Un campo entre ruinas

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A.D.E: Este capítulo, como dije en la N/A del final, tratará solo del señor Rich, con su grupo. Sin nada más que decir, que empiecen los juegos del hambre (? :

—Che, ¿cuando vamos a llegar? Estoy hasta las pelotas. —un argentino reclamaba todo el camino, no parecía tomar rumbo alguno la caminata.

El francés le hablaba cosas al español, el cual se limitaba a de verdad escuchar las cosas más importantes. De vez en cuando charlaba con el argentino pero era solo para callarlo y que siguiera mientras sus pies aguantaran.

El largo rato que habían caminado, más o menos unas tres horas, no parecía dar frutos. Los edificios destrozados no paraban de salir y mucho menos se veían árboles o naturaleza alrededor.

—Tengo sed wacho, aunque sea una Río Claro me la voy a tomar...

—¡Cállate y sigue avanzando! —el español no quería hablar, solo tenía que encontrar lo que le dijo el francés, aquella especie de granja donde se podría instalar el Imperio 51.

—Oye Rich, compórtate un poco con el muchacho. —el francés trataba de calmar al español, pero este se cabreaba cada vez que el argentino decía una estupidez o interrumpía la conversación entre ellos dos.

—¿Por qué tuve que elegir a él? —a veces se culpaba a sí mismo por elegirle.

—Empiezo a dudar de tu cordura, Rich, te estás volviendo un poco inestable.

—Inestable será el retrasado que elegí...

—No te culpes a ti mismo, solo fue un error.

—¡Pero esto no es un juego de niños, es una guerra Shadoune, entiéndelo!

El francés se quedó callado, en cierta parte tenía razón, pero no quería que el español perdiese su cordura antes de que la batalla final comenzase.

—Inhala y exhala, Rich...

—Ya no trates de tranquilizarme, fue suficiente con el idiota argentino.

—Rich, te lo pido por favor, cálmate.

—Basta, Shadoune. No necesito tu ayuda...

El resto de la caminata fue en silencio, Rich al fin sintió un momento de tranquilidad. Pero todo se fue al carajo cuando:

—¡Estoy hasta las bolas, devolvámonos!

—Oye chico, te pido que dejes de gritar. —el francés trataba de mantener a todos normales, pero con el argentino fue imposible.

—¡HASTA LAS BOLAS, ENTENDÉS, HASTA LAS BOLAS ESTOY!

—¡FRANCO, VETE A LA MIERDA TÚ Y TU PAÍS, ESTOY HARTO DE TI! —el chico no se esperó esas palabras del español, ¿por qué en esos momentos le dijo la verdad oculta?

—¿Sabés qué? No te necesito, andáte a la chota.

—Pues bien por ti, luego no empieces a llorar después.

Y así fue como el argentino tomó otro rumbo, devolviéndose al edificio donde se encontraban unas horas antes ellos.

—Te dije que te controlaras...

—Mira el lado bueno, tenemos una carga menos Shadoune.

—Tu no empieces a llorar después cuando le pidas perdón al chico, te advierto.

—Dime la probabilidad de que eso pase.

—Tal vez sea muy poca, pero estoy seguro de que pasará.

EliteCraft - El principio del finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora