16. Bueno con mami

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Muerdo las cutículas de mis dedos, intentando de esta forma, botar un poco del nerviosismo que mi organismo está sintiendo ahora mismo. Pero es inútil, lo único que he logrado, es arruinar mis dedos, provocarme heridas y dolor. Así que alejo mis dedos de mi boca, por mi propio bien.

Hoy es el día, ha llegado el momento de hablar con Elijah sobre Harry y yo.

Ha sido algo que hemos decidido hace unas noches atrás, o más bien, yo lo he decidido. Fue luego de que Harry se quedará junto a mí, cuidándome mientras estuve enferma. La forma en la que actuó con mi pequeño, la manera en la que lo cuidó y arropó. Todo eso, influyó para que mi decisión de contarle a monito que mami está junto a señor Harry, fuese finalmente pactada.

Además, lo haremos un par de horas antes de que todos vengan al almuerzo del día domingo. Así que si algo pasa, mi niño podrá distraerse y volveremos a intentarlo después.

O eso es lo que quiero pensar.

Me dejo caer en el sofá, llevando mis manos a mi rostro y sujetando mi cabeza en el proceso. No me había sentido así de nerviosa desde que estaba en el tratamiento para embarazarme de Elijah. Sé que puede ser un poco ridículo, porque Elijah ama a Harry, ha sido la figura paterna que no ha tenido jamás, ha compartido muchísimo con él y todo ha salido bien. Nunca le he presentado a nadie a mi hijo, porque nadie nunca fue lo suficientemente importante para que yo quisiese hacerlo.

Pero Harry es diferente.

Suspiro. Trago saliva y me pongo de pie, en el mismo momento que la puerta de entrada suena. Sé que es Harry, una mirada al reloj de la entrada lo confirma, sobre todo cuando veo que son las once en punto. Mi novio es un chico puntual. Abro la puerta, revelando a Harry con una sonrisa nerviosa en su rostro y una pequeña bolsa de regalo en su mano izquierda. Me hago a un lado para dejarle entrar, cierro la puerta y recibo gustosa el beso que deja en mis labios.

—Hola—dice—estoy muy, muy nervioso.

Suelto una pequeña risa, una que sale de mí sin planearlo. Harry rasca la parte trasera de su cabello y frunce el ceño.

—Luces nervioso—le digo—pero para que estemos empatados, yo también lo estoy.

—¿Qué pasa si no lo toma bien? ¿Y si me odia? —los ojos de Harry se abren abruptamente, su rostro llenándose de pánico.

Vuelvo a reír, sin evitarlo, sin detenerlo.

—Harry, tiene cinco años, no veinte.

—Quiero a Elijah—dice—muchísimo, ha sido espectacular estar con él y compartir sus juegos y enseñarle cosas. No quiero que nada de eso cambie.

Veo su mirada viajar hacia el suelo, sus manos juegan entre sí y su voz ha sonado tan triste, que mi corazón se aprieta y solo quiero abrazarlo.

All For You » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora