15. No estás sola

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Lo primero que siento al despertar, es muchísimo calor. Mi cuerpo está completamente sudado y mi pijama está toda mojada debido a esto. Es asqueroso y extraño. Abro los ojos, sintiéndolos llenos de arena y un dolor punzante en mi cabeza. Mi cuerpo se estremece completamente y un estornudo sale volando de mí, antes de planearlo o siquiera intentar retenerlo.

Oh dios, me siento horrible.

Me muevo con cuidado, intentando encontrar mi teléfono móvil en el revoltijo de sábanas que tengo en mi cuerpo, cuando lo consigo, me doy cuenta que son las ocho y diez de la mañana. Nos hemos quedado completamente dormidos y no alcanzo a ir a trabajar. Aunque dudo mucho, que sirva para algo hoy, que no sea simplemente dormir. Gruño, sintiendo mi cabeza martillar con fuerza y la luz del móvil haciéndolo todo peor. Bajo la intensidad de este y desbloqueo el aparato para poder llamar primeramente a mi trabajo, luego a Jesy y a mis padres.

Le comento a Linda lo mal que me encuentro, que no podré ir a trabajar y que posiblemente me ausente unos días. Ella me dice que no se me ocurra aparecer por allí hasta que el virus se haya ido de mi cuerpo, que como me atreva a contagiarla, me pateará el trasero hasta venus. Sí, sus palabras, no las mías.

Luego, llamo a Jesy para pedirle que venga por Elijah para llevarlo a casa de mis padres, para que mamá pueda atenderlo hasta que me siento un poco mejor. Mi amiga me dice que estará aquí en quince minutos y que luego volverá a cuidarme, porque tiene miedo de que muera deshidratada. Sí, mi amiga no tiene mucho tacto respecto a estas cosas. Pero así la queremos.

Por último, llamo a mamá, le pido que se quede con Elijah porque estoy enferma y necesito descansar y no podré estar con mi niño. Ella acepta de inmediato y dice que me enviará unas cosas con Jesy cuando vaya a dejar a mi niño y que vendrá por la noche a revisarme, porque no sabe qué tan malo es y de acuerdo a ello, me llevarán al médico.

Sí, tengo veintisiete años y aún sigo siendo dependiente de mi madre en algunas cosas.

Como puedo, con las piernas temblorosas y el cuerpo cortado enteramente, me pongo de pie. Me sujeto de la mesita de noche y luego de todo lo que puedo mientras comienzo a caminar. Me duele absolutamente todo, hasta las puntas del cabello y caminar es una maldita tortura. Pero logro llegar a la habitación mi niño, donde lo encuentro sentado en su cama, coloreando un cuaderno de dibujos y con un muy dormido mate a sus pies.

—¿Estabas despierto Elijah Morris? —murmuro, intentando sonar seria, pero mi voz rota y débil no me lo permite.

Mi niño da un bote en su cama, el lápiz azul con el que coloreaba sale disparado de sus manos y cae en el suelo. Mate colocándose en alerta en seguida, pero relajándose en cuanto me ve, su colita moviéndose emocionado.

—¡Mami, me asustaste! —Chilla Elijah, con voz enérgica.

Mi cerebro parece ser taladrado por millones de micro agujas al mismo tiempo, contengo un sonido parecido al de un gato siendo pisado y me sujeto de las barras de la cama de mi niño.

All For You » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora