Quiero conocerte

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No salí de esa habitación hasta el otro día, Daniel salió por la mañana temprano, escuché la puerta cerrarse y eso fue lo que me despertó. Abrí la puerta del cuarto en donde estaba y salí. Estaba totalmente sola en aquella casa, ahora podía sentir el vacío, se sentía más vacía que nunca porque solo estaba yo, yo y nadie más que yo.

Me estaba enfrentando a mi misma y todo lo que trataba de contener, pero no podía.

Caminé con prisa hasta la cocina y saqué una botella de vino que había comprado el primer día, ni siquiera busqué una copa para servirlo, lo abrí y comencé a beber de inmediato, con desesperación tratando de apagar algo que tenía dentro.

Bebí hasta la mitad y lo dejé de lado, ya no quería seguir pensando en Pennywise, ni en Daniel ni en nadie.

El día transcurrió normal, salí a comprar más licor por la mañana y por la tarde estuve viendo televisión, evitando pensar en la inquietud que tenía.

Pero era imposible.

Mientras más lo evitaba, más lo recordaba. Comenzaron a llegarme recuerdos de mi infancia, de cuando al estar sola en casa imitaba al payaso, cuando robé el maquillaje de mi hermana para pintarme la cara como él, nunca me había puesto a pensar en por qué lo había hecho, me estaba sintiendo mal del estomago al acumular tantos recuerdos desagradables, di un suspiro y dirigí mi vista a la televisión, se había apagado y no me había dado cuenta.

Me quedé en silencio observando la pantalla negra del televisor, había un silencio absoluto, ya era de noche y aunque podían escucharse personas por la calle, esta vez no era así. No había nada.

Me acurruqué en el sofá, ni siquiera las manecillas del reloj podía oírlas, sentía frío y tenía ganas de ir a ver a Mike, pero no era él a quién buscaba.

Y si comenzaba a pensarlo bien, no sabía a quién mierda buscaba.

Desperté al otro día con un sonido fuerte, mi teléfono estaba sonando sobre la mesa de centro, me había quedado dormida en el sofá.

Abrí la tapa del móvil y contesté. Era Mike.

-Mike -Le hablé recién despertando. -Buenos días.

-Lei, encontraron otro cuerpo -Me dijo sin saludarme.

Me quedé en silencio, mi mente ignoraba lo que había dicho.

-Acabo de despertar, luego... -Bostecé. - Luego podemos hablar de eso, hay un montón de gente loca por ahí. Cuando llegué trataron de asaltarme. -Reí.

-Sí... Perdón por llamarte tan temprano, creí que tenías que saberlo. ¿No te sucedió nada? No me habías contado eso

-No, no pasó nada, era una pandilla, los perdí en una esquina. -Me puse de pie mientras hablaba, caminé en dirección a la cocina y me serví una copa de vino. -Seguramente fue porque me vieron haciendo las compras y tuve que sacar dinero. -Solté una risa. -No traía efectivo. Como sea, luego te llamo ¿sí?

-Sí, claro, hablaremos luego.

Cerré el teléfono y lo dejé en la mesa de nuevo.

Me bebí todo lo que quedaba de vino en la copa en dos segundos y la lancé a la pared, los trozos de vidrios salieron disparados y la mancha roja quedó chorreando en la pared blanca.

Me lancé al sofá y comencé a golpearlo con rabia, estaba furiosa, devastada, no sabía que era lo que me estaba sucediendo, al escuchar esas palabras de Mike me invadió una profunda tristeza, una desesperación por culpa de Pennywise, comencé a llorar como hacía muchos años no lo hacía, llevé ambas manos a mi cabeza tratando de concentrarme.

-Maldito. -Dije al aire.

Y lo sabía, sabía que iban a matarlo, sabía que ya no podía retrasar su muerte porque él no estaba dispuesto a involucrarse conmigo, porque el hecho de que estuviéramos hablando no significaba nada y era solo yo quien estaba confundiéndose tanto por esto.

Respiré para no ahogarme entre mis lágrimas, una luz dentro de mi me dio esperanza y me calmó.

No debía dejarme vencer tan fácilmente, tanta negatividad no era el fin del mundo y solo yo me estaba condenando, debía ser fuerte y controlarme para poder controlarlo a él.

Eso era todo.

Pasaron unos minutos, esperé a estar un poco más calmada y comencé a limpiar lo que había hecho, sentí un ardor en mi mano y lo dejé pasar, hasta que me di cuenta que me había cortado la mano y la sangre ahora corría hasta el suelo.

Corrí en búsqueda de algo para tapar mi herida, me limpié y con un poco de papel higiénico me vendé, de forma improvisada, la mano.

Tendría que salir a comprar más cosas para tratar el corte, tampoco era algo demasiado exagerado, pero de todas formas quería ir al centro del pueblo para comer algo allí.

Si me quedaba en casa pensando terminaría peor de lo que estaba.

Horas después me decidí a ir, me vestí como si no hubiera tenido ese quiebre emocional unas horas antes y me fui.

Comí en un restaurante, luego iría a la farmacia para comprar el resto de cosas y tratar mi herida como corresponde. Ya me encontraba más tranquila, había pensado en ir a la casa del pozo e intentar hablar con el ente, descarté la idea al darme cuenta que aun era demasiado pronto y no me encontraba del todo bien aún.

Entré a la farmacia y un chico un poco mayor que yo estaba por delante, me impacienté ya que era terriblemente lento, una vez salió yo pude finalizar mis compras, salí y para mí mala suerte choqué con el mismo sujeto al doblar por la esquina de la calle.

No lo había observado bien, tenía algunas cicatrices en su rostro y llevaba gafas negras, su cabello era castaño claro casi pelirrojo, estaba algo desordenado y pude ver por el reflejo de sus gafas que tenía ojos claros.

- Cuidado -Dije un poco molesta.

- Lo siento -Me sonrió.

Esa sonrisa se me hacía familiar, creí que me estaba volviendo loca y comenzaría a ver cosas raras en todos lados. Me asusté un poco, por su ropa parecía alguien normal, pero algo me inquietaba de ese hombre.

Él notó ese rechazo en mí, yo lo supe de inmediato porque su sonrisa se borró rápidamente.

- No importa -Susurré con cuidado y me giré para irme.

Seguí caminando tratando de olvidarme de ese encuentro, tenía el leve presentimiento de conocer esa esencia.

Sentí unos pasos detrás de mí y una voz que parecía normal.

- Lei -Dijo la misma voz del hombre.

Era Pennywise. Estaba totalmente segura o al menos mi paranoia así lo dictaba. Se había transformado en humano tal y como se lo pedí, qué maldito. 

Verdad o Reto (Pennywise y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora