No me conoces

2.8K 293 37
                                    


Eran cerca de las cuatro de la tarde, ya había organizado mis cosas en casa y Daniel se iría el día después.

Me encaminé a la horrible casa de Neibolt para hablar con Penny, debía informarle acerca del plan que tenía en mente y como siempre sabía que no sería nada fácil.

Llegué y entré, no fue necesario bajar al sótano porque caminé unos pasos y me lo encontré.

- ¿A quién traes? -Me habló con su rostro enojado.

- ¿Qué? ¿A qué te refieres? -Le respondí confundida, me había sorprendido su actitud molesta sin razón aparente.

- Traes a alguien contigo. ¡¿Por qué lo traes a mí?!

- No he traído a nadie -Intenté explicarle. -No permitiría que nadie te viera, es la idea de todo esto ¿no?

- Está afuera, haz que se vaya o... lo mataré -Sonrió al decirlo.

Y salí, no podía creerlo, Daniel me había seguido y estaba en la entrada de la casa, por su rostro parecía que no se atrevía a entrar.

- ¿Daniel? -Me acerqué a él de forma serena. - ¿Que estás haciendo acá?

- ¿Que estoy haciendo acá? -Me respondió nervioso. - ¿No debería hacerte yo esa pregunta?

Me cohibí, no sabía que responder, en realidad sí estaba en una situación extraña. -Es parte de mi investigación. -Le dije, cosa que era cierta. -Por favor vete, no deberías estar acá.

Parecía estar pensando, pero antes de que pudiera notarlo me miró con furia y me agarró el brazo. - ¡¿Se puede saber que mierda estás haciendo?! No me has dado nada, ningún avance de toda tu mierda y tienes el descaro de decir que es parte de tu maldita investigación. ¡Se acabó! -Soltó con rabia mientras mantenía el fuerte agarre en mi brazo, intenté soltarme pero no me lo quería permitir.

- ¡Suéltame!

- ¡Te dije que se acabó! ¡Estás jodidamente loca y no sirves para esto! Si no me das todo lo que has hecho cuando llegue, se acabó el dinero, Lei. ¡Estás enferma! -Me soltó el brazo con violencia. - ¡Mírate! ¡¿Que mierda pretendes encontrar aquí?! ¿Un fantasma?

- Algo peor -Le dije en voz baja con toda la ira contenida que estaba sintiendo. -Un idiota como tú no lo podría entender.

Daniel dio una risa burlesca y sacó unos billetes de su bolsillo para luego lanzarlos en el suelo en dirección hacia mí. -Mi dinero tampoco lo entiende, maldita loca.

Y se fue.

No lo iba a negar, claro que me dolía escuchar esas palabras, fue en ese momento en que me di cuenta de lo sola que estaba, tuve la sensación de soledad al estar parada frente a ese lugar que nadie se atrevería a entrar, Mike era una gran persona, pero el no sabía nada y el secreto que cargaba conmigo no era algo que se lo pudiera contar precisamente a él.

Volví a entrar, ahí estaba Pennywise esperándome, su rostro estaba inexpresivo otra vez.

- ¿Quién era? -Me preguntó casi exigiéndome una respuesta por su tono de voz.

-Daniel, ya lo conoces, creaste una visión sobre él... -Le respondí cabizbaja. -Es mi novio, o algo así...

El ente se quedó en silencio, subí la vista para ver si sucedía algo y parecía sorprendido. Molesto, pero sorprendido.

- ¿Qué pasa? -Le hablé para hacerlo reaccionar.

- ¿También sientes afecto por él? -Habló, me incomodé tanto con su pregunta que no sabía como reaccionar.

- ¿Qué? -Di una pequeña risa. -No... no. Claro que no. -Y era cierto, por Daniel sentía más cosas malas que por el mismo Pennywise. - ¿Puedes dejar de preguntarme esas cosas? Ni siquiera sabes que es afecto, no puedes comprenderlo. -Me molesté un poco. -No eres humano.

Y ahora sí que pareció molestarse, sus ojos seguían de color azul, pero por la forma de su rostro parecía enfadado.

-De hecho -Continué. -Venía a hablar sobre eso. Tengo un plan y... sé que no te gustará, estaba pensando en que adoptes una forma humana y logres mezclarte entre los humanos, de esta manera podrías alimentarte con comida normal...

-No, no, no... ¡No! -Me gritó enfurecido y se acercó a mi amenazante. - ¡Aliméntame! ¡Te lo ordeno!

Y me acerqué a él para abrazarlo a pesar de haberme tratado así, no podía juzgarlo demasiado, sabía que iba a negarse al principio. Pero ahora había nacido un nuevo problema para mí, cada vez se me hacía más incómodo hacer ese contacto con él. Lo rodeé con mis brazos con suavidad y evité su mirada, no sé si el se había dado cuenta de que no me agradaba, me rodeó también y mientras sentía la vibración en su interior, me abrazó con fuerza, suficiente fuerza como para no dejarme escapar. Y eso fue peor para mí, me estaba aprisionando y no quería estar ahí.

- ¿Te gusta? -Me dijo, no fue necesario ver su rostro para saber que lo decía con una sonrisa maliciosa.

-No -Le respondí con cierto enojo, comenzaba a molestarme lo que hacía y decía, eso sumado a sus preguntas extrañas. -Es desagradable para mí. Suéltame. -Le ordené. -Ahora.

Me soltó con lentitud sin necesidad de que se lo pidiera de nuevo, seguí ocultando su mirada hasta que acercó su rostro buscando mis ojos. -Yo no lo creo así -Se burló y sin pensarlo, al sentirlo tan cerca de mí, lo empujé con mis dos manos haciendo que se alejara de una vez. Y fue ahí que lo vi a los ojos, ya estaba molesta con sus intenciones, solo parecía querer jugar con mi mente y reírse de mí.

-Ya basta -Le pedí intentando calmarme y el insistió.

-Los humanos son tan patéticos, todo lo que sienten es patético -Soltó seguido de una pequeña risa. -No puedes pedirme a mí, el devorador de mundos, que sea como un sucio y débil humano -Sonrió.

-Entonces seguir alimentándote de esta manera no es necesario -Le respondí con un intento de determinación. -No vale la pena, nunca vas a cooperar.

Grave error decirle aquello, o le gustaba demasiado ese nuevo "alimento" o lo había ofendido de alguna manera, porque lo que hizo luego de escuchar mis palabras me asustó, borró completamente su sonrisa y al igual que lo había hecho uno de los primeros días, tomó uno de los muebles y lo lanzó hacia donde estaba, por suerte me percaté antes de sus intenciones y corrí hacia un lado. - ¡Eres un monstruo! -Le grité sin resistirme ante mi molestia. - ¡Un maldito monstruo!

- ¡Tu no me conoces! ¡No podrías entenderlo nunca! -Me gruñó con su voz ronca y unos miles de dientes se asomaban por su boca. - ¡NUNCA!

-Tienes razón... no te entiendo porque ¡no me dejas entenderte! -Le respondí. -Dices no tener sentimientos y que es algo patético, pero para tener una personalidad de mierda ¡si eres capaz de sentir! - ¡Esto no tiene sentido! ¡No volveré a alimentarte más! -Y corrí en dirección a la puerta, escuché como el ente emitía unos sonidos desde su posición, pero sin acercarse más a mí, lo único que sentí al salir fueron varios muebles destrozándose dentro de esa casa.

Me había decepcionado lo suficiente, ya no sabía si quería salvar al ente o no.

Algo malo estaba ocurriendo conmigo y tampoco sabía que hacer con ello.

Llegué a casa y me encerré en una habitación desocupada dando un portazo, no me importaba lo que pensara Daniel, me estaba dando cuenta que una parte de mi salud mental estaba en peligro.

Y la culpa era de él, del maldito payaso.

Verdad o Reto (Pennywise y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora