Me desperté temprano esa mañana. Podía ver cómo la lluvia caía por mi ventana. Hacía mucho frío, ese día estaba pronosticado que nevara.
Me dirigí a la cocina a preparar un té. Me recosté en la ventana con mi taza de té en mano, observando la lluvia caer, el hermoso paisaje que estaba fuera de la casa, a pesar de ser un día lluvioso y frío, era perfecto.
Minutos después sentí unos pequeños brazos rodear mi cintura. Sonreí al recordar con quién me encontraba.
Buenos días -dijo ella con una voz adormilada-
Buenos días princesa -dije yo, tomando su mano y besándola- como durmió la señora Hiddleston?
-ella sonrió algo nerviosa- muy bien, acompañada del señor Hiddleston -ambos reimos. Me gire para verla, estaba algo despeinada, con una camiseta mía puesta-
Tienes hambre cariño? -acaricie su mejilla y ella cerró los ojos asintiendo- desayunemos entonces -deposite un suave beso en sus labios-
Te he dicho que te amo -dijo mientras caminábamos a la cocina-
Si cariño -bese si frente- pero puedes seguir diciendolo todo lo que quieras -sonrei y la abraza-
Ahí estábamos, después de tantos problemas, idas y vueltas, miedos, inseguridades, celos, discuciones y peleas, por fin estábamos juntos. Nos costó muchísimo lograr estar juntos, puedo decir que en cierta manera nos desgastó un poco, pero ninguno se rindió. Nos amabamos y no volveríamos a dejar que nadie, ni nada nos separe.
Disfrutaríamos de esta luna de miel en Amsterdam, y luego disfrutaríamos de nuestra nueva vida juntos.