Capítulo 23

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Emm.

Está semana ha sido una montaña rusa de sentimientos. Me siento una loca al estar confiando en un chico que conozco de hace quince días y que me oculta su pasado, pero algo dentro de mi me da esperanzas con él, la forma en la que ha entrado a mi vida me ha hecho dar un vuelco a todo. Tal vez no sea el chico de mis sueños, ni soñemos con la boda juntos, pero ahora mismo quiero estar con él, no sé si será efecto de la soledad o que de verdad mi cuerpo y mi mente le necesitan. Al estar junto a él todo se para, me pongo de los nervios cuando le tengo cerca y las mariposas en mi estómago cuando nuestras pieles entran en contacto no desaparecen. Hacemos el amor y es maravilloso, nunca me había quedado abrazada a Daniel después de hacerlo, son detalles que marcan la diferencia, señas que te hacen ver que lo que importa es la atracción y no el tiempo, he tenido en dos semanas lo que no había tenido en meses. 

Creo que ha sido el destino quien nos ha unido, ninguno lo buscaba y ha surgido, tal vez haya sido un golpe de suerte, una casualidad, o que simplemente estábamos predestinados. Tal vez no era el momento de conocernos, sino que tendría que haber sido en una playa de Barcelona al lado de tu casa, o en la discoteca a la que vas cada fin de semana en verano, no lo sé, pero ha aparecido y eso es suficiente, te tomaré como un regalo que me han dado para combatir el sufrimiento que me han causado mis amigos de España, el desajuste que me ha supuesto venir aquí. 

El sábado me levanto a al lado suya, sé que le cuestan muchos las relaciones así que quiero darle espacio, que no se agobie, si por mi fuera ya le hubiese hecho contarme hasta el último detalle de su infancia, pero no quiero eso, quiero conocerlo poco a poco, sin prisa, cada cosa a su tiempo, por ahora me voy a limitar a estar cerca de él y disfrutarlo por como es ahora. 

Llego a la habitación y la tengo hecha un desastre, me dedico a colocar todo. A eso de las doce de la mañana llamo a Lucas, quiero disculparme con él. 

-¿Sí? -Pregunta Lucas a través del teléfono. 

-Hola Lucas, soy Emm. 

-Ah, hola Emm. -Su voz suena cortante.

-Quería pedirte disculpas por haberme ido aquel finde y haberte dejado plantadado, sé que es muy tarde, pero he estado muy liada y no he parado hasta ahora. Lo siento. 

-No pasa nada, comprendo que os estéis conociendo, sólo te digo que tengas cuidado Emm. Me dice suspirando. 

-Lo sé, se a que me enfrento Lucas, pero no justifica como me comporté contigo. -Le soy sincera. 

-Tranquila de verdad, ¿sabes como lo podemos arreglar? Viniéndote esta noche conmigo de fiesta y con mis amigos, vendrá Leo, así que cuento contigo. -Se echa a reír. 

-Mmmm no sé... -Le digo dudosa, no sé si Axel tendrá planes. 

-Bueno, siempre y cuando no tengas planes. -Su tono de voz ha cambiado. 

-Venga, iré. ¿Sobre que hora? -Axel no me ha concretado nada, y si quiere puede venir conmigo. 

-¿Quedamos a las diez en la puerta del hotel? -Pregunta.

-Perfecto, luego te veo Lucas, gracias. 

-Adiós Emm. -Cuelga. 

Me vendrá bien salir y relacionarme con gente, además puedo estar con Leo, ya que no creo que esté con chicas, se quedó bastante contento con Dana y no creo que quiera perderla. 

Termino de limpiar y hago la comida, miro a ver si Axel me ha enviado un mensaje, pero nada, no me ha dicho nada, le dejaré tranquilo. Cuando acabo de comer, me tumbo en la cama y me echo la siesta, estoy agotada, esta semana he madrugado mucho. Cuando me levanto son las siete de la tarde, miro el móvil y tengo cinco llamadas perdidas de mi madre, mierda, no hablé con ella después de comer. Cuando acabo la conversación me meto en la ducha, me arreglo y después ceno, mientras le mando un mensaje a Axel, diciéndole que iré a la fiesta. A las diez estoy puntual como un reloj en la puerta del hotel, Lucas ya está allí esperando. 

JUSTO A TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora