Capítulo 35: La sorpresa de los preparativos.

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-Y cuando planeas proponerselo?- Dijo el padre de Alois sin levantar la vista de los documentos que tenía sobre el escritorio.

-No lo sé. Cuando acabe el último semestre quizás- Se encogió de hombros, mientras sentado con las piernas cruzadas frente al escritorio de su padre ayudaba enmarcando deudas económicas y reducción de gastos de la empresa.

-Podrías fingir que te interesa si quiera. Que harás cuando ella quiera tener hijos?- Alois dejó los papales y el marcador sobre sus piernas y se recargó hacia atrás en su asiento.

-La quiero, papá. No de la forma en que te gustaría, pero yo si quiero a Elizabeth.
En cuanto al sexo, lo hemos tenido. Una sola vez, resultó. No debería preocuparte si funciono en la cama o no. Es mi intimidad- Le miraba serio e imperturbable.
Lo del sexo claro que era mentira. Habían ido a una fiesta, se habían besado un poco y a la mañana siguiente ambos estaban medio desnudos durmiendo en la misma cama, pero Elizabeth estuvo muy borracha la noche anterior y le hizo creer que si lo habían echo. Cuando en realidad su cuerpo femenino no le provocaba nada.
La chica se lo creyó.

-Entiendo- Su padre se quitó los lentes dejándolos sobre el escritorio mientras se tomaba el puente de la nariz.

-En cuanto a Claude...

-No le he visto durante nueve meses. La ultima vez que tuvimos contacto fue la última vez que le visite en el hospital para saber como seguía luego de haberse desmayado- Alois se encogió de hombros fingiendo indiferencia.

-Tu aún lo amas?- Alois se puso de pie y dejó los papeles donde habían círculos y marcas en torno a ciertos números.

-Reduce el costo en papelería y fotocopias y te ahorraras buena parte de de dinero para la cotización de los empleados- Su padre le miró y sonrió complacido por su efectividad.

-Sin duda finanzas es una buena carrera para ti- Dijo el mayor tomando los papeles observándolos con satisfacción.

-Manejarás a la perfección la empresa sin dudas- Volvió a decir y Alois simplemente tomo su chaqueta saliendo de la oficina.

Hace tanto Claude no pasaba por su cabeza, al menos no cuando estaba despierto.
Aun no podía creerse que habían pasado nueve meses de la ultima ve que le vio, o de la ultima vez que pensó en el.
Había cumplido ya los diecinueve y estaba ocupadísimo con todo lo de la universidad, pues finanzas era una carrera algo pesada, pero no le iba para nada mal, por el contrario, luego de mucha practica la matemática se había convertido en su fuerte.
Se había estado manteniendo ocupado a propósito, ayudándole a su madre en la cafetería los fines de semana y manejando los presupuestos y practicando en recortes económicos en cosas de menos importancia en las empresas de su padre. Solía leer bastante, había aprendido a tocar el piano y también había aprendido a confeccionar trajes a mano, ingreso que utilizaba para ganarse su propio dinero y no depender económicamente de sus padres.

Alois había dado un ENORME salto a la madurez. básicamente se había desprendido de sus padres, con la excepción de que aun vivía bajo aquel techo por el simple hecho de que su madre se lo había pedido. de otro modo se habría marchado hace mucho.

Alois había cambiado. Era un hombre serio, un hombre responsable.

Habia pasado de correr por toda la casa a pasar todo el dia en su cuarto, había pasado de disfrutar las golosinas a tenerles asco, había pasado de hablar hasta quedarse sin aliento a estar callado y escuchar como si fuera una muñeca inexpresiva e inerte.

Habia cambiado.

se había roto.

   

Alois entró a casa en silencio dejando su bolso a un lado de la puerta.
Estaba oscuro, había terminado algo tarde las clases aquel día, pues tenía que recoger varias cosas junto a su matrícula y renovación.
Había acabado su primer año en finanzas, solo quedaban dos mas.
Se sentía algo cansado. Miró al rededor y estaba sumamente oscuro. Parecía no haber nadie en casa.
Caminó al interruptor de la luz y se giró nuevamente a la sala.

¡Sorpresa!

Pegó un gran brinco del susto.
Observó a su prometida sosteniendo una cajita pequeña de regalo, a su primo junto a su madre y demás conocidos que estaban ahí.

-Vaya! Y esto a que se debe?- Dijo sonriendo, caminando a la chica rubia dejándole un beso en la mejilla.

-Ha que has pasado como uno de los mejores tres de la clase- Dijo Elizabeth contenta y animada como siempre. Alois solo soltó una suave risilla baja.
La rubia le tendió la pequeña cajita y Alois la tomó con cierto deje de emoción.

-Que es?- Decía quitando cuidadosamente el envoltorio colorido.

-Pues abre! No quiero arruinar la sorpresa- Chilló ella.
Alois quitó el papel de adorno y observó la caja negra cuadrada, no parecía medir mas de diez por diez.
Le quitó la tapa hallando un reloj dorado bastante lindo, y junto a ese otra pequeña cajita de terciopelo.

-Abre ese!- Indicó la rubia dejando caer el mentón en el hombro de Alois.
El rubio de ojos azules sacó la caja mas pequeña que cabía en la palma de su mano, la abrió y al mismo tiempo sus ojos se abrieron ante la perplejidad.

-Esto es...

-Un anillo de compromiso!- Dijo ella observando la joya dorada que permanecía en la pequeña caja.

-Estas de broma!- Alois se giró a observar a la muchacha completamente sorprendido.

-Nop- Dijo ella de forma infantil mostrando sus dedos a Alois donde poseía un anillo dorado a juego con el que poseía la caja.

-Te has adelantado- Rió Alois tomando el anillo deslizando el dorado artefacto por su dedo anular.

-Me lo ibas a pedir?

-Se supone que en esta fecha- Se encogió de hombros Alois observando el anillo de compromiso que lucia junto al otro anillo dorado de rubíes incrustados.

-Quítate ese, no luce a juego- Elizabeth le tomó la mano quitandole el anillo que poseía esos cristales rojos.

-Lo guardaré para ti.

-Eh. No, yo puedo...

-Damelo, Elizabeth. Lo guardaré yo- Habló Ciel. sin esperar respuesta de la chica tomó el anillo de su mano y se lo metió al bolsillo.

-Esto quiere decir que se van a casar?
     

      

-Es eso... verdad?- Los ojos de Claude se inundaron en lágrimas cuando Ciel asintió lentamente con la cabeza.

-Yo no quería que lo supieras así... es que...

-No ha sido culpa tuya- Sebastian acarició los cabellos de su novio para tranquilizarlo.

Luego de aquella propuesta de matrimonio no pasó mucho para que los preparativos y demás comenzaran de inmediato, y por supuesto el rumor del compromiso de Elizabeth y Alois había viajado por las bocas a la velocidad de la luz llegando de infortunio a quien menos debía.

   

-El realmente va a... casarse- La voz de Claude salió cual quejido lastimero.
Su mirada estaba dolida, y se dejó caer en el sofá sintiéndose de pronto muy cansado.

-Acaso el ya no me ama?- Se pasó las manos por la cara quitándose los lentes y dejándolos sobre la mesilla frente a él.

-Lo siento. Realmente tu no te mereces esto. Hermano, todo ha sido mi culpa- Sebastian se arrodillo frente a sus piernas, posando las manos en sus rodillas mientras le observaba dolido y arrepentido.

-Todo ha sido mi culpa...

-No es así. Tu no tenías nada que ver, quien le mintió fui yo. Y ya no hay nada que podamos hacer. Nada- una lágrima se deslizó por su mejilla.
¿Hasta cuando podría ocultar su dolor?

¿Cuanto mas podría soportarlo?

Porque ya no se sentía capaz.
   

  

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FELIZ AÑO GENTE BELLA!

No olvideis que os amo💕

Fuera De Cámaras<AloisClaude. (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora