Anne
–¡Que me sueltes!
Ni caso, él no estaba despierto, pero, su amigo sí ,totalmente desesperada, tuve que hacer algo de lo que todavía me arrepiento, darle una buena patada en, ya sabes.
–Auch–dijo retorciéndose de dolor–¡Qué coño haces!
–¡Que haces tú! ¡Me he despertado y estabas abrazándome y no me dejabas! y ni hablemos de tu amigo.
Se empezó a reir.
–Te has asustado, pequeña Anne.
–Eres un cerdo.
–Oye que eres tú la que has invadido mi espacio.
–¿Perdona?–cierto, estaba en el lado donde el estaba durmiendo, en la otra punta de dónde yo estaba antes–¡pero eso no justifica que me estuvieras abrazando!
–No es mi culpa, tengo costumbre de dormir acompañado.
–Das asco.
–Pero no me vayas a negar que te encanto.
–No confundas amor con odio, son dos cosas muy diferentes.
–Quizas las confundes tú.
–Ya te gustaría.
–La verdad es que sí.
Me sonrojé.
–Vete al cuerno, paso de ti–dije levantándome y agarrándome a lo más próximo que tenía, la mesa auxiliar.
Él se levantó y corriendo me agarró para que no me cayera.
–¡No me toques asqueroso!–dijo quitándole sus manos de mis brazos.
–Vale idiota, matate por el camino, me dará igual.
–Prefiero la muerte antes de que vuelvas a tocar un centímetro de mi.
–Lo que tú digas–dijo volviéndose a sentar en el sofá con el ceño fruncido.
Me dirigí pegando saltos a la pata coja de mueble en mueble hasta llegar al cuarto de baño.
Al llegar cerré la puerta y comencé a desvestirme y me metí en la bañera, con el pie fuera de ella, comencé a jabonarme la cabeza y después el cuerpo con mucho cuidado, el jabón hacia que me resbalara por momentos pero conseguía aguantar el equilibrio, porque sí no, quien iba a ayudarme.
Me deje de la pared para tener más estabilidad, pero al contrario eso hizo que perdiera el control de mi cuerpo y cayera ruidosa y dolorosamente.
Ethan
Oí como un enorme ruido en el cuarto de baño, salí corriendo al cuarto de baño y abrí corriendo la puerta.
–¡Fuera!–dijo tapándose con las cortinas también caídas.
–Como quieres que te deje aquí, testaruda, cerraré los ojos.
–¡De ninguna manera! ¡Fuera de aquí! me las puedo apañar sola.
–¡Te he dicho que no voy a mirar que más te da que te ayude!
–¡Mentiroso!
–Que tengo que hacer para que me creas joder.
–Pffff...venga ayúdame pero como abras los ojos será lo último que verás.
–Al menos veré algo bonito.
–¡Ethan!
–Que quieres que haga, es verdad.
–No es momento para marranadas.
ESTÁS LEYENDO
100 MANERAS DE QUERERTE
RomansaMi enorme dolor de cabeza hizo que mis ojos se abrieran como platos. Me costó unos segundos enfocar la vista, y otras décimas de segundo más para darme cuenta que no estaba en mi cuarto, mierda, ¿que hago en el cuarto de Ethan? y ¿porque estoy en ro...