19. Vamos a estar bien

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Hay un halo de luz de luna entrando a mi habitación, la cortina está medianamente cerrada y logra ese efecto perfecto. La noche está en su pleno apogeo, deben ser más o menos las dos de la madrugada, pero no puedo dormir, de hecho, no he estado durmiendo bien desde hace días, desde que la noticia de que Harry es el padre de Elijah salió a la luz. Realmente, no he hablado con nadie más que mi familia, no he sabido nada de Jesy ni de Harry. La primera, porque no quiero verla y al segundo, porque no se ha contactado.

Desde el momento en que salió por la puerta, supe que todo había cambiado, que todo lo que habíamos forjado desaparecía lentamente, en un abrir y cerrar de ojos. Y es jodidamente injusto, porque me había esforzado tanto en mantenerlo, en hacerlo feliz, en esperarlo, en comprenderlo. Me había arriesgado completamente a estar con él, entregándole mi corazón, mi tiempo, mi felicidad. Permitiéndole entrar en la vida de mi pequeño, haciéndole quererle y ahora, ahora simplemente desaparece, como si nunca hubiese existido, simplemente dejándonos con el fantasma de su presencia y un vacío.

Elijah sin duda alguna es el más afectado. Extraña muchísimo a Harry, pregunta por él a diario, intenta quitarme el teléfono para llamarle y cuando lo ha logrado y el rizado no ha cogido la llamada, me pregunta entre lágrimas si ha sido un niño malo y si el señor Harry ya no le quiere. Se me rompe el corazón cada vez que pregunta. Y una furia contra mí misma se incrementa, me invade y quiero gritar y golpearme por ser tan estúpida, por dejar que el rizado entrase en nuestra vida y cambiase toda nuestra rutina. Acostumbrándonos a su presencia, a su calor, a su risa, a su cariño.

¿Todo para qué? ¿Para dejarnos botados así de rápido a la primera dificultad que se nos presenta?

Las lágrimas se aglomeran en mis ojos, como cada noche lucho para mantenerlas y no derramar ni una sola. Él no lo merece y yo no soy así, no puedo ser de esas personas que se derrumban después de que las dejan, menos aún si tengo que mantener a flote a mi pequeño niño con el corazón roto. Pero todo eso, los pensamientos empoderados y la rabia que tengo, nada evita que duela, porque lo hace, de alguna forma, aunque quiera aparentar que todo está bien y que puedo seguir, hay un dolor punzante en mi pecho y los recuerdos quemando mi cerebro.

Doy una vuelta más en la cama, las mantas se enredan en mis tobillos a medida que me muevo, pero no me importa, la verdad es que lo único que quiero ahora mismo, es poder dormir sin necesitar el calor de un cuerpo alto a mi lado, quiero dormir, sin sentir la necesidad de los brazos fuertes y cálidos de Harry rodeándome, ni el sentir de su respiración en mi cuello. ¡Maldita sea! ¿Por qué todo tiene que ser tan difícil?

Muerdo mis labios, obligándome a no llorar y opto por levantarme de la cama, sé que no dormiré, al menos en un par de horas más, así que opto por ir a prepararme una bebida caliente que me relaje y me permita adquirir un par de horas de sueño. Me calzo las zapatillas de descanso, me abrigo con la bata de levantar y salgo de mi habitación, al llegar a la sala, noto el evidente silencio y soledad del ambiente. Es casi tétrico, así que lo ignoro, de la mejor manera que puedo y voy directamente hacia la cocina. Cojo la tetera de sobre la estufa y la lleno hasta la mitad con agua del grifo, luego la posiciono donde estaba anteriormente y enciendo el fuego. Mientras espero pacientemente a que el agua para mi té de manzanilla esté lista, me siento en un taburete y observo por la ventana.

All For You » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora