Llevaba encerrado en los calabozos unos meses. Mi madre me había informado que vendría de visita alguien especial. Un ex refugiado del trono de Asgard. Alguien en quien mi padre confía plenamente.
Mi madre pidió mi presencia y padre aceptó. Así que ahí estaba, parado frente al trono que debía ser mío, esposado de muñecas y pies. Escucha do un pequeño discurso de mi no padre sobre mi comportamiento con la visita. Odín darían un gran banquete por esta visita tan especial.
Los guardias se acercaron a avisar que esa tan esperada visita había llegado. Por la puerta entró una mujer, joven. Con un vestido digno de la realeza color celeste, con detalles en dorado. Lucía demasiado bien.
Hace tiempo no estaba con una mujer, y el marcado cuerpo de la que acababa de entrar por esa puerta se veía increíble. Su cabello era negro como la noche y largo hasta la altura de los codos, color que también tenían sus ojos.
"Te gusta lo que ves asgardiano?"
"Un momento... Cómo te metiste en miente?"
"Eres un libro abierto querido. Puedo leer hasta tus más íntimos pensamientos."
"No puede ser... Entonces sabes la respuesta a esa pregunta"
"Lo sé... Es una lastima que estés encadenado de manos y pies"
Podía ver su sonrisa pícara, mientras hablaba con mi padre. Parecía ser una mujer fuerte e independiente. Era muy atractiva. Algo en ella llamaba mi atención, podía verla a los ojos, y ella no mostraba temor como las demás.
El banquete transcurrió normal y aburrido. Descubrí que esa hermosa dama es la diosa de la guerra, sabía que ocultaba algo. Mi padre la había mandado por los 9 mundos a defender pueblos débiles de invasores en nombre de Asgard.
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Estaba otra vez en mi celda, leyendo un libro que madre me había llevado. Hasta que sentí una presencia.
Nadie logra asustarme -cerre el libro ye senté en mi cama, observando a la diosa de la guerra, parada detrás del vidrio que me mantenía separado de ella-
Quería verte sin las esposas -se acercó al cristal-
Aquí me tienes -mirandola y sonriendo- así que la diosa de la guerra? -me recosté en el vidrio con un brazos- que trae a esta belleza a mis calabozos.
-ella rio- quería ver al famoso Loki, dios de las travesuras y las mentiras. Al hechicero mimado de Frigga -se acercó aún más- la oveja negra de la familia real. El legítimo rey de Jotungeim -ella sonrió mirando mis ojos, tenía tantas sensaciones dentro de mi-
Ella provocaba que me dieran ganas de poseerla, de hacerla mía y que se vuelva mi reina.
Te han dicho todo eso de mi? Me alaga -le regalé una sonrisa ladina mía-
No, tu me lo has dicho, al verme a los ojos -sonrio- puedo sentir todo lo que tú sientes. Ese dolor, que trataste de convertirlo en odio -mirandome a los ojos- pero no puedes odiar a tu familia.
Tu no me conoces -dije serio y molesto. Me aleje del vidrio y camine unos pasos-
Quizá no te conozca, pero puedo leerte -senti una mano en mi hombro, mediatamente la acorrale contra la pared- no puedes herirme ni matarme ppras que quieras Loki -miraba mis ojos, como si estuviera leyendo mi alma-
Que me has hecho? -la tenía tan cerca que podía sentir los latidos de ti corazon- por qué siento esta atracción hacia ti?
Quizás porque me necesitas para lograr tus objetivos -acaricio mi mejilla, su tacto fue tan suave y satisfactorio, podría acostumbrarme- y yo te necesito para los míos -ambos sonreimos-
Sin pensarlo dos veces la bese, fue un beso lleno de pasión. Con solo unas horas de conocernos, ella ya podía usarme para lo que quisiera. Estaba completamente rendido a sus pies.
