–¡Hola!- Jenilee fue la primera en separarse para abrazarme. Su cabello rubio, esta vez contrastaba con el mío castaño; había vuelto a su color natural gracias a la pintura artificial que le habían puesto.
–¿Qué haces aquí?- Logan se unió al abrazo.
–La señora Simpson cree que ya es hora que se incorpore.- Patsy apareció por el pasillo, me separé de los chicos y corrí a su encuentro. –Pero la cita es para mañana a las 6 de la mañana.- dijo recibiéndome entre sus brazos.
–Mientras llegan las seis de la mañana...
–Podemos salir a cenar... O desayunar.- Harold continuó lo que su hermana, Carol, quiso decir.
Cuántico, Virginia.
14 de enero de 2019.La primer entrevista ya se había dado ayer, ahora estaba en espera de los resultados de la segunda.
Eran casi las cuatro de la tarde, sólo Logan estaba en las oficinas; Patsy había salido a alimentar a Emi, su gato.Caminé por los pasillos del edificio buscando algo con qué entretenerme. Había cogido un libro de la ley fiscal mexicana que había en la oficina de Harold. Aún no entendía que hacia ahí. Pero ya había aprendido dos artículos de ella y había terminado de leerla.
Entré donde los nuevos practicaban sus tiros. Tenía casi dos años sin practicar, no me hacía falta, pero necesitaba distraerme.
–Señorita Garzón.- Un hombre corrió a mi encuentro, había pasado dos horas en el cuarto de tiro, aún no fallaba en ninguno, pero había llorado cuando la bala impacto justo donde los recuerdos afloraban.
–Si, soy yo.- le dije, luego me entregó un sobre.
–Ha llegado al correo. No tiene remitente claro ni lugar de donde se escribió. Sólo tiene su nombre y entre comillas Poché.
–Puede entregarmela.- le dije con una pequeña sonrisa, mi mano tembló cuando la recibió y un pequeño mareo llegó.
–Muy bien, nos vemos luego... Por cierto, la señora Simpson la esta buscando.
–Gracias...- respondí, guardé el sobre en la bolsa interna de mi abrigo y emprendí camino hacia la oficina de la jefa de mi jefe.
–Se ha aceptado su nuevo proyecto.- dijo luego de que yo entrara en su oficina. –Obviamente se tiene que hacer una planeación de lo que quiere enseñar a los nuevos reclutas, pero está aceptado.
–Muchas gracias, señora.
–Pero hay algo más.- dijo recargándose en su silla giratoria. –Tenemos que prepararla para otro caso.
–Pensé que ya no me dejarían hacer eso.- dije recordando sus palabras el día anterior.
–Pensó mal. Mi jefe cree que usted es una excelente agente encubierto. Pero queremos prepararla para llevarla a Venecia, a una penitenciaria.
–¿Penitenciaria?- me sorprendí.
–Sí. No se preocupe, que tendrá otro año y medio para prepararse. Necesitamos la mayor información posible de estas tres personas.- estiró un folder con el sello del FBI. –Quedan ante usted dos de los fundadores de una red de trata de blancas y su nueva líder.
Miré las fotografías que había ahí. Inhale profundamente sintiendo un piquete cerca del corazón.
–La señorita Patsy queda ante usted para comenzar la investigación. Y felicitaciones, también puede regresar a campo, su arma se le regresará al igual que la placa que le pertenece.
–Muchas gracias.
Salí de la oficina mirando a una Patsy feliz.
–¿Manos a la obra?- me miró con una pequeña sonrisa. No pude hacer nada más que llorar entre sus brazos mientras caminábamos hacia la Patsy-Cueva.
Necesitaba comenzar se nuevo, luego de leer lo que había en aquel sobre, obviamente.
ESTÁS LEYENDO
[RESUBIENDO] Agente Encubierto: MJ Garzón.
FanfictionRESUBIENO / EN EDICIÓN. -Haremos esto. Pondré el temporizador y tienes dieciocho minutos para confesarte.- Daniela me miró, y esta si era Daniela no Diana, la dulce Diana de la que yo me enamoré. -Lo siento...- la miré desde mi lugar mientras cargab...