Capítulo 26: Divorcio.

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- ¿Te sientes bien?- preguntó León al ver la cara pálida de Emilia.

Emilia asintió- ¿qué tiene Analia?

- La fiebre ya le bajó- dijo preocupado por su actitud- pero algo le cayó mal, deberá tomar cosas bajas en sal y también debe hidratarse mucho.

Emilia asintió- gracias por venir.

León cogió su mano- estoy para lo que necesites Emi, sabes que puedes confiar en mí, no me gusta verte así.

Emilia tragó saliva- estoy bien, es hora de que te vayas, mi hermana estará como loca por estar contigo- dijo dándole la espalda- le mandas saludos, y a mis sobrinos igual.

León suspiró, ella estaba tan fría y tan triste, no muy seguro se despidió de sus sobrinos y se fue rumbo a su casa un tanto preocupado.

Emilia se dejó caer en la cama y apretó con fuerza el almohadón mientras lágrimas caían por su rostro, le dolía el corazón, sentía que su matrimonio había sido una mentira y que él nunca le amó como ella a él.

El timbre sonó y con rapidez secó sus lágrimas, retocó su maquillaje y bajó para saber quién le visitaba- tía Emi- dijeron los mellizos corriendo- seremos hermanos mayores- dijeron a la vez entre risas.

Emilia miró a Keiko que se ruborizó- sorpresa- dijo la japonesa tímida.

Emilia sacó una sonrisa y se acercó a su cuñada y se fundió en un abrazo intenso- gracias a Dios- dijo mirándola- eres una mamá guerrera.

- Este también será un Ruíz- dijo Ulises besando la mejilla de su hermana- debes felicitarme, yo ayudé a que este bebé se crease.

- No fuiste tú- dijo Mar mirando a su padre- fue las semillas, gracias al señor que las creó- dijo con una enorme sonrisa- iré a decirle a Ani.

- Y yo a las copias- dijo Mikel subiendo corriendo las escaleras- último huevo podrido.

- Tengan cuidado niños- gritó la japonesa con una sonrisa- estoy muy feliz Emi, esto es lo que llevo tiempo buscando.

- Me alegro mucho por ti Kei- dijo con una sonrisa- verás que todo va a estar bien, ¿cuánto tiene este bebito?

- Ya terminé mi primer trimestre- dijo tímida- sé que no les dije nada, pero quería que fuese algo seguro, no quería darles falsas esperanzas- dijo apenada.

Emilia negó- ¿todo está fuera de peligro no?

Keiko asintió- todo está muy bien- cogió sus manos- pero ya veo que contigo no está todo muy bien, ¿qué tienes mexicana?

Emilia suspiró- hablamos al rato- dijo al ver cómo Analia bajaba con su prima.

Cenaron todos en familia entre risas, los gemelos seguían sin hablarse, pero fingían que todo estaba bien, de ahí, Analia ya estaba un poco mejor de su dolor y Ulises disfrutaba haciendo reír a sus sobrinos.

Emilia se metió a la cocina y se dejó caer en una silla y comenzó a llorar- Emi- dijo la japonesa cogiendo sus manos- ¿qué tienes?

Emilia miró a su cuñada y tragó saliva- Claudio me engañó Kei- dijo triste- nunca me amó como él dijo.

Keiko arrugó su frente- ¿qué dices?- preguntó confusa- él te ama Emi, ¿por qué piensas eso?

Emilia se puso en pie y sacó el sobre- aquí están las pruebas Keiko- dijo seria- sé que es tu mejor amigo, pero las pruebas no mienten- dijo seria- esa es la única verdad- y salió de la cocina molesta.

Junto con la nana acostaron a sus hijos y después, Emilia se quedó sola en su habitación, le dio un trago a su copa de vino y se acostó en la cama, sentía unas ganas inmensas de morirse, pero debía ser fuerte por sus hijos, ahora ellos eran su única prioridad y los sacaría adelante sola, no necesitaba a Claudio, no lo quería ver más.

Te Daría TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora