Un tal 15 de febrero

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El 14 de febrero como ya sabemos es un día para los enamorados y para aquellos amigos que se han enfrentado a pruebas difíciles, pero ¿y el 15, que ocurre ese día? Bueno para empezar no a todos les fue muy bien, están aquellos acosadores rechazados o los amigos que se pelearon días antes.

Tal como fue el caso de una Weasley y un Malfoy que aunque sabían que sus familias estaban peleadas, que los integrantes de sus respectivas casas no verían bien que un águila y una serpiente fueran amigos y aun de los problemas que podrían ocasionarles continuaron juntos.

Pero desde aquella pelea en la estación, Rose y Harry buscaban pruebas para descubrir a padre e hijo, cada vez que daban un paso parecía que retrocedían dos más.

Estaban en la habitación de Harry observando el mapa del merodeador, era el único sitio donde podían estar sin distracciones. – ¿Recibiste alguna carta ayer? – pregunto Harry para romper el silencio –

Se alzó de hombros. –No, aunque fue mejor así ¿sabes? – La pelirroja sonrió ante un recuerdo –

-¿De qué te acordaste? – pregunto el azabache

-De mi primer san Valentín en el colegio. – Puso su espalda contra el colchón y comenzó a narrar – Para ese entonces ya le hablaba a Scorpius, no tanto ya que nos odiábamos pero Albus nos obligaba a vernos las caras.

Flask black

Años después de que Harry Potter había sido el jugador más joven del equipo de quidditch se modificó la regla de “A partir de su segundo año pueden jugar” y ahí iba yo, caminando al campo para ver a Albus entrenar.

-¡Hey Rosie, aquí! – grito albus con su mano alzada moviéndola de un lado a otro –

Aun lado de él estaba Scorpius, “¡Ag, como lo odio!” tampoco le agradaba a ese chico pero Albus nos obligaba a tratarnos con respeto mientras estaba el.

-Hola Albus. – Salude con una sonrisa. Tanto el rubio como yo nos dirigimos una mirada de asco, me limite a decir. –Malfoy.

-Weasley. – respondió con el mismo tono. Se cruzó de brazos y le hablo a mi primo – ¿Cuánto van a entrenar?

-Dos horas, pero todavía no llegan todos así que… - se alzó de hombros – Vamos a volar un rato. – nos miró a ambos.

-Mejor yo me quedo en las gradas, ¿vale? – me di media vuelta y el idiota de Malfoy dijo con tono burlón “¿Te da miedo las alturas Weasley?, me regrese - ¿Miedo?, yo no le temo a nada. – Corrimos por unas escobas a los vestidores, ¡hasta por correr competíamos! Detrás de nosotros iba Albus casi pisándonos los talones.

Cada uno tomo una escoba, nos montamos en ella y dimos una patada el suelo, al instante salimos disparados.

-¡Hey chicos! Esperen, puede ser peligroso. – Gritaba Albus a nuestra espalda.

El viento revolvía mi cabello, pegándome en el rostro. – ¡Llegare más alto que tu Malfoy!

-No lo creo Weasley. – grito.

Paramos cuando las escobas habían alcanzado su punto máximo, -¡Te gane! – gritamos al mismo tiempo.

-¡No, yo te gane Malfoy! – Le reclame por hacerse de un triunfo que era mío.

-¡Llegue yo primero, admítelo Weasley! – Pidió con arrogancia.

Pasamos varios minutos peleando por quien había llegado primero, hasta que nos dimos cuenta de que alguien faltaba.

-¡Venga Albus, dile que yo llegue primero! – Scorpius señalo detrás de él, pero no había nadie.

-¿Albus? – le llamamos varias veces, observando a nuestro alrededor y luego hacia abajo.

Viviendo La Historia de Nuestros PadresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora