Albus Dumbledore

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Antes de entrar al gran comedor Albus Dumbledore ya podía oler los exquisitos platillos que los elfos habían preparados, y a pesar de los años que llevaba disfrutando de aquella comida no pudo evitar que se le hiciera agua la boca.

Cuando entro la tranquilidad del pasillo se esfumo y en su lugar las risas y las voces animadas se hicieron presentes. "-Esto está mucho mejor" pensó el viejo director mientras que las comisuras de sus labios se elevaban.

Antes de tomar su lugar, saludo como de costumbre a cada uno de los profesores, aunque a veces le tomara más tiempo de lo previsto.

Se sirvió en su plato un poco de todo, quería tener una explosión de sabores en su paladar y así fue. De lo salado a lo dulce.

Minutos después Minerva entraba con paso rápido, se le notaba disgustada cosa que asusto a los de primer año.

-¿Quién fue ahora? – Inquirió Dumbledore cuando Minerva se sentó a su lado.

-¡Medio mundo...! – Contesto mientras llevaba cada pulgar a la cien para masajearse – Encontré a Fred vendiendo sortilegios marca Weasley en los baños del segundo piso, perseguí por medio Hogwarts a Luna ya que tuvo otra crisis de los chocolates. – Mientras hablaba enumeraba con los dedos cada cosa que había hecho a lo largo del día - Tuve que vigilar a varias parejas en los jardines – Tomo más aire antes de continuar - Y Hugo no se separaba de mi lado ya que según él "-Las arañas del bosque prohibido habían amenazado en cenárselo"

-Vaya...

La profesora soltó un suspiro de cansancio. – Albus, ya no estoy en edad para estas cosas...

-Yo te veo igual de joven y hermosa que siempre Minerva.

La profesora sonrió levemente. – Esos cumplidos no te aseguraran que me quede por otros cinco años...

-Quizás las verdades que te dijo no, pero si tus estudiantes... – Con la cabeza señalo la escena que había delante; Con cuatro mesas llenas de jóvenes estudiantes.

Antes de que pudiera responder el director dio un vistazo al reloj que estaba en su bolsillo y se levantó rápidamente. – Lamento no poder acompañarte más querida, pero debo irme...

Su malhumor se esfumo por una oleada de preocupación. – No pensaras salir ¿cierto? – susurro para que nadie más que Albus pudiera oírla.

-Me temo que hay asuntos que requieren de mi atención en estos momentos.

-Pero Albus, con este clima... - Lo que decía Minerva era cierto, el clima en los últimos días había sido terrible pero aquella tarde apostaba por ser la peor. Como hace quince años... – ¡No puedes pensar ni siquiera en dejar el colegio, si algo llegara a ocurrir...!

El director volvió a sentarse y tomo las manos de Minerva. – Si "algo llegara a ocurrir" tú te encargaras de proteger a los alumnos.

La profesora trago saliva antes de continuar. – Tengo un mal presentimiento desde esta mañana...

-Todo estará bien. – Antes de que Minerva protestara, agrego – Algunos miembros de la orden estarán dentro por alguna emergencia, espero que sus servicios no sean necesarios.

Se levantó y salió del gran comedor, momentos después Harry le siguió. Algo muy malo estaba por pasar, ella lo sentía.


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