Capítulo 32

20 3 2
                                    


Unos ruidos provenientes de la cocina me despertaron, me acerqué al pasillo y vi como una luz iluminaba levemente la cocina. Por alguna razón me imaginé de quien se podía tratar.

Me dirigí hacia allí t me encontré a Tristan tirado en el suelo con una botella de alcohol en la mano.

-¿Qué estas haciendo?-murmuré al entrar.

-¿Beber?- respondió pegándole un trago a la botella. No podía dar crédito a lo que mis ojos estaban viendo. Le quité la botella de las manos.

-¿Y esta botella?

-Estaba ahí-dijo señalando la nevera e intentando recuperar la botella, pero no pudo.

-¿Por qué estas bebiendo a estas horas?-pregunté, pero no obtuve respuesta.

Tras unos minutos en silencio en los cuales Tristan se encontraba mirando al suelo, dirigió su mirada hacia a mí.

-Por ti.

Me quedé paralizada. Me esperaba cualquier contestación excepto esta. Se pasó la mano por el pelo y volvió a hablar.

-Por tu culpa.

-¿Qué he hecho?-dije molesta.

Solo me faltaba que siempre me culpase de cada cosa que le pasase.

-Por insistir en conocerme.

-¿Y esa es razón para que bebas?

-Sí- fijó su mirada en la mía y mi corazón comenzó a latir demasiado rápido.

Desde el primer momento que me crucé con él, la intriga por saber de él me invadió. A pesar de toda la mierda que ha pasado desde que lo conozco, sé que detrás de todo eso, hay una parte buena.

-Será mejor que te vayas a la cama, mañana no aguantaré tu humor de mierda.

Él, sorprendentemente, obedeció mis órdenes. Se levantó del suelo y se dirigió hacia la habitación y cerró la puerta tras él. Segundos después de comprobar que se había ido a la cama, me dirigí a dormir. Después del día que habíamos tenido, lo único que me apetecía era dormir horas y horas.

*

A la mañana siguiente me desperté sobresaltada al escuchar unas voces, miré el móvil y vi que eran las ocho de la mañana. Me giré y vi que Sophie seguía durmiendo así que ella no podía ser la causante de esas voces.

Salí de la habitación, no sin antes coger un paraguas a modo de defensa personal, sé que suena un tanto dramático, pero era muy miedica para estas situaciones.

Una vez en el pasillo, vi como la puerta de mi habitación estaba medio abierta, me asomé y vi a Tristan en la cama, pero este se encontraba gritando en sueños.

-¡Aléjate!

Suspiré aliviada al ver que se trataba de Tristan.

-¡Que te vayas!

-¿Trsitan?-dije acercándome a él.

-No fue mi culpa....

-Tristan-le volví a llamar.

-No pienso cargar con eso...

le agarré del brazo haciendo que se despertase. Su respiración era agitada y le costaba respirar.

-¿Estás bien?- pregunté aunque la respuesta era más que obvia.

Me dirigí corriendo a la cocina ante su cara de confusión para coger un vaso de agua. Se lo ofreció y este lo cogió sin rechistar. Me aparté y me senté en los pies de la cama.

Le miré fijamente y observe que se encontraba en ropa interior, su cuerpo lleno de tatuajes era digno de admirar.

-¿Cuánto tiempo llevas aquí?-habló sacándome de mis pensamientos.

-Un par de minutos nada más-susurré.

-¿Qué has escuchado?

-Nada..-dije incomoda

-¿Por qué tu cara demuestra que te mueres por preguntarme algo?

-Sólo decías que no ibas a cargar con ello..-repetí sus palabras.

-Y quieres saber a que me estaba refiriendo, ¿cierto?

-Me gustaría saber más de ti.

-Mentira, solo quieres saber de que hablaba por que me has escuchado y te ha picado la curiosidad, ni si quiera te interesa la historia.

-No sabes lo que pienso, y mucho menos lo que me interesa o no. Hay cosas que pienso y no las digo.

-¿Cómo que?

-Pues como que... no eres mala persona.

Al escuchar aquello dejó de estar a la defensiva.

-También sé que no te caigo mal.-comenzó a reí.

-Me caes mal de verdad, no tanto como dejo ver, pero hay algo que no me convence.

Aquel Tristan completamente borracho, no tenia nada que ver. Se podía entablar una conversación con él.

-¿Por qué nunca me hablas de tus padres?- me preguntó al cabo de un rato.

El corazón se me paró. ¿Por qué me preguntaba eso? Siempre decía que yo no era relevante para él.

Me miraba fijamente esperando una respuesta. No quería responder. Las lágrimas amenazaban con salir y apenas  sabía como actuar.

-Es delicado.-Logré decir.

-Seguro que no es para tanto.

-Tristán, de verdad que no..

-Por favor- me cogió del brazo.

Era la primera vez que pronunciaba aquellas palabras.

Odiaba recordar el pasado, pero una parte de mi quería hacerlo, y desahogarme. 

-Mi madre falleció cuando yo era pequeña, y desde entonces mi padre ha estado con varias mujeres esperando que  alguna de ellas ocupase su lugar y se encargasen de mí.-dije encogiéndome de hombros.

Tristan acarició levemente mi brazo para consolarme.

-Hasta que llegó Danielle, la nueva mujer de mi padre la cual se encarga de hacer que mi vida sea un infierno. Mi padre siempre está viajando por trabajo así que cree todo lo que su mujer le dice. Sé que parece la típica niña caprichosa a la que su papi no hace caso, pero es duro perder a una madre y que la única familia que te queda ni si quiera se atreva a mirarte a la cara.-Dije llorando, odiaba sentirme vulnerable pero necesitaba sacar todo lo que llevaba dentro de mí. 

Trsitán me acercó a él y me abrazó fuertemente para tranquilizarme. Acariciaba suavemente mi espalda mientras yo trataba de dejar de llorar. Ese momento me hizo sentir bien. Era la primera vez que me abría tanto con alguien y sabía que me iba a arrepentir de haber confiado en él, pero en este momento me sentía segura.

Le había confiando mis temores. Sí, a la persona a la que más odiaba en esta ciudad. Parecía irónico. En cambio, por mucho que me pusiera de los nervios, en estos momentos me inspiraba confianza.

Acercó su rostro al mío y posó sus labios en mi frente para dejar un beso con ternura. Se separó para mirarme a los ojos y descubrí un brillo en sus ojos.









Try HardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora