7. Hombres Sensuales

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Vuelvo a ver a Harry nuevamente una semana después de la cena. Estoy haciendo mercado en el supermercado del pueblo, específicamente en la sección de carnes escogiendo un buen corte para preparar el sábado por la noche cuando mis padres vayan a cenar, cuando se posa a mi lado. Lo primero que siento es la prominente figura, luego el perfume y más tarde la voz ronca. Mis ojos se enfocan en él, tiene puesto unos vaqueros y una camiseta blanca, trae unos lentes de sol posicionados en lo alto de su cabeza y noto que está sonriéndome cuando mis ojos finalmente encuentran su rostro.

—Hola Aubrey —saluda, es como si mi nombre tomase un nuevo sentido cuando él lo dice. —¿Cómo estás?

Logro esbozar una sonrisa y atribuyo el pequeño sonrojo de mis mejillas al calor.

—Hola Harry—saludo de vuelta—estoy bien, gracias ¿Cómo estás tú?

—Bien, aun instalándome e intentando adecuarme a la tranquilidad del lugar ¿cómo está tu pequeño?

—Puede costar un poco establecerse, sobre todo cuando vienes de la ciudad—concuerdo con él—pero ya verás que terminarás amando este lugar. Elijah está en casa de un amigo, tengo que pasar por él en un rato.

—Me agrada mucho, fue muy claro sobre ti la otra noche.

Me río, dejo salir de mi boca la risa que me ha provocado el recordar lo que mi pequeño monito le dijo a Harry en casa de Michael. Él también se ríe y noto que todo su cuerpo se une cuando lo hace. Y ahí están nuevamente, los hoyuelos.

—Somos solo los dos, es protector.

Noto algo cambiar en sus ojos ante mi afirmación de que estoy bueno, soltera. Es por tan solo un momento, pero ahí estuvo. Luego está sonriéndome de nuevo, tiernamente.

—Es entendible.

Es en ese momento donde el carnicero hace su aparición y nos pregunta que llevaremos. Me muevo hacia un costado y señalo a Harry.

—Él estaba primero

—No te preocupes—dice haciendo un gesto hacia el carnicero—pidamos juntos.

Me le quedo viendo por un momento, él está hablando enserio, está compartiendo su lugar en la fila de la carnicería conmigo. Se ha ciencia cierta que no podré hacerlo cambiar de opinión, si se parece tan solo un poco a Michael, es un caballero y no habrá nada para que pueda hacerlo pedir primero.

Niego divertida y resignada y hago mi pedido. Él hace el suyo momentos después y ambos estamos alejándonos del sector de carnes, mientras caminamos él me hace algunas preguntas, todas referentes al pueblo y a las zonas cercanas.

—¿No has estado en un pueblo tranquilo en mucho tiempo verdad? —Le pregunto, notando su interés en las cosas que son tan cotidianas y queridas para mí.

—No desde que tenía siete. Mamá nos mudó a Los Ángeles cuando se divorció de papá e hizo su vida allí, se casó y tuvo dos hijos más. —me comenta—amo a mi familia, pero me cansé de la vida de ciudad, todos con prisa, enojados, demasiado concentrados en el trabajo para disfrutar de su vida hasta que es muy tarde.

Mientras me está contando todo eso, continuamos haciendo las compras, el coge verduras, frutas y pan. Mientras que yo hago lo mismo, tomando dos envases de leche, uno de jugo y también algunas chucherías. Cuando llegamos a la caja él está contándome sobre lo que hacía en Los Ángeles.

—Soy profesor de Literatura, impartía clases de música también. Me gusta mucho lo que hago y lo que estudié pero realmente quiero dedicarme a la escritura, profesionalmente quiero decir.

All For You » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora