11. La fiesta del viernes

178 10 44
                                    

Anne

Porque tenía que abrir justamente la puerta él, no lo entiendo, por suerte la señora Walter estaba en el jardín regando las plantas.

-Hola Anne, hay que ver lo grande y guapa que estás desde que no te veo.

-Hola señora ... le traigo unos tomates que me ha dado mi madre para usted.

-Oh, gracias querida, la verdad que ya me hacían falta, dale las gracias a tu madre.

-No hay de que, bueno, me voy.

-Oh, no querida entra para dentro, acabo de hacer galletas y esta la estufa.

-No gra...-me interrumpió

-Nada, nada, no digas tonterías entra hombre, incluso puedes hablar con mi hijo, hace tiempo que no os veis.

Porque toda la gente intenta que nos veamos, él es pasado, y prefiriría que se quedará así, simplemente fuimos unos amigos que se distanciaron y ya esta. Obligada tuve que entrar detrás de aquella extrovertida señora que a mi gusto era demasiado parlanchina.

Me llevo hacia una moderna y acogedora sala de estar, tenía una bonita chimenea de color negro brillante que calentaba toda la estancia a la perfección. Me senté en uno de los sillones blancos que adornaban la habitación, eran bastante cómodo.

La señora entró al rato con una bandeja de galletas con virutas de chocolate que desprendían un delicioso aroma, las puso en la mesa y se sentó en el sillón de al lado y con una sonrisa me preguntó:

-Bueno, como llevas la universidad.

-Bastante bien.

-¿Y que estás estudiando?

–Arquitectura.

-Que barbaridad

-La verdad es que sí es muy duro.

-Pués Zack está estudiando medicina.

-Vaya esa también es una carrera difícil-dije intentando evitar mi vergüenza.

-La verdad es que sí, espera que lo llamo.

-No hace falta estará ocupado...

-Que va seguro que no está haciendo nada, ¡Zack baja está aquí tu vecina Anne!

Esto ya estaba pasando de castaño a oscuro, todo se estaba descontrolando y tenía un mal presentimiento. Escuché pasos en la escalera que estaba justo en en frente de mi posición, cada paso que escuchaba era como un nudo más en el estomago, sentía estrés hasta que finalmente pude verlo, sentí que todos mis nervios se iban de vacaciones y mi cabeza solo podía pensar en sus ojos profundos.

Tenía una sonrisa tierna, sus cabellos se habían vuelto más castaños aunque seguía siendo rubio, para nada seguía siendo un enclenque, ahora tenía más aspecto de hombre, cosa que supongo que es normal, yo tampoco soy la misma ahora que hace seis o siete años, ni física ni psicológicamente. No sé porque tenía tanto miedo de volverlo a ver, éramos pequeños y bobos, además que no por lo que ocurrió no podríamos seguir siendo amigos.

-Hola Anne.

-Hola Zack-no se me ocurría otra cosa que decirle, me sentía incómoda y algo agitada.

-Cuanto tiempo-dijo mientras apartaba su mirada a un lado.

-La verdad es que sí.

-Bueno, quieres dar una vuelta.

No era algo que se me apeteciera ahora mismo, menos con él, pero me resultaba feo rechazarle la propuesta.

-Vale, ¿porque no?

-Genial, vamos.

Me levante, agradecí la generosidad de la señora Walter y me aproxime hacia la puerta, me coloque el abrigo y salí junto a Zack.

Hacía algo de frío, me abroché mi chaqueta pero aun así seguía tiritando, alomejor me había resfriado ayer al haberme caído en aquella fuente. Él noto mi tembleo y me puso su chaqueta sobre los hombros, lo mismo que ayer hizo Ethan.

-No te molestes, no tengo tanto frío.

-No si no es molestia, además te vas a resfriar.

-Pero yo ya lo estoy, tú en cambio no.

-Llevo cuatro mangas, te apuesto lo que quieras a que no me refrio.

-Que barbaridad, mejor no apuesto nada- dije entre risas.

-Pero si no sabes lo que apostaría-dijo con una sonrisa pícara.

-No, no lo sé, pero me pongo en lo peor-dije siguiéndole el rollo

-Oye, ¿quién te crees que soy?

-No me hagas preguntas que sabes que no voy a responder.

Ambos nos reímos y nos sentamos en un banco de una plaza cercana a casa. Nuestras respiraciones eran decoradas con vapor debido al frío tan terrible que hacía. Hablamos de cosas que nos habían pasado estos últimos años, de nuestras carreras, etc.

Una llamada de mi madre nos interrumpió, cogí la llamada y mi madre me pregunto extrañada:

-¿Por qué estás tardando tanto? vamos a comer ya

-Perdón mamá, es que la señora Walton me invitó a entrar, luego he ido a dar una vuelta con Zack y se me ha venido el tiempo encima.

-No pasa nada, pero vuelve ya casa ya, se te va a enfriar la comida.

-Sí ahora mismo voy, adiós

-Adiós.

Colgué la llamada y me levanté del banco.

-Bueno, me voy ya.

-Espera, al menos dame tu número de teléfono, no vaya ser que vuelvas a desaparecer de nuevo otros ocho años.

-Ja ja ja, que gracioso-dije con sarcasmo.

Le di mi número de teléfono y le entregué su chaqueta, camine hacia casa y entre tiritando, me senté a la mesa y empecé a comer la sopa caliente que había preparado mi madre. Al terminar con ella me fui al sofá y me senté junto a la chimenea que desprendía un calor agradable, así daban gusto pasar unas navidades.

Mi móvil vibró y lo cogí a los segundos, era Ashley:

-Anne sabes que? El sábado ahí una fiesta en casa de una amiga mía de universidad, y estas totalmente invitada 😘, anímate y vente anda 😇

-No es que me apetezca demasiado 😪

-Anda porfa 🙏🏻😭

-Vaaaaale pero nada de alcohol eh 😡!!!!!

-Te lo prometo 😇

-No se porque no me fío😒...

-Oye que te lo he prometido!!!!😤

-Es broma boba 😏😂

-Pa boba tú 😂❤️

-Bueno nos vemos el viernes, bye❤️❤️❤️

-Bye 💕

Apague el móvil y me eché a dormir, se estaba tan agusto con el calor de la estufa.

100 MANERAS DE QUERERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora