La torre de astronomia

102 6 0
                                    



Todo el alumnado y profesores del colegio permanecieron dentro del castillo ya que una tormenta parecía que se acercaba al lugar.

Mientras terminaban con sus alimentos en el comedor, disfrutando de la compañía de sus amigos y compañeros de casa, Harry Potter dejo su pastel de chocolate cinco minutos después de que el director abandonara el la sala.

Con la servilleta se limpió la boca. – James, acompáñame un momento.

El aludido se levantó y siguió a Harry, no sin antes mirar a todos sus amigos con sorpresa, esperando que alguien le diera alguna pista de que era de lo que su padre quería hablar con él, como respuesta la mayoría se alzó de hombros.

Cuando salieron al pasillo en donde solo estaba una pareja de novios, Harry le conto rápidamente a James lo que haría con el director, cuando finalizo James estaba aún más confundido. – No entiendo que tengo que ver yo con todo esto.

–Necesito que tú y los demás tomen de la poción Félix Filicis que está en mi baúl. – Harry se acercó un poco más al azabache menor – Quiero que vigilen el lugar mientras no estamos, tengo un presentimiento de que algo va a ocurrir. Los necesito alerta ante cualquier circunstancia.

Sin dejar que James afirmara o incluso se negara, Harry se dio media vuelta y fue con el director para obtener un horrocrux.

-No te preocupes, me pondré mi capa de súper héroe y protegeré a todos. – Grito aunque Harry ya estaba muy lejos como para escucharlo. Y se dio vuelta por su parte y puso en marcha el plan.

Media hora después de que el líquido pasara por la garganta de la mitad de sus amigos empezaron a merodear el castillo. Esperando, la tercera generación lograr salvar al director del colegio.

Poco tiempo después de que la poción pasara por la garganta de sus amigos un grupo de mortifagos asalto el castillo.

Rose caminaba de un lado a otro. – ¡No he visto a Scorpius desde la poción! ¿Lo has visto? – zarandeo a su hermano.

–Creí que estaban furiosa con él.

–Sigo enojada, pero no para que lo lastimen. Necesito saber que está bien. – Miro a su hermano con ternura y revolvió su cabello – Vete a tu habitación, no quiero que estés aquí para cuando lleguen.

Hugo se cruzó de brazos y planto sus pies firmemente en el suelo. – No te dejare sola peleando con esos brutos.

Pero su hermana le sonrió de lado y con voz calmada le volvió a hablar. – No esperamos a muchos de ellos, estaré bien. – Ladeo la cabeza levemente hacia Luna y Molly – Quiero que las protejas, llévalas a la casa común y quédate con ellas.

Hugo hizo una mueca y bajo la cabeza resignado. – Este bien, solo promete que te cuidaras.

–Lo hare, además tome de la poción – Hugo no muy convencido de haber visto que su hermana alcanzara a tomar de la poción Félix felicis se acercó a sus primas y así, los tres se fueron.

A los pocos segundos James se acercó a la pelirroja. – Lily tampoco quería irse, aseguro que con una tableta de chocolate ella acabaría con todos.

Rose sonrió. – No lo dudo.

–Ni yo, pero cambiando de tema ¿has visto a Albus?

Rose frunció el ceño. – ¿Lo perdiste de vista después de que tomara de la poción?. Su primo no alcanzo a responder pues una serie de hechizos llegaban hacia ellos.

Minutos después se sentía frustrado y cansado, peleaba espalda con espalda con su prima contra tres mortifagos. Aun así no se daría por vencido tan fácilmente.

Viviendo La Historia de Nuestros PadresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora