Capítulo 29

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Los generales marinos avanzaban a toda velocidad por aquella escalinata, a la distancia el sol ya se asomaba sobre el horizonte indicando el nuevo día que llegaba al santuario, el abrigo de la oscuridad se había ido al fin y sus armaduras brillaban bajo el amanecer delatándolos mientras corrían a la casa de cáncer, no estaba demasiado lejos y por eso mismo el llegar a ella estaba más que claro, sus pasos retumbaron en las escalinatas al tiempo que su velocidad poco a poco comenzaba amainar delante de la gran casa que se alzaba ante ellos -por alguna razón, este sitio me da mala espina- dijo la mujer del grupo al tiempo que todos miraban aquel sitio con ojos dudosos no estaban seguros pero más de uno podía jurar que de esa casa salía un persistente olor... a muerte -ya llegamos muy lejos hay que seguir- ordeno el general del dragón marino que como siempre avanzaba al frente seguido de todos los demás.

El interior de la casa de cáncer estaba cubierto por una extraña oscuridad sobrenatural y una bruma fría que cubría el suelo dándole un toque demasiado tétrico a ese sitio -esto es muy extraño nunca vi un sitio así- dijo otro de los generales mientras sus pasos resonaban con el eco en la solitaria casa que por un momento pareció abandonada o eso creían ellos al tiempo que avanzaban por ese solitario sitio -esas es una cara!- señalo aquel hombre mientras sus ojos casi al borde de la histeria se posaban en el rostro de agonía que se veía con claridad en esa columna justo donde él estaba mirando con atención haciendo a sus compañeros voltear al sitio donde el miraba, si era un rostro de agonía en esa columna, era intimidante toparse con algo así pero más lo sería lo que estaba al frente -por Poseidon_sama- fue todo lo que su líder dijo haciendo a todos voltear, frente a ellos las columnas se abrían pronunciando y sosteniendo un gran domo de roca repleto de es bruma nebulosa pero sin duda lo impresionante no era eso -hay rostros por todas partes!- dijo la alarmada mujer del grupo al tiempo que miraba en todas direcciones presenciando las decenas sino es que cientos de rostros de dolor y agonía plagados por todas partes como un psicótico papel tapiz decorativo de esa casa -es una locura, como puede alguien hacer esto- pregunto al viento otro de los generales mientras juraría que una de aquellas caras se movió gimiendo de dolor, de pronto un cosmo poderoso y perturbador se dejo sentir mientras los pasos calmados resonaban acercándose a ellos -oh tengo invitados, y son generales marinos, van a decorar mis muros de los vencidos jejejeje- esa voz sombría y esa risa espeluznante hicieron correr escalofríos por la columna de los generales marinos que solo miraban al frente justo donde el hombre de armadura dorada aparecía con una sonrisa mortal -tu debes ser el caballero de cáncer- comento el dragón marino al tiempo que el aludido solo movía su cabeza asintiendo -así es, mi nombre es Alucard y ustedes decoraran mis muros cuando los elimine- declaro el siniestro caballero mientras esbozaba una sonrisa por demás siniestra y espeluznante solo para ellos

Los generales le miraron con cierta desconfianza por sus palabras, estaba claro que Alucard tenía gran confianza en sí mismo y eso no era nada bueno - tu eres mi clase de oponente- dijo aquel hombre de armadura amarillosa dando un paso al frente, su piel era bastante pálida y tenía una sonrisa igual de perturbadora que la del caballero de cáncer, su armadura era de puntas afiladas sobre los hombros y con ese casco que solo dejaba ver su rostro malicioso -soy Juha de leumnades y voy a matarte- declaro el general causando que una de las cejas de Alucard se alzara ante esas palabras llenas de seguridad, solo pudo esbozar una enorme sonrisa ante las palabras que el recién nombrado Juha dijo al tiempo que daba algunos pasos al frente colocándose delante de los otros generales marinos que lo veían con cierta calma -seguro de esto Juha?- pregunto de dragón del mar al tiempo que este solo lo miraba de reojo devolviéndole una enorme sonrisa asintiendo a su pregunta, -suerte- fue todo lo que él dijo antes de comenzar a alejarse del hombre, Alucard no les prestó mucha atención mientras pasaban de largo avanzando hacia la siguiente casa, las columnas se abrieron al fin y salieron a la escalinata que se abría frente a ellos -de verdad vamos a dejarlo, no es mi persona favorita pero es nuestro compañero- dijo la mujer del grupo mientras miraba al dragón marino que solo miraba al frente -nunca se emociona tanto , no creo que le hagamos falta, sigamos- y el hombre empezó a correr mientras sus compañeros le seguían subiendo por aquella escalinata de piedra

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