Días felices 2/2

2.8K 277 7
                                    


Era tan extraño todo, saber que todos esos días en que me peleaba constantemente con él habían dado este resultado.

Jamás me habría imaginado estar así con él, lo tenía recostado en mi pecho tan tranquilo como si nunca hubiera sido aquel monstruo que nos atormentaba hace 15 años, ahora estaba preocupado por su vida y por permanecer junto a mí, o así lo hacía ver cuándo se refería a que yo era de su propiedad.

- Sabes... -Le hablé. -Cuando todo esto acabe me gustaría vivir contigo. -Susurré aquellas palabras y capté su atención rápidamente, fijó su vista en mi con aparente sorpresa y me habló.

- ¿Cómo? -Dijo.

- Digo... sé que no podrás hacer cosas como yo, que no podrás salir con facilidad y será difícil, pero quiero que vivamos juntos, donde sea, como sea... La cosa es que, quiero... -Y dejé de hablar al notar como se acercaba a mí con unas gotas de saliva colgándole de los labios, se acercó lo suficiente y me dejó debajo de él, mantenía su vista fija en mí y sin evitarlo, me besó.

Lo primero que sentí fue el frío de sus fluidos cayendo en mi boca y luego sus labios apegándose a mí, solo lo hizo de manera superficial, sin profundizar, como si quisiera hacerme callar y lo había logrado. Cerré mis ojos y lo abracé.

Me dejó sin palabras.

Todo lo que estaba viviendo me dejaba sin palabras.

Y así eran todas mis mañanas, nunca podía saber en qué momento ocurría la transición hasta que estaba revolcándome entre los brazos de la entidad, ahogando mis gemidos en un océano de sabor dulce y clavando mis uñas en una figura moldeable que desaparecía. Justo en ese momento es cuando me comenzaba a sentir más sensorial que nunca. Mis ojos se cerraban solo para ser nublados por una luz cegadora que danzaba frente a mis otros sentidos. Aunque en ese estado el tiempo no parecía tener importancia, calculaba que no pasaban más de 10 segundos humanos a pesar de que podía hablarle detalladamente sobre cada cosa que sentía en otro idioma.

El encuentro ocurría una, dos, cinco y hasta diez veces solo en la mañana.

Se podía decir que ya lo conocía cada vez más, ya conocía la forma original de "Eso" y era a él a quien me entregaba y con quién formaba esa unión que iba más allá de lo comprensible.

Luego de ese trance sentía su voz ronca tratando de bajarme de esa realidad en donde las palabras eran mudas.

- Lei -Me habló y moví mi cabeza despacio, un leve mareo me invadía al despegarme de ese lugar tan etéreo.

- Te veo... -Susurré con dificultad y esbocé una pequeña sonrisa.

- Sal de ahí, pequeña -Me susurró y finalmente cobré total conciencia.

Di un largo suspiró mientras observaba al ente. -Ya estoy bien, ya estoy lista -Aseguré con total confianza en mí.

- No, no lo estás -Me dijo bajándome de las nubes. -Aún es peligroso.

- ¿Tanto te preocupa que pueda pasarme algo? -Le pregunté con una sonrisa y el me observó con recelo sin responderme nada.

Y podía estar todos los días disfrutando de él, viviendo como si fuera un romance adolescente.

Pero no lo era y nunca estaría cerca de serlo, era algo imposible y lo notaba cada vez que recordaba que él no sentía nada. Ni sentiría nada.

Cociné para ambos, estuve dándole de probar distintos tipos de carne y otros alimentos. La única carne tolerable fue la de cerdo y cruda, comía con las manos como el monstruo que era, pero a mí no me importaba.

Creí que todo iba a seguir así por más tiempo, que estaríamos probando más de esa sensación y yo seguiría aprendiendo de él, llegó la noche y justo cuando me recosté junto a él noté algo extraño.

Me abrazó con un rostro decaído, triste, sin ánimo.

Nunca lo había visto de esa manera, no de una forma sincera, siempre simulaba ese tipo de emociones para manipular a la gente, pero esta vez no era así.

Era propio de él.

Verdad o Reto (Pennywise y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora