Capítulo 19

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Las cosas no marchaban precisamente bien en el equipo número siete: desde su enfrentamiento contra el shinobigatana de nombre Zabuza, el Ninja Copia había puesto varios ejercicios a sus alumnos; algunos de control y otros de trabajo en equipo, pero ahora comenzaba a pensar que sería mejor entrenarles individualmente ya que por lo que podía ver la relación de sus alumnos no era precisamente la mejor del mundo.

–¡Oh cierra el maldito hocico Sasuke, fue todo tu culpa, tu fuste quien se tropezó!- gritaba Arashi mientras señalaba acusadoramente al pelinegro que solo le regresaba una mirada llena de enojo, y se podía decir que incluso llena de odio al tiempo que se alzaba de su lugar.

–¡Oh cállate Uzumaki, tu fuste el que se metió en mi camino y por eso nos caímos!- aún estaba fresco el dolor del golpe contra el suelo de ambos genins, había sido un ejercicio sencillo: solo atapar a un perro que Kakashi saco de quien sabe dónde, y para mala fortuna de ellos terminaron no solo fallando, sino también cayéndose por una pequeña ladera repleta de arbustos espinosos de ahí que estuvieran llenos de heridas menores y que Sakura les curaba como podía con alcohol y algunas gasas al tiempo que los ninjas se desafiaban con la mirada.

-¡Auch, fíjate lo que haces tonta!- ladro Arashi cuando las manos de Sakura tocaron una herida bañándola de alcohol

-Esto y más te mereces por herir a mi Sasuke_kun- y la molesta peli-rosa restregó un algodón repleto de alcohol contra la herida del ninja pelirrojo.

-Aaaahhh maldita sea, Sasuke dile a tu mascota que deje de atormentarme- protestaba el pelirrojo al tiempo que el Uchiha sonreía ahogantemente.

-Primero que nada no es mi mascota, no tengo tan malos gustos, y segundo ¿qué paso con tu valor, es acaso que una pequeña curación te duele tanto Uzumaki?- Sasuke se burlaba de las quejas de Arashi al tiempo que el pelirrojo tomaba el frasco de alcohol.

-Cierra tu estúpida boca Uchiha- y arrojo el alcohol sobre Sasuke quien de inmediato comenzó a gritar ante el ardor que se producía en su cuerpo.

De inmediato el pelinegro salto sobre el pelirrojo y como antes comenzaron a reñir en el suelo al tiempo que Sakura trataba por todos los medios de detener su pleito y claro Kakashi solo suspiraba al verlos trenzados de semejante manera.

– (Bueno tienen mucha energía, eso se los puedo conceder)- pensaba el ninja copia mientras veía como sus alumnos casi se despellejaban vivos a la salida de aquella casa mientas la mujer de cabellos oscuros egresaba acompañada de su padre del mercado

–¿Aún están peleando? Esos niños no están hechos para ser un buen equipo- murmuraba el viejo hombre que no era otro que quien les contrato y ahora empezaba a pensar en que quizá había sido mejor ir a Kusa en busca de la ayuda ya que por lo visto ellos acabarían matándose en lugar de rematar al enemigo

–Creo que ellos no se simpatizan nada- hablo la mujer con una voz cordial y algo preocupada mientras su pequeño veía la escena descorazonado y sin esperanzas desde su balcón preguntándose por qué mejor ellos no se rendían de una buena vez, ya que al final acabarían muertos, de eso estaba seguro, y más al ver la actitud de los ninjas de la hoja.

No muy lejos de ahí en oscuro recinto un hombre de una gran espada contemplaba su cuerpo que recobraba toda su salud y sonreía; al fin había llegado la hora de saldar cuentas con el Ninja Copia, después de todo, de no haber sido por la oportuna llegada de los hermanos demonio el habría acabado muriendo a manos del hombre de cabellos plateados y eso ameritaba una revancha que debería de llegar lo más pronto posible, de eso el hombre estaba bien seguro y ya comenzaba a trazar sus movimientos para el día siguiente, lo que ninguno de los dos bandos suponía y menos esperaba eran las figuras que se avecinaban a la distancia: no eran más de 10 pero aun así eran muy singulares, enfundados todos en esas extrañas armaduras tan parecidas.

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