T1 - C7.

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Narra Daniela Calle.
Boston, Massachusetts, Estados Unidos.
31 de octubre de 2018.

Pensar que al menos ella no sufriría por mi desaparición me calmaba un poco. Debo admitir que en algún momento de los días pasado estuve por pedir una llamada a mi padre para decirle que canceláramos el plan, pero no era lo correcto. No para mí.

Días atrás, el 26 de octubre, Mario recibió un e-mail dónde necesitaban de mi trabajo. Y no había mejor fecha que la que habían elegido: 15 de diciembre.

Mismo día en que se celebraría la apertura del lugar en donde se implantaría mi bomba.
Así que comencé a conseguir los materiales que necesitaría y un nuevo móvil.

Cabe destacar que tuve que volver a cerrar las bodegas de la señora Mortis porque las necesitaba más yo que ella. Así que ahí vigilaban Jason y Mario de vez en cuando.

Hoy desperté más temprano de lo usual, el reloj de Alice marcaba las 4:23 de la madrugada. Su móvil no había dejado de vibrar en la mesita de noche; sin intentar hacer movimientos bruscos o ruido, me levanté de la cama y la rodeé para poder tomar su teléfono celular.

Había tres llamadas pérdidas de un número registrado con el nombre de Mamá (P). Resté importancia pero antes de dejarlo, nuevamente comenzó a sonar.

Salí de la habitación y respondí a la llamada.

-¿Eres tú?- esa voz... Esa voz la había escuchado antes. -¿Hay alguien ahí?

-Hay alguien ahí, Logan.- la voz de una mujer sonó por toda la bodega.

-No hay nadie, Patsy... No hay nadie, se esfumó otra vez...

-Sí. Habla Diana Smith, la novia de Alice. ¿Usted es su madre?

-¡Hola, querida! Sí, soy yo. Patty, un gusto.- asentí a lo que la mujer había dicho mientras intentaba borrar esos recuerdos de mi cabeza.
-Quería hablar con mi hija.

-Ella está dormida, pero puede dejarle un mensaje conmigo, con gusto se lo daré.

-Sí. Claro. Sólo dile que se comunique conmigo, extraño su voz y cuento los días para que vuelva a casa.

-Perfecto, yo...- la puerta detrás de la habitación se abrió mostrando a una molesta Alice. -Oh, mire. La despertamos, le paso la llamada...

Antes de hacerlo la llamada se cortó.

Salí de la casa de Alice a eso de las 10:03 de la mañana. Habían pasado seis horas desde la llamada y aún estaba molesta conmigo, aún no entendía que había de malo responderle a su madre; digo, sabía que no era lo justo, pero había insistencia en sus llamadas que pensé que era algo importante.

Pero no entendió razones, así que salí molesta del cúmulo de departamentos y caminé hasta casa.

-No estoy de humor para sus estupideces.- Mario y Paula me miraron desde el sofá. -¿Qué pasa?

-Nada, es sólo que Paula cometió un error en su último trabajo.

Mierda.

Esta era otra razón por la cuál necesitaba deshacerme de ellos.

Narra María José Garzón.
Boston, Massachusetts, Estados Unidos.
31 de octubre de 2018. 14: 22 hrs.

Había pasado toda la mañana en la cama comiendo cereal de fibra y nieve de chocolate. Estaba en el peor momento de mi vida, así que llamé a Patsy para que no me molestara, apagué el móvil y me puse a llorar en una esquina de la habitación.

Había tenido una pesadilla, una que fue demasiado real; y cuando desperté pensé que era así. El escenario que miraron mis ojos al abrirlos fue espantoso. Sabía que no era amor lo que sentía por Daniela, eran más mis ganas de seguir estudiándola y saber un poco más de las personas como ella. En mi vida profesional sólo sería un éxito más, un caso más que terminaría en algo asombroso; con ella tras las rejas pagando lo que hizo.

Pero ese sueño fue tan real que cuando miré la cama vacía y el closet a medio cerrar me espanté. Di un brinco en la cama y la escuché hablar por teléfono, había olvidado avisar a Patsy que ella se quedaría en el departamento pero es que ni siquiera lo planeamos, sólo pasó luego de unos besos y mi estúpido arrepentimiento por seguir con algo más que toqueteos.

La caja fuerte aún estaba cubierta así que decidí salir la habitación y la miré ahí, de espaldas a mí hablando con mi madre falsa.
Pero había algo que me hizo enfuerecer, y era su forma de pedir perdón cuando ni siquiera debía hacerlo.

Algunas veces dudaba que ella tuviese casi veintiocho años y se comportara como alguien menor; bueno, eso le daba ventaja ya que podía ser una chica de hasta 20 años gracias a su belleza y juventud. Por eso me odie, así que prácticamente la corrí de casa con la excusa de que estaba molesta por tomar mi móvil sin mi permiso.

-No es amor... No es amor.- me repetí antes de levantarme del piso y dejarme caer en la cama.

* * *

Desperté dos horas después, a las 16:33 de la tarde. Encendí el móvil y rápidamente marqué el número de Patsy.

-Patsy, soy MJ.

-Oh, cariño. Me tenías muy preocupada, tu padre quería comunicarse contigo pero le he dicho que estabas en servicio...

-Lo siento, me sentía mal así que he dormido toda la tarde.- mi disculpa pareció tranquilizarla pero no del todo.

Cuadró la videollamada minutos después. Había tres pantallas, mi pequeña familia, mi equipo y yo. Había hecho spaghetti para mí y a ellos podía verlos comer pizza. Papá cantó el feliz cumpleaños junto a Vale y luego le siguió el resto de los que estaban presentes de forma virtual; está de más decir que lloré y comencé a preocupar a todos. No era de esas chicas que se ponían sentimentales con cualquier cosa, eso me lo había enseñado mi trabajo; pero todo esto me tenía mal.

-Las hormonas.- Patsy mordió la punta de su bolígrafo mientras se acomodaba en la silla.

Habíamos hablado por más de una hora, luego de que el equipo y mi padre partieran el pastel, papá cortó no sin antes decir unas lindas palabras para mí.

-Estoy muy orgullosa de lo que has hecho, así que ya comienzo a contar los días para que estés de vuelta en casa.

Vale le siguió diciendo: "Eres esa heroína que siempre voy a admirar. Da todo de ti, mi gran cerebro."

-Tal vez... Me comenzará la regla en dos semanas, me parece raro.- Patsy asintió antes de que otra llamada entrara.

-Me tengo que ir porque el jefe necesita información. Hablamos luego... Prometo no llamar si tu no lo haces. Pero hazlo luego que me preocupo. Cerebro.

Colgamos. Suspiré mirando el departamento impecable, ni siquiera había disfrutado tanto de él como pensaba. El timbre sonó y luego la voz de Alice.

-Sé que estás ahí. Se hace tarde y necesito mi traje... Probablemente no quieras salir conmigo después de lo que pasó en la mañana y lo entiendo...

Abrí la puerta y ella se tropezó antes de entrar. Tomé su rostro y la acerqué a mí para besarla.

Definitivamente eran las hormonas.

[RESUBIENDO] Agente Encubierto: MJ Garzón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora