|04|Eres muy tierna|

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Capítulo 04

"Eres muy tierna"

Lara

No podía mirarlo a los ojos, miraba mis manos algo nerviosa, mi pie se movía rápidamente, no sabía que hacer. Miraba mi "herida", que ahora, sorprendente mente ya no estaba.

—A ver, déjame ver si entendí —me decidí por mirarlo —. Cada vez que tu... me besas, se cura una herida ¿o como? —dije confundida.

Estando sentado en el sofá en frente mío, soltó una leve sonrisa, se decidió por hablar.

—Algo así, cuando te lastimas físicamente, tengo que besarte, de ese modo, curare tu herida —sonrió con los labios juntos.

—Ohh, ya entendí, pero... ¿por qué?, es algo extraño que tu, me beses sin ser... nada —dije desviando la mirada algo avergonzada.

—¿Ser nada?, ¿que quieres insinuar? —dijo sonriente lo mire ruborizada.

—N-no, nada de lo que te imaginas —negué con las manos roja —. Es obvio, como podríamos ser algo tu y yo, solo eres mi protector un ángeles y yo soy una chica común y corriente y... —me interrumpió.

—Lara —me miró lindo —. Esta bien, ya entendí —sonrió.

—Bien, en ese caso, me iré a dormir —dije levantándome del sofá, pero el chico me detuvo del brazo.

—Espera —dijo mirándome atento.

—¿Que sucede? —dije mirándolo, alce la ceja.

—¿En donde dormiré? —dijo haciendo un leve puchero con sus labios color rosa carnoso.

—¿En donde dormirás?, pues es obvio ¿no?, debes irte a tu casa, nos vemos luego —traté de irme, pero no me soltó.

—Si te cuidare, debo cuidarte a todas horas, tengo que quedarme aquí, en tu casa —dijo sonriendo.

—¿En mi casa? —dije sorprendida —.¿Y que se supone que le dije a mi tía?, pensara mal —desvié la mirada.

—Mmm, sencillo, puedo alterar su memoria, pensara que... tu y yo nos conocemos desde ya hace mucho tiempo, que somos mejores amigos, y que yo vivo contigo ¿que dices? —sonrió mostrando sus dientes perfectos.

Su idea no era para nada mala, solo que sería algo incómodo vivir con un hombre, que apenas conozco, y bajo el mismo techo, pero estoy en deuda con el, me salvo tres veces, supongo que ahora le debo dos favores, quizá...

—Esta bien, pero promete que sólo será mientras me cuides —suspiré y lo mire a los ojos.

—De acuerdo —sonrió.

—Bien, sígueme —tome su mano y nos dirigimos a las escaleras.

Mientras llegábamos a mi habitación, imaginaba un millón de cosas, ¿que haría este chico aquí?, no siquiera me explico con detalle como es que el está aquí para cuidarme, debería exigirle que me cuente más de sí mismo ¿no puedo vivir con un extraño aquí... en mi casa?

—Bien, aquí es, entra —lo empuje, de modo que este entro a mi habitación.

Mirábamos ambos con detalle el lugar, las paredes, mi cama, mi escritorio, mi luz de noche etc. Pude percibir que soltó una leve risita.

Mi única misión eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora