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32. Bebé en camino

Estoy en completo silencio, paseándome de un extremo al otro de mi habitación, casi como un león dentro de una jaula. Hay una cantidad incontable de sentimientos dentro de mi sistema, que no podría dar una lista detallada de cada uno. Pero sí hay dos que prevalecen muchísimo;

La ansiedad y el nerviosismo.

Muerdo la piel al costado de mi dedo pulgar derecho mientras volteo para hacer una nueva vuelta. El silencio de la habitación es bastante grande y ni siquiera la voz de Elijah cantando la canción de la película Moana puede hacerme sentir mejor. Harry por su parte está en silencio, observándome de reojo mientras me muevo de un lado al otro.

Está expectante, nervioso y creo que algo asustado también.

La verdad es que la noticia para mí fue impactante también. Quiero decir; no caí en la cuenta de que tenía un atraso hasta esta mañana, cuando en uno de los recesos una de mis colegas en el colegio dijo que le dolían muchísimo los ovarios y que odiaba la menstruación. Fue allí, cuando sentí que un balde de agua caía sobre mí, porque recordé que no había tenido mi periodo.

Ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que lo tuve.

A ver, siendo extremadamente sincera conmigo misma, yo no me estaba cuidando. Harry y yo usualmente usábamos preservativos y mi último control ginecológico fue hace más de tres meses; tiempo en el cual dejé mi tratamiento anticonceptivo porque estaba haciéndome mal.

Santo dios.

Le doy una mirada a Harry, quedándome de pie frente a él. Inmediatamente sus ojos buscan mi rostro.

—¿Está bien verdad? —le pregunto con desesperación— quiero decir, no nos estábamos cuidando y claramente sabíamos que esto podría pasar. Tenemos a Elijah, somos adultos y tenemos todo para tener un bebé ¿verdad? —repito—¿verdad?

Siento mis ojos llenarse de lágrimas sin sentido alguno. Rápidamente Harry se levanta de la cama y camina hacia mí. Me envuelve entre sus brazos, dejando mi cabeza reposar en su pecho, mientras mis lágrimas comienzan a caer con rapidez.

—Está bien—murmura, su voz sonando tranquilizadora—estaremos bien. Te amo, amo a Elijah y si estás embarazada amaré a ese bebé también. —suspira, moviéndome un poco para alejarme de su pecho y poder verme a los ojos —somos adultos, tenemos los medios económicos y la estabilidad que se necesita para tener un hijo. Lo han hecho personas con menos que nosotros—se ríe— podremos hacerlo.

—Lo hice sola la primera vez—murmuro con la voz ronca y entre cortada—porque pensé que jamás encontraría a alguien con quien poder estar para crear un bebé. Pero ahora te tengo y eres el padre de Elijah y yo no pensé que podría quedarme embarazada otra vez. Me costó tanto la primera vez —vuelvo a balbucear.

—Tranquila amor—murmura con lentitud, volviéndome a abrazar. —Estaremos bien.

Me ayuda a llegar a la cama junto a él, nos tendemos sobre el colchón e inmediatamente siento sus brazos envolverme. Soy la cuchara pequeña y me encanta. Me siento protegida, amada y estable.