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28. Papá

Semanas después de mi cumpleaños han sucedido demasiadas cosas. Cómo por ejemplo; que Mate enfermó y tuvimos que correr con él al veterinario pensando lo peor, como que Harry cayó del árbol que está en mi patio trasero, sacando unas manzanas para una tarta y tuve que cuidarlo por unas horas debido al golpe, o como el hecho de que el sexo entre nosotros ha sido constante y abundante.

Desde la noche en la cual lo hicimos por primera vez, solo ha ido en aumento. Harry tenía razón cuando dijo que era solo el comienzo y que vendría muchísimo más. Sí yo creía que él era bueno con los dedos y la boca, realmente me quedo corta al mencionar como de bueno es en la cama.

Se queda bastantes días a dormir en casa y cuando no es así, viene en mis horas libres o yo voy a su casa cuando Elijah se queda con mamá o va a jugar a casa de alguno de sus amiguitos.

El tiempo que estamos pasando juntos, los tres, como una familia, es simplemente magnifico. Se siente como todo lo anterior, lo malo, lo que nos dañó, quedó en el pasado, como debe ser, simplemente como una mancha en el tiempo al cual no volveremos.

Aún no le hemos dicho a Elijah que Harry es su padre, estamos esperando un tiempo, dejándolo encariñarse más con Harry e induciéndole poco a poco a lo que será nuestra familia. Porque sí, estamos hablando desde hace un tiempo de ser una familia como corresponde. No es como que nos casaremos y todo eso, solo estamos hablando de asentarnos en algún momento y decirle la verdad a monito.

Y eso será más pronto que tarde.

Justo como lo estamos hablando ahora; Son casi las doce de la noche, es viernes y Harry y yo estamos acostados en mi cama, desnudos y relajados. Hablando de todo, de nuestras vidas, del futuro, de nosotros, de Elijah.

—Tenemos que decirle a Elijah que soy su papá—Comenta Harry, está acariciándome la espalda y viéndome a los ojos.

Me quedo viéndole, sin decir nada por un momento, pero sin detener mis caricias en su vientre.

—Creo que es tiempo, él te ama y se siente muy cómodo contigo. —suspiro, lamo mis labios y vuelvo a hablar—Además, tú no irás a ninguna parte.

—Claro que no—dice con rapidez, casi espantado.

Me río bajito, dejando un casto beso en sus labios hinchados.

—Lo sé, ahora lo sé con mucha certeza. Es por eso que creo que sí es tiempo de decirle. Solo dame unos días para prepararlo paulatinamente ¿vale?

—Todo el tiempo que quieras bebé—murmura volviendo a besarme.

Sin perder mucho tiempo, comienza a besarme aún más profundo tocándome despacio y posicionándose sobre mí. Dejo escapar una risa cuando besa mi cuello.

—¿Otra vez? —pregunto en medio de un jadeo, cuando muerde mi clavícula.

—Sólo si tú quieres—responde, sus dedos acariciándome lentamente el clítoris.