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Abrí la nevera, ignorando la conversación. Dentro había unas botellas de agua mineral y refresco bien refrigeradas, junto con un par de latas de cerveza. Verifiqué la fecha de caducidad del agua mineral. Todavía faltaba. Probablemente era seguro decir que el refrigerador había sido reabastecido recientemente.
Salí de la habitación, dejando a Inuzuka y Amino atrás. En el pasillo, Enbi estaba apoyado contra la mesa, con los brazos cruzados. "¿Encontraste algo?" pregunté.
"No... Nada."
"Miré en esa habitación de allí, pero tampoco había realmente nada. No había ningún criptograma críptico ni libros que faltaran páginas o... nada, en ningún lado."
"No fuimos llamados aquí para ir a buscar tesoros..." suspiró Enbi.
Fue entonces cuando Inuzuka y Amino regresaron. "Quitamos todas las sábanas, echamos un vistazo al telescopio, intentamos encender la ducha y no encontramos nada que pareciera sospechoso. Tampoco hay rastro de nuestro misterioso cliente, por supuesto."
Después de eso, Kirigiri salió de una habitación diferente. Ella solo sacudió la cabeza en silencio.
"¿Qué debemos hacer, Inuzuka-sensei? Quiero decir, no podemos volver caminando en toda esta nieve. Mi teléfono... Sí, justo como pensaba. Fuera de rango. No puedo hacer una llamada desde aquí. No podemos pedir ayuda."
"Hey, para el carro. Es muy temprano para decir que deberíamos irnos. El proxy aún podría aparecer, ¿sabes?" dijo Inuzuka, luciendo tan despreocupado como siempre.
"¿De verdad crees que el proxy va a aparecer...?" Amino finalmente estaba comenzando a dudar de él, al parecer.
¿Estábamos todos reunidos aquí para algún plan criminal? ¿Es esto una especie de trampa...?
"¿No deberíamos olvidarnos ya del cliente?" dijo Enbi arrastrando las palabras.
"Cierto, estoy de acuerdo con tu punto de vista, Enbi-kun," dijo Inuzuka. "Pero eso es exactamente lo que deberíamos hacer: comenzar a esperar del cliente. Quizás la entrevista ya ha comenzado. Están poniendo a prueba nuestra paciencia. Entonces, ¿no crees que deberíamos ser fieles al cliente para aprobar?"
"Estaría bien si eso fuera la verdad..." murmuró Amino gravemente.
"No podemos volver de ninguna manera. Todos estamos preparados para pasar la noche aquí, ¿verdad? Tenemos exactamente cinco habitaciones alineadas."
"¿Vas a dormir en un lugar como este?"
"¿Vas a regresar solo, Amino-kun? No creo que nadie se queje de tener un rival menos cerca." Inuzuka cruzó el pasillo con una sonrisa tranquila. "Tomaré prestada esta habitación de aquí." Después de decidirse por su propia habitación sin el aporte de nadie más, Inuzuka entró y cerró la puerta detrás de él.
Al ver esto, Enbi entró silenciosamente en la habitación más cercana y también cerró la puerta detrás de él.
"Algo le pasa a esos dos". Amino dejó su delgado maletín sobre la mesa con un ruido sordo. "Si hubiera sabido que iba a acabar así, me hubiera preparado mucho más. Esto es todo lo que traje conmigo. Ni siquiera tengo una muda de ropa."
Todo lo que Kirigiri y yo pudimos hacer fue mirarlo con lástima.
"¿No me digáis que ustedes dos planean quedarse aquí también?"
"Realmente no tenemos otra opción... Por lo menos, deberíamos esperar hasta que termine la noche si queremos poder regresar," dije.
"Oye, ¿por qué no trabajamos los tres juntos para mirar y ver si hay alguien en el área? Tengo un mal presentimiento sobre este trabajo. Tal vez podríamos encontrar ayuda si todos nos fuéramos. ¿No creéis que deberíamos salir de aquí lo antes posible?"
"Por supuesto que tengo un mal presentimiento sobre hacer esto, pero aún así es mejor que salir. Nos moriríamos si salimos a la calle en medio de una tormenta de nieve."
"Te vas a arrepentir. ¿Crees que esto es mejor...? No puedes decir eso hasta que veas cómo acaba," lamentó Amino, agarrando su maletín y dirigiéndose a una de las habitaciones vacías. El sonido de él cerrando la puerta de golpe hizo eco en todo el pasillo.
