Capítulo 16

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Axel

Me levanté con un brazo rodeándome el cuello, mierda, Emm. No me gusta quedarme a dormir con chicas, no veo nada bonito en ello, nunca he dormido con ninguna chica, excepto hasta que he conocido a Emm. Cuando estoy junto a ella todo mi cuerpo reacciona, me pone tenso en todas las partes, y no solo a nivel sexual, hay algo en ella que hace saltar todas las alarmas en mi interior, estos sentimientos me recuerdan al pasado, cuando tenía doce años, no me llegué a enamorar, pero me gustaba demasiado una chica mayor que yo, nos liamos unas cuántas veces y parecía que la cosa se ponía seria, pero al poco tiempo me enteré de que ella se veía con otro tío, de su edad, y ahí fue cuando empecé a ser el antiguo Axel, me juré a mí mismo no volver nunca a fijarme en una tía, me acostaría con la que me gustase y ya está, nada más ocurriría, así nadie me haría daño.

Me levanto de la cama y me voy, no he hecho bien en dormir a su lado, no quiero hacerla daño, es muy buena chica, y cualquiera que esté a mi lado acabará mal, lo sé por experiencia, soy como una explosión, toda persona que está a mi lado acaba herida. Lo mejor que puedo hacer es alejarme de ella, la hará daño esto, pero será algo pasajero, no la dará tiempo a sentir lo suficiente por mi como para acabar rota. Llego a mi habitación y me ducho, me pongo un chándal, esta vez el pantalón es negro y la camiseta roja. Me dan las doce de la mañana y no he hecho nada. Debería ir a hacer la compra. Miro mi teléfono y tengo un mensaje de Emm, joder, me pregunta si tengo planes para hoy, quiere ir a ver la ciudad. Finalmente acabo aceptando, es nueva aquí, y comprendo que está sola, lejos de su familia, no es que me dé pena, pero cuando fui a Barcelona por primera vez estaba muy solo, necesitaba salir, conocer la ciudad y ella se debe sentir igual, además la acaban de poner los cuernos, no se merece eso. Salgo de mi habitación y llamo a su puerta, ella abre, lleva unos pantalones ajustados azules, unas vans negras y una camisa de media manga, está impresionante. 

-Ee hola, Emm. -Es lo único que puedo decir. 

-Hola Axel. -Dice sonriendo y cogiendo el bolso. -¿Por qué te vas siempre que duermes aquí sin decirme nada?

-Por no despertarte. -Miento, me pone cara de saberlo. -Bueno, vayámonos, no tengo todo el día. 

Cuando llegamos al coche Emm hace un ruido de sorpresa con su boca, está alucinando con el coche que he alquilado es un Mustang Bullit verde oscuro. En Barcelona tengo un Mercedes-AMG A35 en azul oscuro, le cuido como si fuera mi hijo, mis coches son los hijos que nunca voy a tener, eso lo tengo claro. 

-¿Este pedazo de coche es tuyo? -Dice sorprendida. 

-Claro, ¿qué esperabas? ¿qué fuese en autobús? -Digo riéndome, es muy inocente. 

-No, pero tampoco esperaba este coche. -Me subo al coche y ella hace lo mismo. 

Pasamos la mañana conociendo la ciudad, la llevo por sitios por los que iba yo de pequeño y me parecían increíbles, me conozco estas calles como la palma de mi mano. A la hora de comer la llevo a un restaurante, la invito, no me importa, ella insiste en pagar, pero la acabo convenciendo. Cuando estamos con el postre, se me ocurre llevarla a un sitio que sé que la va a dejar sin palabras, ha estado todo el rato sorprendida con los edificios, así que sé que mi idea la va a encantar. Terminamos la comida, damos un paseo y nos subimos a mi coche, la vendo los ojos, no quiero que va nada, además está empezando a oscurecer. 

-Axel, dónde me llevas, estoy un poco asustada. -Su cara es de preocupación, pero no me importa. 

-Tranquila, si hubiese querido hacerte algo malo, ya no estarías aquí quejándote. -Me echo a reír y apoyo la mano sobre su muslo. 

No sé qué pretendo con eso, pero es un gesto que me ha salido solo, y a ella le gusta, ha puesto su mano sobre la mía, ahora mismo soy la persona más feliz del mundo, mi sonrisa me delata. Llegamos y la ayudo a bajar del coche, sigue con los ojos vendados, la llevo de la mano unos cuantos pasos y la sitúo. 

JUSTO A TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora