Ethan
Me levanté con una sed terrible, me levanté algo entumecido del sofá y me dirigí a la cocina a por un baso de agua.
Cogí el vaso de un mueble y le eche el contenido de una botella de agua natural que me encontré sobre la encimera.
Justo cuando fui a beber del vaso un sonido estridente me asusto. Venía del salón, caminé lo más rápido posible hacia allí y cuando llegue me encontré a Anne y a Zack caídos juntos en el suelo.
Anne
Como si la pesadilla tomará vida propia, estaba caída en el suelo, encima de Zack, que demonios había pasado.
–Anne quítate de encima.
Me eche a un lado.
–Porque te tiras encima.
–¿¡Yo!?
–No mi tía, encima de que me quedé en el suelo porque no parabas de moverte, te caes encima.
–Nadie te dijo que durmieras aquí, te recuerdo de que tienes una cama arriba.
–Simplemente no quería dejarte sola.
–Enserio, ¿cuantos años crees que tengo?, además es mi propia casa.
–Me refería porque estás coja.
–Lo sé y que puedo pasar la noche perfectamente.
–Lo sé, siempre me gustó eso de ti, eres tan, independiente, decidida, segura.
Sus palabras hicieron que me sonrojara y que mi corazón palpitara más rápidamente.
–¿Y sabes que es lo que más me gusta de ti?
–¿El qué?
–Que eres única, eres como ese trébol de cuatro hojas entre los millones de tréboles normales, eres esa estrella que brilla más en el cielo.
Zack estaba tan cerca que hasta me faltaba la respiración, sus ojos azules intensos trasmitían la misma dulzura que hace años, esos mismos ojos que jamás había olvidado.
Sin pensarlo dos veces rompío los centímetros que nos separaban y unió sus labios a los míos. No sabía cómo había llegado a tal situación, pero tampoco quería rebobinar.
Recordé que Ethan podría estar viéndonos y me separé de él echando mi mirada hacia donde el dormía. No estaba, me levanté como pude y miré en la cocina, no estaba por ninguna parte. La lluvia había parado, escuché el motor de coche alejarse.
Porque se habría ido, no lo entiendo.
Volví al sofá donde Zack me esperaba.
–¿Y Ethan?
–Ni idea.
Intenté conciliar el sueño, pero no podía, tenía demasiadas preguntas en la cabeza y ninguna respuesta.
La mañana llego y el cielo despertó espléndido, hacia el frío natural del invierno pero aún así había pequeños rayos de sol.
Zack ya estaba despierto y desayunando un tazón de cereales.
–Buenos días.
–Buenos días.
–Tienes aquí ya el desayuno, por cierto Ethan me envió hace poco un mensaje, dice que se tuvo que ir por problemas familiares y que no podrá estar con nosotros, que por favor me ocupará de ti.
–Vaya...–no me creo que sea por eso que se fuera ayer así tal que así, pero tampoco voy a negar algo que no sé.
–¿Bueno que vamos a hacer hoy?
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100 MANERAS DE QUERERTE
RomanceMi enorme dolor de cabeza hizo que mis ojos se abrieran como platos. Me costó unos segundos enfocar la vista, y otras décimas de segundo más para darme cuenta que no estaba en mi cuarto, mierda, ¿que hago en el cuarto de Ethan? y ¿porque estoy en ro...