31. El beso

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Anne

La gente de toda la clase me miraba, la profesora  pendiente de mi. Un nudo en mi garganta y una falta de saliva increíble.

–Buena presentación señorita Jones–dijo la profesora anotando algo en su libreta.

Menos mal, no me he llevado una semana sin dormir para que me digas en la cara que esta como el culo.

–Gracia–dije dirigiéndome a mi asiento, Ethan sonreía desde su sitio. Me senté en mi sitio y suspiré.

–Te ha salido súper bien–dijo Riley sonriente.

–Muchas gracias, por poco no me da un espasmo ahí mismo.

Riley se aguanto la risa.

La clase siguió su curso, las presentaciones de la clase fueron sorprendientemente bien  y pocos recibieron críticas.

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Volvimos  a casa rápido, era viernes, el calor se estaba asomando a la vuelta de la esquina y las ganas de salir se apoderaban de nuestros cuerpos.

–Anne este o este–dijo mostrando dos vestidos.

–Para que me pteguntas si al final te pondrás el que te de la gana a ti.

–Cierto, pero buscó opinión.

–El azul–dijo señalando uno.

–Ostia, acabo de recordar que tengo uno negro sin estrenar –golpeé mi frente–pero gracias por tú colaboración.

–Denada dije abrochando el mío.

Ashley salió de la habitación.

Mierda.

Otra vez se ha quedado atascada la cremallera.

–Toc toc, se puede, ¿estas lista ya... –miró mis manos intentando subir la cremallera de una manera incómoda–¿necesitas ayuda?

Suspiré.

–Sí–se acercó a mi y apartó mis manos de la cremallera. Pero sus dedos juguetones no pudieron evitar bajar por mi columna vertebral–Ethan, no.

–Perdón, me ha podido la situación–dijo con su sonrisa pilla.

Puse mis ojos en blanco –Pervertido–dije con una sonrisa.

–Pero aún así quieres, admítelo.

–Buah, ego de Ethan entró al chat–Él no respondió, solo arqueo una de sus cejas–bueno gracias por tu ayuda, pero venga, fuera a esperar que termine.

Se separó de mi y me dijo –Como mandes.

Kyle llegó pocos minutos después–Vaya sitio donde buscasteis piso, me he llevado diez minutos buscando aparcamiento.

–Una pena–dijo Ashley burlona.

–Así... –dijo Kyle envolviendola en los brazos.

–Ahí, no seas así de pegajoso.

–Ah sí, lo puedo ser más todavía.

–¿Hola? ¿Podemos irnos ya?–pregunte poniendo los ojos en blanco.

–Sí venga–dijo Ashley escapando de Kyle y abriendo la puerta.

Yo salí la segunda y poco después salieron Ethan y Kyle. Se notaba ya que el invierno decía adiós, pero aún así, aun regalaba pequeñas brisas de viento helado. En cuanto a la nieve, se había ido hacia unas semanas, dejando todavía las calles húmedas.

100 MANERAS DE QUERERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora