Capítulo 26

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Axel.

La única forma que tenía de expresar lo que sentía hacía ella era mandándoselo en un audio, sé que es demasiado cobarde por mi parte, pero sólo me puedo expresar así, sino la iba a perder para siempre. No sé que es lo que esperaba por respuesta, pero desde luego no era un "hablamos cuando vuelva". Gracias Emm, has hecho que me pase todo el fin de semana en la cama dándole vueltas a lo que vamos a hablar. El sábado fue difícil pensar que ya no estaba, el domingo me fui haciendo a la idea de que no estuviera a un par de habitaciones. ¿Y si no volvía? ¿Y si se quedaba allí? Algo dentro de mí sabía que iba a volver, que no iba a abandonar sus prácticas. 

El lunes cuando regreso de las prácticas respondo a una llamada telefónica que llevaba esquivando varias semanas.

-Hola mamá. -Digo descolgando el móvil. 

-Hola hijo, ¿qué tal estás? No me has cogido el teléfono estás últimas semanas. -Me dice a través de la línea. 

-Lo sé, he estado ocupando  este tiempo, necesitaba adaptarme. -Miento.

-Me lo he imaginado, no te preocupes, ¿cuándo podrás pasar a verme? -Sabía que iba a acabar preguntándome eso. 

-No lo sé mamá, tal vez esta tarde, si estás por casa. -En el fondo me da pena, mi madre me ha querido como nadie lo ha hecho y me ha enseñado a valorar todo lo que tengo, sé que me he comportado fatal con ella, y la debo demasiadas cosas. 

-Sería genial, puedo hacer unos pasteles y algo de comida para que te lleves en tápers. -Se echa a reír. 

-No hace falta de verdad, me pasaré un rato luego, te dejo, tengo cosas que hacer. -La digo de forma rápida. 

-Vale, nos vemos luego. -Cuelgo la llamada. 

No me gusta hablar con la gente y menos por teléfono, no me apetece nada visitar a mi madre, pero por respeto lo haré, ella ha hecho mucho por mí, así que aunque me duela tengo que agradecérselo. 

Hago la comida y miro el teléfono mil veces, espero un mensaje de Emm, no saber de ella me está volviendo loco. Cuando acabo la comida hago lo propio y voy a visitar a mi madre, estoy delante de la puerta y mis pies sólo quieren retroceder, demasiados recuerdos y cosas malas me vienen a la cabeza, justo en ese momento la puerta se abre. 

-Hijo, pero que grande estás. -Mi madre se abalanza sobre mí para acurrucarme entre sus brazos. 

-Hola mamá. -Saludo sonriendo. 

-Ven, pasa, que estoy haciendo galletas y pastel. -Dice entusiasmada. 

Cuando entro en la casa todo está cambiado, no hay ningún mueble igual a cuando yo vivía aquí, supongo que ella habrá decidido cambiar todo para así eliminar todo tipo de recuerdos, además algunos estaban llenos de golpes debido a mis puñetazos y patadas las noches que regresaba borracho. 

-Cambié todo cuando te fuiste Axel, necesitaba comenzar de cero y darme una oportunidad. -Dice mi madre como su me leyese los pensamientos. 

-Me lo he imaginado. -La miro sonriendo. 

-Venga, vamos a la cocina que se me queman las cosas. 

La tarde la pasamos estupendamente, nos ponemos al día de varios asuntos y estoy muy cómodo con ella. A eso de las ocho decido irme al hotel, quiero descansar un poco, no he salido en todo el fin de semana de mi habitación, no he ido de fiesta ni a cenar fuera porque todo me recordaría a ella. Cuando llego a la habitación me preparo algo de cena, y recuerdo que mañana coge un vuelo de vuelta. Tengo que preparar algo para sorprenderla. Termino de cenar y me meto en la cama hasta que me quedo dormido. 

JUSTO A TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora