Capítulo 22

44 6 1
                                    

Axel.

No logro dormir en toda la noche, desde que Emm ha salido por  esa puerta no dejo de pensar en ella, debería haberla sujetado, decirla que no se vaya e intentar explicarla lo que siento, aunque aún desconozco lo que siento, me ha propuesto ser amigos, ¿amigos?, podemos serlo, los amigos tienen normas, una de ellas es no besarse, pero las normas están para romperlas ¿no?. Soy un imbécil en toda regla, no sé para que besé a Salma, no sentí nada, era un beso vacío, frío, los de Emm son distintos, besos que te reconfortan, te dan calor, como sus abrazos. 

El domingo me planteo mil veces si debo llamar a su puerta, pero el orgullo no me deja, si está interesada en mí que venga, que llame ella también. No me gusta sentir nada por las personas por cosas como estas, dejo de pensar en mi mismo y mis ideas son compartidas, además, Emm es demasiado buena para mí, la acabaría rompiendo, y ese es un de mis mayores problemas, no temo querer a alguien porque puedan hacerme daño, sino porque soy yo quien hace daño, quien provoca el caos y el dolor, yo no tengo dolor, soy yo quien lo provoca. 

El domingo lo pasaré entero tumbado sobre mi cama, intentando poner la mente en blanco, no comí nada en todo el día, no tenía hambre, supongo que esto es de lo que hablan las personas cuando alguien las hace daño, el vacío interno y la soledad. Nunca me había pasado esto, he conocido a chicas, a muchas, pero nunca he sentido esto, ni cuando creía estar enamorado con trece años, pero esto que me pasa es más absurdo que eso, conozco a Emm desde hace una semana, es imposible que se haya adueñado de mis pensamientos de esta forma, no es posible, no la he dejado entrar nunca. No pensé que podría llegar a sentir algo así, había oído hablar de ello a otras personas, pero no quería, ni confiaba en que a mi me llegara esta sensación, me negué rotundamente a sentir nada por alguien que no fuese yo, pero ahora mismo tengo en duda todas mis creencias y mis sentimientos. 

Es lunes, son las cinco de la mañana, he logrado dormir tres horas, hoy empiezo las prácticas en un instituto, tengo dos profesores de filosofía adjudicados, con los que tendré que estar en diferentes horarios. Mi mente elabora una idea, así que me ducho, desayuno, y me visto, ayer puse una lavadora, así que ya tengo todos mis chándales favoritos listos. 

A las seis estoy en la puerta de Emm, esperando, la conozco lo suficiente como para saber que se irá pronto, aún no tiene coche, y el transporte público la desespera, calculo que entrará a las ocho y media, querrá estar allí a las ocho, por tanto como muy tarde a las seis y media estará saliendo por la puerta. Parezco un psicópata, pero estoy de los nervios. 

A las seis y veinticinco la puerta se abre, Emm sale, lleva un vestido negro, medias del mismo color, zapatos marrones a juego con el bolso y una chaqueta larga también marrón, lleva paraguas en la mano, debe estar lloviendo en la calle. 

-Hola Emm, voy a llevarte a tu sitio de prácticas, si me dejas. -Le soy sincero. 

-No te preocupes, puedo ir en transporte público. -Cierra la puerta. 

-Ambos sabemos que es una basura, en mi coche irás mejor. -Pulso el botón para que el ascensor se abra. 

No dice nada, llegamos a abajo y las puertas se abren, salimos, cuando llegamos a la puerta está lloviendo de manera abundante. 

-Emm, por favor, te vas a empapar. No me dirijas la palabra en todo el camino si no quieres, pero por favor, déjame llevarte. -Insisto. 

Ella empieza a andar con el paraguas abierto, y yo hago lo propio. 

-Por favor Emm. 

-Está bien Axel, acepto. -Empieza a andar hacia mi coche. 

-Gracias. -Me subo al coche. -No quería que te mojaras.

JUSTO A TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora