×Capítulo 19×

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P.O.V. Sandra

Me quedé helada ante lo que Samuel me había dicho. Mis manos, que estaban agarrando las suyas, comenzaron a temblar también.
Ahora entendía todo. Samuel se veía realmente demacrado, pero, a la vez, se veía aliviado. Después de retener esa horrible información tanto tiempo.

El sonido del móvil de Sam me asustó, le había llegado un mensaje. Por lo que vi, era David, diciéndole que iba a pasar la noche en el hospital y que volvería por la tarde después de la consulta con el psicólogo.
Sam preguntó dónde iba a ser y David le contestó el lugar y la hora. El mensaje de David terminaba con «Te quiero, amigo. Gracias por todo».

Sam no cambió la expresión de su cara, ni siquiera una sonrisa hizo. Simplemente contestó «Sabes que siempre estaré contigo». Samuel limpió sus ojos con la manga de su chaqueta.

De repente, me habían dado ganas de llorar por el comportamiento de ambos y la pésima infancia que habían tenido.

-Creo que voy a volver a casa- Dijo levantándose.

-Samuel- Él se giró y yo me levanté- Deja que me quede contigo esta noche. No quiero que estés solo- Dije acariciando su mejilla.

[...]

«Gracias amiga por llamar a Elizabeth, ella a traído a Lexosi y Jesús, sus guardaespaldas, son buena gente. Me han hecho pasar una buena tarde, espero que estés bien. Sí necesitas algo no dudes en llamarme. Te quiero»

Leí el mensaje que me dejó _____ en WhatsApp. Le contesté un «Descansa, te quiero». Me di la vuelta y vi a Samuel sentado en el sofá del salón, no se había movido en el tiempo que llevábamos en su casa. Más o menos media hora.

Miré un poco alrededor, aquí fue donde pasó todo esta mañana. La puerta del sótano aún seguía abierta. Vi como Sam la miraba de reojo. Fui hacia ella y la cerré.
Sam me miró fijamente y me senté a su lado.

-Tienes el derecho a sentirte así- Dije antes de empezar a acariciar su pelo.

-Yo también me llevé muchas palizas de parte de mi padre y de los asquerosos socios del padre de David- Le miré sin saber que decir- Pensaba que lo había superado, yo no viví ni siquiera un tercio de lo que vivió él y me duele como si fuera así.

-A cada persona le afecta de forma diferente y creo que eso no es lo único que te duele- Él me miró esperando una respuesta- Creo que sufres por ti y por David. Él también se llevó muchas palizas de parte de tu padre y de alguna forma te sientes culpable- Bajó la mirada, en ese momento, supe que había dado en el clavo- Pero él no puede estar más agradecido contigo- Agarré su cara con delicadeza- El hecho de que no te fueras de su lado a pesar del problema que tenía, hace que seas lo mejor que tiene.

-Mis heridas físicas han sanado...pero no las mentales.

-Y eso se puede arreglar, yendo a un psicólogo. Tu salud mental es lo más importante- Él me miró.

-Te amo...- Se me encogió el corazón. Sonreí un poco y le miré con ternura.

-También te amo- Contesté.

Él me miró fijamente con una pequeña sonrisa. No pude evitar besarle. No había pasado casi tiempo, puesto que los sucesos habían ocurrido esta mañana. Pero para mí había sido una eternidad.
El corazón se me encogía cuando pensaba en la posibilidad de romper.

Me subí encima de él, mientras se acomodaba mejor en el sofá, sin dejar de besarle en ningún momento.

Sabía a dónde iba a conducir esto, a pesar de que tenía muchas ganas, no pude evitar pensar en él. Me separé un momento.

-Sam, yo...creo que aún estás afectado por lo de hoy- Dije mirándole algo agitada.

-Necesito dejar de pensar y tú eres la única que puede hacer que eso suceda- Me miró fijamente a los ojos.

Me levanté y agarré su mano. Ambos subimos las escaleras hasta llegar a su habitación. Mientras él cerraba la puerta comencé a quitarme la camisa.
Mientras volvía a mí también se quitó la suya. Acaricié su pecho antes de volver a besarle. Giré y le di la espalda.

Se pegó a mí y comenzó a besar mi cuello, mientras yo me quitaba mi falda.
Me subí a la cama y esperé que viniera conmigo. Me recorrió con una mirada que me hizo desearle más.

Se subió en la cama encima de mí y empezó a recorrer desde mi pecho hasta mi cuello con besos pequeños y delicados.

Sus manos recorrían mis piernas y mi cintura y las mías su tan bien trabajado torso.
Tenía muchas ganas de él y ambos necesitábamos en este momento despejar nuestra mente.

[...]

A la mañana siguiente, me desperté. Estaba en la cama de de Sam y él aún estaba dormido a mi lado.
Sonreí con ternura y me levanté de la cama. Recogí mi ropa interior y me la puse. Luego agarré la camisa de Sam, que fue la primera que vi, y me la puse.

Antes de bajar las escaleras, le di un beso en la mejilla a Sam, él se movió un poco pero no sé despertó. Agarré mi móvil y bajé las escaleras.

Fui a la cocina para hacerme algo de desayunar. Realmente necesitaba un café ahora mismo. Hice uno para Sam también y lo dejé encima de la encimera.

Empecé a revisar mi móvil mientras desayunaba. En ese momento, me llegó una llamada de parte de Elizabeth.

-¿Eli?- Pregunté.

-Sí, Sandra soy yo. Escucha, _____ me ha contado lo que ha pasado. Era muy fuerte...- No le dejé terminar.

-Elizabeth, escucha, todo tiene una explicación muy clara. Ayer estuve con Samuel y me lo explicó todo.

-David necesita un psicólogo...- Añadió ella.

-Lo sé y va a ir. Escucha, no tardaré mucho en llegar a casa y explicaros todo ¿De acuerdo?- Dije rápidamente.

-Claro, sí...- Contestó ella.

En eso colgué el teléfono y me di cuenta de que Sam estaba escuchando todo.

-¿Se lo vas a contar a _____?- Preguntó.

-Sam, necesita saberlo. Todas esas cosas horribles pasaban y ella nunca se enteró. Y desde entonces ha estado pagando los platos rotos, de alguna forma.

-Me parece bien lo que dices- Se acercó y se apoyó en la encimera- Pero aún así, David es quien se lo tiene que contar.

-¿No será aún más traumático para él recordarlo?- Preguntó.

-Creo que eso le liberará más de lo que creemos- Dijo tranquilo.
Yo suspiré.

Continuará...

×Obsession× [Fargan y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora