Capítulo 4: Recuerdos.

856 53 8
                                    

Analia besó las mejillas de su padre, mientras él dormía- papi- susurró la pequeña cerca de su oído- papi despierta.

Claudio abrió los ojos con una sonrisa- que lindo despertar- dijo besando la mejilla de su pequeña- ¿y mami?

Analia se sentó encima de su padre- está malita- dijo con un puchero- el tío Ulises la llevó a la habitación- dijo la niña abrazando a su padre.

Claudio besó la cabeza de la pequeña- tengo una muñequita linda- dijo con una sonrisa.

- Papi yo quiero una hermanita- dijo la niña mirándolo- quiero peinarla, mis hermanos ya no quieren- dijo cruzando los brazos- quiero una hermana- dijo gritando- así que vete a comprar las semillas o llama a la fábrica de bebés- dijo seria- y la quiero pronto- dijo poniéndose en pie y salió corriendo de la tienda de campaña.

Claudio sacó una sonrisa, su hija era muy berrinchuda y caprichosa, y sabía que los volvería locos con ese tema.

Se puso en pie y caminó hasta la casa- buenos días Kei- dijo besando su mejilla- ¿qué le pasó a mi hermosa mujer?- preguntó mordiendo una manzana.

Keiko le dio un golpe en las manos- deja eso- dijo quitándole la manzana- se encontraba mal y Ulises le ayudó a subir- dijo mirándolo- lleva días mal Claudio, deben ir a un doctor.

Claudio asintió con la cabeza- iré a verla.

Subió las escaleras mientras la casa se inundaba de gritos, pasos, y risas, entró a la habitación pero ella no estaba, abrió la puerta del baño y encontró a su mujer recostada en la pared, mientras Ulises secaba su sudor.

- Amor- dijo Claudio acercándose a ella- ¿qué tenés?

Emilia suspiró- aléjate- ordenó- por favor, salte.

- Los dejo- dijo Ulises poniéndose en pie.

Claudio se agachó y besó su mano- ¿qué te pasa amor?

Emilia negó con la cabeza- me veo horrible Clau- dijo con un hilo de voz- salte por favor- dijo acercándose al váter.

- Claro que no amor- dijo sujetando su pelo mientras ella vomitaba- debemos ir a un doctor Emi, esto me está preocupando.

Emilia negó con la cabeza- no pasa nada- dijo poniéndose en pie- muero de hambre- dijo lavándose la cara y los dientes.

- No cambies de tema Emilia- dijo tras ella- iremos al médico, luces mal amor.

Emilia rodó los ojos- si vuelve a pasar, iremos- dijo saliendo del baño.

Ambos bajaron y se reunieron con los demás, que tenían el desayuno listo y ya todos se encontraban en sus respectivos sitios para comenzar a desayunar.

Emilia empezó a comer un poco de fruta, la terminó y caminó hasta el baño, el malestar le estaba matando y con pesadez se agachó, las naúseas y los vómitos no paraban desde hace un par de días.

Keiko miró a Emilia irse y caminó tras ella, abrió con cuidado la puerta del baño y la miró vomitando- Emilia- dijo la japonesa- ¿qué estás haciendo?- preguntó preocupada.

Emilia se puso en pie y lavó su boca- me siento mal.

- Dime que no es lo que pienso Emi- dijo la japonesa cogiendo su mano- ¿tienes problemas?

Emilia la miró y negó con la cabeza- no Kei- dijo con una pequeña sonrisa- llevo días sintiéndome así de mal- agachó la cabeza- Kei, tengo que confesarte algo.

- Dime Emi- dijo acariciando su espalda.

- Tengo un mes de retraso- dijo mordiendo su labio- no sé si es por el estrés o por qué- dijo nerviosa.

Te Daría TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora