Curiosidad indebida

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Pasaron algunos días y yo seguía pensando en ello, secretamente le insistí varias veces a Bev sobre seguir investigando, tanto fue que la relación con ella se enfrió debido a mi insistencia sobre el tema, notaba en su rostro que le desagradaba hablar sobre "aquella cosa" y los sucesos que le habían ocurrido, tuve que desistir.

Los sueños con la tortuga habían cesado, ya no había vuelto a soñar ese tipo de cosas, hasta que llegó el día.

Me encontraba descansando después de una larga pelea con mi padre, sé que no soy la mejor hija del mundo, pero al menos no soy una boba problemática como mi hermana, me había culpado de arruinar algunas cosas de la casa sin siquiera haber estado ahí.

Mientras dormía comencé a soñar, otra vez con aquel lugar místico, el océano infinito de siempre, las estrellas iluminando todo lo que podía alcanzar a ver y la isla con el árbol que ahora se encontraba marchito, destruido, seco.

Lo vi y la sensación de tristeza me invadió.

Aquel árbol era precioso, pero no solo era por eso, sino que era porque ya no estaba más, porque estaba muerto, porque ya no podría disfrutarlo.

El océano me invitaba a entrar, accedí introduciéndome en él lentamente y haciendo la misma rutina, comencé a hundirme y las estrellas comenzaban a desaparecer, esta vez el sentimiento de miedo no era opacado por mi valentía pasada, sino por la... ¿tristeza?

- "Estoy sola"- Pensé.

Unas manos provenientes de la oscuridad comenzaron a envolverme, me arrastraban hacia abajo y yo solo podía dejar que esto sucediera, estaba cediendo.

"Puedes opacar tu miedo de distintas maneras" -Escuché la voz.

- ¿Eres la tortuga? -Pensé.

"Debes vencer el miedo"

"Da el paso"

Me repitieron esas voces, no entendía a que se referían con "dar el paso". ¿Debía hundirme y probar la muerte? ¿Acaso a eso se referían?

Pero no, no fue así. En un nuevo movimiento casi involuntario tomé con dificultad una de esas manos como cuerdas que me envolvían, me sorprendí al ver lo que había ocurrido, mis manos se habían iluminado y no solo eso, yo estaba emanando cierta luz de ellas.

¿Fue porque moví mis manos? No, no debía ser algo así de fácil, pensé.

Claro, acababa de enfrentar un temor de manera muy primitiva y no lo había notado. Tomé aquellas manos, esa acción significó que fui capaz de enfrentar mi temor y eso fue lo que produjo aquella luz.

Me emocioné al pensarlo y para verificarlo me volteé hacia la oscuridad del fondo, ya no estaba todo tan oscuro y yo podía iluminar mejor el lugar, fui por una de las garras que tomaban mi cintura y la tomé cuidadosamente con mi mano derecha, tenía una sonrisa en mi rostro al ver como comenzaba a iluminarse, pero todo se apagó cuando vi eso que estaba sosteniendo, era una garra horrible y parecían ser de un monstruo, todo lo que había sentido se había desvanecido y cambiado por la sensación de miedo y terror.

Antes de despertar pude ver una sonrisa en la oscuridad, una sonrisa que se me hacía muy familiar; "Eso".

"Vence el miedo" -Escuché por última vez provenir de la tortuga.

Y desperté.


Me reuní con Bev a la mañana siguiente, hablamos normalmente y no le conté nada de lo que había soñado, creí que sería otra de las torturas psicológicas del payaso, pero esto era distinto.

Verdad o Reto (Pennywise y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora