Determinacion, astucia e ingenio

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Su llegada a la mansión Malfoy no había hecho más que alterar los nervios de Albus, se sentía observado las veinticuatro horas del día, sentía que alguien le respiraba en la nuca sin tener a nadie detrás. Había momentos en los que ni Scorpius podía calmarlo y sentía el impulso de volver a la madriguera con sus hermanos pero el deber que tenía ahí, rodeado de mortifagos y tan cerca de Voldemort lo detenían.

Al principio no le permitían siquiera salir de su habitación cuando había reuniones y todo lo que llegaba a enterarse era por Scorpius, el cual gano cierto respeto por su parecido a Draco, puesto que se había creado el rumor de que era el hermano de Draco, pero que por problemas de salud sus padres lo habían mandado a Durmstrang hasta apenas un año atrás que volvió para darle honor a la familia Malfoy uniéndose a las filas de Voldemort. Ese era uno de los tantos rumores que había y tanto Lucius como Narcisa no habían hecho nada por desmentir o afirmar alguno.

Su querido amigo había sido el motivo por el aún no lo habían asesinado y por lo que seguía entre las tropas de los mortifagos, aunque no podía decirse que era uno de ellos y para demostrarlo fue elegido por Bellatrix para robar la espada de gryffindor. Era una misión casi imposible, pues lo último que sabían era de que formaba parte de las cosas que Dumbledore le había heredado a Harry tras su muerte.

Difícil porque primero tendría que entrar a la madriguera a escondidas para robar la espada lo cual era casi imposible por el hecho de que siempre había un Weasley en la casa y segundo porque ya no era recibido; por suerte Albus era demasiado astuto y las mismas cosas que hacían de su misión difícil las usaría para lograr su cometido.

Entro recibido por Fred y abrazado por Arthur por su paso por el jardín de la madriguera pero bajo el uso de la poción multijugos que lo disfrazo de un primo lejano de la familia el día de la boda de Bill y Fleur. Incluso saludo a Harry, bailo con su hermana y paso bajo las narices de la presuntuosa de Rose. El plan hubiese sido perfecto si la maldita espada hubiera estado entre las cosas de Harry.

Bajo la caída del ministerio, Albus volvió frustrado a la habitación que Snape había rentado en un pequeño suburbio muggle. Apenas si el profesor noto la causa de su molestia al verlo llegar sin el objeto, además de que simplemente se sentó en un viejo sillón y clavo su mirada en el suelo ideando un plan.

El joven ojiverde no gritaba o golpeaba, el reprimía su enojo y ponía toda su atención en encontrar otra solución. Era bastante serio y raras veces perdía la compostura.

–No la encontraste. ¿Y ahora qué piensas hacer? – inquirió Snape sin siquiera bajar la vista de su lectura.

Albus lo pensó unos segundos antes de contestar. – podría volver a la madriguera para descubrir donde se oculta Harry y una vez encontrándolo seguro tendrá la espada.

El antiguo profesor de pociones cerró el libro en un movimiento. –Eres tonto.

–Es perfecto. – contradijo Albus

– ¿Solo vas a entrar y preguntaras sobre donde esta Potter? ¿Ese es todo tu magnifico plan? – dijo Snape con burla. – ¿Crees que le darán esa información a cualquiera?

–Sí, porque yo no soy cualquiera, yo soy su... amigo. – dijo. – además hoy entre sin que nadie me dijera nada, es más, estuve entre ellos sin problema.

–Fue porque no sabían quién eras. Dime ¿piensas hacer otra opción multijugos? Porque te recuerdo que en tres días se vence tu plazo para llevarle la espada a Bellatrix... y dudo que te alcance el tiempo para hacer otra opción.

Albus lo pensó para finalmente decir. – Puedo entrar, ¿Qué me harán? Soy familia.

–He visto a hermanas hechizarse y a primos matarse, ¿Qué hace de tu familia diferente? – dijo Snape.

Le hubiera encantado decirle que eso no pasaría, que su familia no lo atacaría pero aún le dolía la espalda luego de que su prima Rose lo aventara lejos de su hermana. No tenía nada.

Al ver a su joven pupilo sin alternativas por fin el profesor se dignó en darle solución a su problema. Ambos querían lo mismo, que Harry ganara, así que no le fue difícil ayudarlo con su encomienda.

Los siguientes días viajaron fuera del país buscando a un duende que replicara una copia exacta de la espada de gryffindor para hacerla pasar por la verdadera frente a los ojos de Bellatrix.

Con el plazo terminado el joven Albus entro a la mansión Malfoy cubierto de mugre y sangre, sosteniendo la espalda de Godric Gryffindor, claro, la copia. Todos, incluso Bellatrix se sorprendieron por el resultado y comprobaron quien era realmente aquel muchacho serio de ojos verdes.

Pero Voldemort no confiaba en aquel niño por mas misiones que hiciera, su parecido con su rival no lo hacían de fiar ni su desconocido pasado o por el detalle de que tuviera un hermano que se llamara James o una hermana con el mismo nombre de la mujer que se interpuso entre él y el bebe Potter un 31 de octubre de años atrás, por lo cual le había pedido a Severus que lo vigilara de cerca.

Gran error, porque solo así Snape tuvo el tiempo de enseñarle a Albus varios hechizos y ayudar indirectamente a Harry en su batalla final. El único que conocía la ubicación del trio de oro era el hijo menor de Potter, recordaba perfectamente el nombre del bosque puesto que Ron del futuro no dejaba de contar la historia de cuando salvo a Harry en un lago. Se sabía la historia a la perfección, solo que en esa ocasión la presenciaría en persona y sabía que por él, aquella historia había ocurrido.

Viviendo La Historia de Nuestros PadresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora