Sentir

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Pasó otro día, salí de casa para evitar encontrarme a Beverly, se había esparcido la noticia de la desaparición de Bowers, aunque no fuera correcto me alegraba pensar que Bowers dejaría de ser una molestia para todos, también había desaparecido el novio de mi hermana y ella estaba tratando de buscarlos.

Corrí hacia el bosque, necesitaba pensar un poco en todo lo que sucedía, me senté en una piedra cerca de un arroyo, escuchaba el agua fluir y pensaba en el payaso y en qué debería hacer ahora mismo.

De pronto, el sonido de unas hojas crujiendo me saco de mis pensamientos, eran los pasos de alguien que se escuchaban a lo lejos y se dirigían hacia mi posición, me asusté así que me puse de pie y caminé tratando de no hacer tanto ruido, me adentré tanto al bosque que llegué a una casucha de madera, se encontraba en un pésimo estado, aun así conservaba un montón de cadenas que cuidaban la puerta, sentí curiosidad por entrar y ver que había dentro, pero me detuve.

Ya era suficiente con los problemas que tenía.

Metí mis manos a mis bolsillos y me alejé del lugar, miré al frente y me encontré algo que me dejaría aterrada. Vane y Patrick estaban ahí, frente a mí.

Ella se acercó a mí con rabia y me agarró del cabello, no creí que haría eso así que no reaccioné primero.

Patrick observaba la escena con una sonrisa.

- ¡Todo es tu culpa! -Me dijo Vane con rabia sin soltarme del cabello.

- ¡¿Qué?! -Le grité en medio del forcejeo hasta que me soltó.

- ¡¿Dónde están?! ¡Tú sabes algo! ¡TU LOS HICISTE DESAPARECER! -Gritó furiosa y Patrick se acercó, me tomó por el brazo y me solté de inmediato. Insistió nuevamente y está vez Vane le ayudo, lograron empujarme hasta la entrada de la casucha.

- ¡Yo no sé nada! -Me defendí. - ¡Déjenme ir! ¡Déjenme! -Insistí y jamás se detuvieron, Vane abrió la puerta y vi un refrigerador dentro del sitio, estaba todo oscuro y me dio terror pensar que podía haber ahí.

Observé a Vane casi rogándole por piedad. - ¡Vane! ¡Déjame ir! -Pero solo continuó empujándome para que entrara, Patrick me tenía retenida por los brazos, en un movimiento me empujó con tal fuerza que caí dentro del lugar, vi el rostro de Vane desaparecer cuando cerró la puerta y me dejó encerrada con Patrick ahí dentro, escuché las cadenas como se retorcían mientras ella cerraba con candado, me arrastré y golpeé la puerta a la ve que sentía como Patrick me arrastraba. - ¡Vane por favor ayúdame! -Rogué entre lágrimas, estaba llorando por la desesperación, sentí la risa del imbécil y fijé mi vista en él desde el suelo, subió encima de mí y trató de quitarme el suéter que llevaba puesto, lo subió y tocó parte de mi cuerpo - ¡VANE AYÚDAME, NO SE NADA TE LO JURO! ¡SÁCAME DE AQUÍ! -Grité entre chillidos, Patrick seguía encima, está vez tomó mis pantalones e intentó bajarlos, le di una patada y pareció no hacerle nada, continuó en sus intentos hasta que lo logró, me tomó de las piernas y vi como estaba desabrochando su pantalón con una sonrisa desquiciada, estaba temblando de miedo al ver lo que pretendía hacer, seguí luchando hasta que escuché como tomó un trozo de madera o algo pesado que se encontraba a su alcance y me golpeó en la cabeza, me mareé al sentir el golpe, todo me estaba dando vueltas y perdía fuerzas, comencé a aceptar mi destino, estaba envuelta en lágrimas, terror y arrepentimiento.

Justo cuando Patrick iba a golpearme de nuevo, gritó.

Escuché un alarido de terror proveniente de él, se alejó de mí y pude ver mejor lo que sucedía.

Unas sanguijuelas se le estaban pegando a los brazos, salían de todos lados, como si hubiera una lluvia de ellas en dirección a él, se pegaban por todo su cuerpo mientras más se resistía.

Me arrastré y me hice a un lado, logré llegar a una esquina, mis manos estaban ensangrentadas por tanto arrastrarme en aquel lugar lleno de vidrios, piedrecillas y madera rota.

Vi como Patrick iba cayendo de rodillas al piso, casi cubierto por completo de aquellas sanguijuelas, caía sangre entre los espacios de los animales y está caía al suelo, me atemoricé, pero se lo merecía, era la única sensación que me invadía, rabia y odio hacia él.

Finalmente cayó por completo, ya estaba totalmente cubierto de sanguijuelas y dejó de moverse, me puse de pie sin dejar de observar lo que había sucedido, aún estaba llorando por todo lo que había pasado, di un paso al frente para ver más de cerca y tomar el trozo de madera con el que me había golpeado, antes de tomarlo algo me agarró por el hombro.

Suspiré y giré lentamente, lo primero que vi fue un guante de color blanco agarrándome, seguí girándome hasta que lo vi.

Pennywise me observaba sin su característica sonrisa, parecía serio.

Pero la verdad es que tenía tanto miedo y estaba tan devastada por el encuentro que había tenido anteriormente que rápidamente hice la conexión, el payaso me había salvado de ese destino tan grotesco.

Mis lágrimas no dejaban de caer, iba a romper en llanto en cualquier momento y así fue, me abalancé hacia el torso de Pennywise y lo abracé, estaba tan asustada que no me importaría si luego me mataba él, lo de Patrick había sido demasiado terrorífico.

Chillé entre sus brazos con desconsuelo, no podía parar de llorar, sentí como se retorcía un poco ante mi agarre, luego una mano se posicionó sobre mi cabeza y escuché como estaba oliéndome, pasé la manga de mi suéter por mi nariz limpiando los fluidos que soltaba por mi excesivo lloriqueo y hablé. -Me vas a matar, ¿verdad? -Le dije entre sollozos.

- No -Respondió de inmediato y me sorprendí.

Me aferré más a aquel abrazo, no era del todo consciente sobre lo que decía, solo estaba agradecida de haberme salvado de ese maniático, aunque él también lo era. -Estaba tan asustada -Confesé y me descargué en lágrimas nuevamente.

- Mi comida... -Dijo con su voz ronca y profunda. -No puedo dejar que maten a mi comida -Sonrió y sentí caer una gota de saliva, miré hacia arriba y tenía los ojos rojos, pensé en que ahora sí podía atacarme así que me alejé un poco.

Ya estaba recuperándome del shock inicial, ahora mi deber era mantener la calma con la entidad.

Me separé de él con cuidado sin despegar mi vista de sus ojos, seguía sonriéndome como de costumbre, decidí hacer la pregunta que había estado evitando hacer desde hace mucho tiempo. - ¿Por qué humanos? ¿Por qué solo puedes alimentarte de esto? ¿No sientes... culpa? ¿Tristeza? -Tragué saliva, me complicaba enfrentarlo buscando información que era poco probable que me diera. -Dijiste que no sentías como los humanos, pero, ¿sabes acaso que eso es malo tan siquiera? -Lo desafié con un poco de ira contenida, pero en vez de responderme se extrañó y miró hacia al lado, como si hubiera sentido algo. La puerta del lugar se abrió con fuerza y dirigí mi vista de inmediato a ella, cuando devolví la mirada hacia el payaso había desaparecido.

Verdad o Reto (Pennywise y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora