38. Sabor de reconciliación

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Anne

No tenía ninguna gana de salir de fiesta. Pero Ashley no paraba de insistirme, no paraba de decirme que me vendría bien desconectar, pero el destino tenía otros planes para mi.

*Zack: Anne, sé que no quieres hablar conmigo, pero si te habló es porque realmente no puedo con esto. Siento lo que pasó la última vez, lo siento muchísimo, siento que fui el bache que llevó tu relación al garete. Creo que los dos necesitáis hablar. Haré lo que haga falta para que esto se arregle, aunque yo salga perdiendo.

*Anne: No tengo nada de lo que hablar, no fue tu culpa, tampoco es tu problema, así que no tienes porque preocuparte.

*Zack: También es mi problema, he oído que Ethan va a la fiesta de hoy, también ira Ashley, así que os llevaré a ambas y tú hablaras con él. No te obligó a volver con él, simplemente a que no dejéis las cosas así.

*Anne: No pienso ir, no puedes obligarme.

*Zack: Yo no, pero Ashley sí ;).

*Anne: Nadie va a obligarme, tengo voluntad propia.

*Zack: Sí, y también una mejor amiga muy pesada.

Dejé mi móvil y me tumbé en la cama. Cerré los ojos y me quedé dormida. Mi madre me llamó desde la planta baja. -Anne, Ashley esya aquí. -al no obtener respuesta mi madre le dijo que subiera, que estaba en mi cuarto.

Al llegar y verme en la cama exclamó. -¿¡Qué haces dormida!? Vamos arriba.

-Ashley, no voy a ir. -intensifique el "no".

-Ja, te creerás tú, que te voy a dejar aquí. -me jaló las sabanas.

-¡Ashley! -exclamé.

-Me llamo. -me dio un azote en el muslo. -Levanta o el próximo va a la nalga.

Bufé y me levanté. -Que me levante no significa que vaya a ir a la fiesta.

-Vas a ir. -ordenó.

-No lo haré. -Contesté.

-Sí lo harás y no se hable más, no vas a quedarte en este agujero ni un minuto más, vas a salir, vas a despejarte y vas a aclarar tus ideas. -comenzó a levantar las persianas y abrió las cortinas.

-Ahhh, para. -me dolían los ojos de lo hinchados que estaban.

-Venga caminando al baño, o me obligarás a que te bañe yo misma. -con poca gana me fui al baño, sabia que no bromeaba con lo que decía, y era mejor hacerle caso. Tras un rato entre en toalla y con el pelo mojado en el cuarto. Ella ya estaba vestida con un fiestero vestido rojo.

-Por fin, tienes ya la ropa preparada en la cama. -Era un vestido negro, ceñido. Y unos mínimos tacones.

-No pienso ponerme eso. -dije abriendo el armario.

-Que más te da. -dijo en tono arrogante.

-Encima que voy no me pongas pegas. -saqué unos pantalones verdes oscuros cortos, algo anchos y un chaleco de tirantas negro.

-¿Lista? -me pregunto sonriente.

-No, pero no crea que tenga otra opción. -ella sonrió y me agarro del brazo.

-No, no la tienes, Zack nos está esperando abajo, vamos.

Me monté en el coche de Zack desganada, lo único que quería era meter mi cabeza debajo de la almohada, mientras escucho música triste y me desinflo como un globo con una fuga.

-Hola... -dijo en tono suave Zack.

-Hola. -mire hacia la ventana.

-Te ves terrible. -su voz empezaba a mostrar preocupación.

100 MANERAS DE QUERERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora