T1 - C8.

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Narra María José Garzón.
Boston, Massachusetts, Estados Unidos.

-¿Cómo me veo?- Daniela, o Diana, me miró a través del espejo que había dentro se mi habitación.

-Pareces un sexi zombie.- reí mirando el maquillaje que ella había hecho para mí. Yo ni siquiera hubiese logrado hacer la línea de gato sin ayuda de una regla y tres horas de anticipación.

-Será que no te has visto aún.- se acercó y rodeó mi cintura, besó mis labios de una manera tan tierna que sonreí en el beso.

No habíamos llegado a mucho, pues ella "lo arruinó" soltando las palabras que no quería escuchar: "tenemos que ir a esa fiesta". Resignada me levanté del sofá y corrí a mi habitación para ordenarla un poco y también guardar algunas cosas.

Mientras ella almorzaba spaghetti, yo me duché de una forma veloz y eficaz. Salí de la habitación y la miré tecleando algo en su móvil, me asomé y sólo pude ver que era de alguien llamado Jason.

No quise pensarlo mucho, pues, aunque ella no lo supiera, yo quería disfrutar mi cumpleaños. Hoy no estaría al 100% en mi servicio, así que acepté esas margaritas que me ofrecieron en el bar al que llegamos primero.

Eran eso de las 21:43 horas cuando llegamos al lugar, por el camino pudimos ver a un montón de personas con disfraces sensacionales. Mario, el amigo de Diana, había pasado por nosotros a mi departamento. Así que él nos llevó toda la noche a todas las fiestas universitarias.

Me sentía como tal, una chica universitaria disfrutando de su vida. Por un momento olvidé la velocidad que necesitaba un auto para alcanzar un guepardo, los miles de trastornos que tenía un criminal y que, estaba conviviendo con ellos.

Me sorprendió que Paula desapareciera por un par de horas, según sus amigos tenía un pendiente que hacer.

Bebí con moderación, pero yo que no acostumbraba a hacerlo, parecía que hubiese bebido barriles y barriles de cerveza; caminamos por la calle que nos llevaba al edificio de departamentos donde vivía. La chica a mi lado me llevaba de la cintura mientras yo hablaba de lo aburrida que sería la vida si no existiera maldad; le comencé a hablar de lo que pensaba de los asesinos y por un momento estuve por mencionar que para mi hermana yo era su heroína. Pero me quedé en silencio y antes de que preguntara algo más, besé sus labios.

Esta vez sin frenos. Eso me repetí cuando entramos al ascensor y sus brazos tomaron mis piernas e hicieron que las enredara en su cintura. El disfraz no ayudaba mucho, ya que terminamos riendo a medio beso cuando metí mi mano por el orificio equivocado; aún así me cargo en sus brazos hasta la puerta de mi habitación. La señora Long nos miró raro, al parecer le había molestado el ruido de nuestras risas a las 4:33 de la mañana.

Bajé de sus brazos y segundos después los tenía rodeando mi cuerpo, abrí la puerta sintiendo sus labios por mi cuerpo.

-Pareces irreal...- su voz sonaba tan dulce que mi piel se erizó. -Hazme saber que eres real, sólo esta noche.

Fue la propuesta más dulce que tuve para poder tener sexo con alguien. Pero había algo en mi mente que me advertía que eso no era parte del trabajo. Desheché esa idea y acepté gustosa sus labios, tomé su mano luego de separarme y la llevé hasta mi habitación.

Dejé que quitara mi ropa de esa forma que lo había hecho todas las noches desde hace un mes. Pero esta vez lo hizo con más... ¿Amor?
Sonreí antes de cerrar los ojos y dejarme llevar por sus caricias.

Dejé que mi espalda se acostumbrara al frío y blando colchón, mis piernas se abrieron dando la bienvenida a su cuerpo que se acomodó a la perfección entre ellas. La desnudé, como nunca me había atrevido. Cambiamos de papel y comencé a besar su cuello y bajar hasta sus senos. Un suspiro escapó de su boca cuando di el primer beso en su seno derecho.

El momento fue mágico, me sentía como la típica chica a la que acababan de desvirgar pero de una manera casi perfecta. Podía ver mis pies fuera de la sábana y el brazo de Daniela rodeando mi cintura. Me removí en mi lugar para poder encararla; me preguntaba en que momento mi corazón había sido capaz de sentir amor luego de Laura. Laura había sido una de las personas más importantes en mi vida, la conocí luego de hacerme un estudio de Alzheimer. Había leído mucho sobre el tema así que me entraba esa duda, mis abuelos habían sufrido de Alzheimer, así que podía ser candidata a sufrirlo; Laura me enseñó algunas cosas sobre el tema ya que comenzó a estudiar del tema luego de que su madre fuese diagnosticada, la perdí una semana después de conocerla gracias a un asesino en serie que se había movido desde Texas hasta Miami.

Dejé de pensar en Laura cuando mi índice trazó la silueta de su rostro, no la tocaba, sólo movía mi dedo cerca de su rostro.

No podía entender como en una mujer tan linda y tierna podía existir una mente retorcida, como podía haber tanta maldad en su ser. Todos culpaban a la vida que Germán, su padre, había llevado. Pero en parte no era así, había algo más que la hacía ser así... Y aún no lo descubría.

Daniela Calle había vivido prófuga de la justicia con seis nombres falsos, Diana Smith era el último; primero fue Elena, luego Lisa y Noora, de ahí siguió Alena, Irina y Ashley.

Había usado las iniciales de su nombre real para formar los falsos de forma aleatoria.
Seguí admirándola por dos minutos más, antes de caer nuevamente en los brazos de Morfeo.

Boston, Massachusetts, Estados Unidos.
20 de noviembre de 2018. 11:23 hrs.

Habían pasado ya dos semanas y media; los días estaban contados para que esta misión terminara.

Había estado separada de Diana luego de que me dejara por la mañana luego de tener sexo. Dejó una nota disculpándose por irse, pidió que llamara cuando despertara pero no lo hice.

Ese mismo día me encerré en mi habitación diciendo a la recepcionista del edificio que dijese que no estaba en el departamento.
Ya había ideado el plan, así que tenía que idear la forma de citarla en el lugar donde se instalaría la bomba.
Había quedado con Logan que informara al equipo anti-bombas para esta misión, había estudiado la forma en que las hacía así que un día hice una bajo la supervisión de un equipo.

12 de noviembre de 2018.

Viajaba al sur de Boston para hacer un intento de desactivar una bomba como la que hacía Daniela. Viajaba en taxi hasta una casa alejada de todos, a la orilla de la carretera me esperaba un vehículo particular; mismo que me llevó al lugar indicado.

-Bueno, como verán. A lo largo de todos estos años, para todos nosotros ha sido imposible evitar que la señorita Daniela Calle active sus bombas. Además que es extraño que restos de ellas queden completas; comencé a estudiar la forma en que las fabrica y creo que lo descubrí, por eso estamos aquí.- miré a todos los presentes, había seis personas en el lugar, todos expertos. -Así que fabricaremos una bomba al estilo de Daniela, luego intentaremos desactivarla. La bomba tendrá un seis horas antes de que estalle, sin embargo, las que fabrica esta chica sólo se tienen tres minutos después de activarla.

20 de noviembre de 2018. 11:25 hrs.

Había logrado descubrir la forma de desactivar la bomba en dos horas, luego el equipo siguió practicando; dos de ellas estallaron y sólo una fue desactivada, en treinta y cinco minutos.

Obviamente que me preocupaba aquello, pero evitaría que ella tocara su móvil el día de la cena. Porque sí, la invitaría a una cena que sería nuestra despedida en el día de su cumpleaños; el real.

Había hablado con Patsy para que comenzara a rastrear los móviles de sus amigos. Descubrimos que Mario era experto en computación y sistemas, además que se encargaba de conseguir los trabajos de Paula, Daniela y Jason.

Patsy también descubrió que Jason había trabajado para entes gubernamentales y que se encontraba viviendo en Boston.

La emboscada para ellos sería horas antes de que mi misión terminara, todo para no causar sospechas en Daniela.

Sólo faltaba que llegara el día.

[RESUBIENDO] Agente Encubierto: MJ Garzón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora