Verdad o Reto (Pennywise y tu)

Carta de un desconocido

Nos quedamos en total silencio, no podía creerlo.

- ¿Estás seguro de que es Mike? -Le dije en voz baja como si pudiera oírme alguien más, lo miré al no obtener respuesta y vi que tenía los ojos brillantes, sus dientes afilados habían aparecido y tenía la boca abierta. -No... No, no, Pennywise -Lo tomé del traje obligándolo a qué me mirara. -Penny, no pienses en hacer una estupidez, si haces algo esto se acabó. Tu y yo estaremos condenados. -Me miró y aún mantenía esa expresión, corrí hacia el espejo y arreglé mi ropa, volví junto a él y le hablé de nuevo. -Hablaré con él y veré qué quiere, no te atrevas a hacer algo.

- Ese patéti... -Comenzó a decir en un gruñido.

- ¡No! Pennywise, quédate quieto. -Tragué saliva y ambos nos miramos. -Quédate aquí.

Aún con mis manos temblando y mi pulso acelerado bajé las escaleras y suspiré antes de abrir la puerta.

Cuando lo hice efectivamente, estaba él tras la puerta mirándome con normalidad.

- Lei, hola -Me dijo junto a una sonrisa. -Discúlpame que haya venido sin avisar y a esta hora.

- No te preocupes, Mike -Intenté decirle con normalidad. - ¿Pasó algo? ¿Quieres pasar? -Le pregunté de inmediato, cosa que no debí hacer y luego me arrepentí.

- Solo venía a entregarte esto -Sacó una carta del bolsillo trasero de su pantalón, era bastante pequeño y tenía mi nombre escrito en él. -Dice tu nombre y lo encontré en mi puerta, me pareció raro así que no esperé a entregártelo mañana, quizás alguien te buscó y no te encontró en casa.

Tomé el sobre y lo vi extrañada. -Oh, gracias Mike, es extraño que te haya llegado a ti, disculpa las molestias -Le sonreí.

- ¿Está todo bien? -Me preguntó generando un silencio incómodo, contuve mis nervios como pude y suspiré. -Sí, claro.

- Bien... entonces, te veo luego -Me sonrió y le respondí de igual forma.

- ¡Gracias por el favor, Mike! -Le dije mientras se alejaba.

Cerré la puerta con un nudo en el estómago, Penny apareció frente a mí, notó de inmediato la carta que traía entre mis manos y me observó con molestia.

- Ábrela -Me ordenó.

Me quedé en silencio sin hacer nada más que mirar sus ojos, sentía miedo de que los días tan perfectos acabaran y Mike sospechara algo.

Él lo notó en mi rostro, su rostro molesto pasó a ser una mezcla entre sorpresa y confusión.

La abrí.