Navidad con los Weasley

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Apenas con poner un pie en la madriguera el olor a ponche, pino y música navideña te hacía sentir recibido simplemente con el ambiente.  En la sala frente a la chimenea dos magos observaban el fuego.

-¿Cómo han estado? –preguntaba un metarmormago al momento en que se ponía en medio de ambos.

-Bien, ¿y el viaje? – le sonreía Tonks al joven –

-Extraño pero bien. ¿Todavía sigues en la seguridad del castillo? – Inquirió el joven – Es que no te he visto mucho rondando por ahí.

-¡Para que quieres verla! ¿Qué, te gusta mocos? – Remus se colocó delante del joven, con la cara enrojecida del enojo.

Ted retrocedió en su asiento, con cara de horror por temor a lo que pudiera hacerle, para su suerte Tonks alejo al lobo. - ¿Qué te ocurre Remus? ¿Querías hacerle algo?

-Le hare algo si te hace algo, ahora levántate. – ordeno con autoritaria, Ted obedeció. – Ahora ¡largo de mi vista!

“¿Cuándo dejara de pensar que me atrae Tonks?” pensó Ted ya en la cocina picando zanahorias.

Por otro lado Victore se encontraba en la habitación de Fleur, mirando vestidos, invitaciones y demás para la boda.

-¿Te gusta este? - Le pregunta Fleur a Victore, mostrándole un vestido blanco demasiado largo -

Frunce los labios. – Esta muy escotado. -  Fleur toma otro vestido, era beige con mangas largar y cuello de tortuga. - ¡ag! Es el más feo que he visto. – decía Victoire con cara de asco –

-Es el vestido de mi abuela. – Fleur la mira seria, pone el vestido a un lado y se tira en la cama-  Creo que jamás encontrare un vestido, me tendré que casar con trapos.

-No te preocupes seguiremos buscando. – Le ánimo.

-¡No! Quedan seis meses y ya he agotado la mayoría de las tiendas, tanto muggles como mágicas.

-Deja pienso… haz soñado mucho con el momento de tu boda, así que imagino que también habrás imaginado el vestido. – Fleur paro sus gemidos y se detuvo a observarla – Tienes al novio perfecto, eres la novia perfecta así que porque no diseñar tu propio vestido.

-¿Cómo? – cuestiono la rubia mayor.

-Se dibujar, te podría ayudar. Solo dime como lo quieres y lo dibujare para ti.

Fleur salto para abrazar a Victoire. - ¡Gracias, gracias! Te adoro, eres fantástica. – gritaba por todo el cuarto.

-Vendré entre clases para que te ayude con el vestido. – sonrió Vic al notar a su madre feliz.

De la cocina los gritos de Molly sonaron. -¿pueden dejar tanto escándalo?, ¡Si fleur me refiero a TI! – con voz más calmada se acercó a la mesa de la cocina para ver que tal iba la cena – Ted, querido haz los trozos de zanahoria más pequeños, - rodeo la mesa para estar a un lado de Molly II, o como la señora W. la conocía Andreu… no podría saber que tenían el mismos nombre y sospecharía y si comenzaba a preguntar… bueno Molly II no era buena mentirosa.

-Muy bien Andreu, solo pon más velocidad.

Se giró inmediatamente al escuchar la puerta abrirse, de ella entraban dos azabaches y una pelirroja. -¡Alto, ustedes tres! Quítense el tenis antes de entrar. ¡Ah! Y avísenle a Ron que pronto abriremos los obsequios.

Los tres bajaron la mirada para ver su tenis, todos estaban sucios llenos de lodo, se los quitaron e ingresaron a la casa. Subieron las escaleras para poder cambiarse de ropa ya que la que traían estaba sucia.

Harry entro a la recamara que compartía con Ronald, no había jugado con ellos porque al parecer algo le había caído mal en el tren. Harry movió a su amigo. – Levántate, vamos a abrir los obsequios.

Al no recibir respuesta lo movió con más rudeza. – Tengo que darte un regalo que Hermione te mando.

Ron se sentó al borde de la cama. -¿Regalo?

Harry asintió y de su mochila saco un obsequio azul, en la cara del regalo estaba un gran moño plateado, el azabache entendió que quisiera estar solo.

Antes de cerrar la puerta Ron pregunto. - ¿Seguro que es para mí? Puede que sea para ti y… -Harry interrumpió – Me dio un regalo de envoltorio rojo, estoy seguro que es para ti.

Cuando se aseguró de estar solo, quito el envoltorio procurando no maltratando. Dentro había un porta-retratos con una fotografía de Hermione y él en su primera salida a Hogmeade, tomo la foto entre sus manos, era el mejor de los regalos, había pensado Ron. Volvió a ver la caja y todavía quedaba otro obsequio era el libro de “Quidditch atreves de los tiempos”. Guardo el libro y la fotografía la puso en el buro.

Bajo cuando escucho los gritos de la señora Wesley, todos ya estaban sentados en la mesa. Empezaron a comer las delicias que Molly –y sus ayudantes- habían preparado.

Al terminar la cena comenzó el brindis. Empezare. - Se levantó el señor Weasley con su copa de wisky de fuego - Brindo por la familia, y por todos los que al paso del tiempo ser convierten en nuestros hijos – miro significativamente a Harry -  ¡SALUD!, es tu turno

Hubo muchos brindis, pero el más significativo fue el del joven Ted. Se aclaró la garganta no sabía que decir a si que dejo que el corazón hablara. – Este año he conocido personas maravillosas, que se han anexado a mi familia, brindo porque continuemos aquí reunidos para celebrar navidad, malos tiempos nos esperan, lo sé. Pero también se lo fuertes que somos cada uno para resistir todo tipo de problemas… James.

-Bueno ahora veo lo felices que todos están así que con alegría confesare que todo este “viaje” fue planeado por mi colega Fred II y por mí. ¡Salud!

James esperaba abrazos y voces aclamando su nombre, pero en cambio todos lo fulminaron con la mirada. - ¡JAMES, TE MATAREMOS!

Viviendo La Historia de Nuestros PadresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora