Desde aquí

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Regreso a casa después de haber ido al café con Vera. En el camino estuve repitiéndome una y otra vez que hablaría con Levi sobre los sueños. Llevo ya muchos días procrastinando, no estaré tranquilo hasta que lo aclaremos. Vera fue muy comprensiva y me animó a decirle lo que siento de una vez.

El apartamento está vacío. Contengo un suspiro y me siento al borde de la cama. Mi cuerpo sigue temblando por la emoción, no creo poder contenerme por más tiempo. Busco el número de Levi entre mis contactos y lo llamo.

—Hola, Jack—contesta él. Suena muy relajado.

—¿Dónde estás?

—En casa de Vanessa.

Vanessa. Otra chica que no ubico.

—Regresa aquí, tenemos que hablar—le ordeno, firme.

—¿Qué pasa?

—Hay que hablar de tus sueños.

Levi suspira. Lo escucho hablar con su amiga y después caminar, quizá salió para que ella no lo escuchara.

—Jack, no entiendo absolutamente nada de lo que dices. ¿Qué sucede?

Comienzo a perder la paciencia. Yo rara vez alzo la voz, pero si Levi sigue diciéndome estupideces como esa creo que no tengo opción.

—Sí, si lo haces—respondo—. Estos últimos días has soñado conmigo y con Arabella. ¿Y sabes por qué lo sé? ¡Porque yo he estado en los mismos escenarios que tú, entregándome a ti!

—Jack...

—¡No vuelvas a decirme que no me entiendes, Levi!—se me quiebra la voz—. Tú...tú me dijiste que te gusto, que te he gustado desde siempre. ¿Es verdad?

Levi no responde. Escucho su respiración pausada.

—Te veo en el apartamento en veinte minutos—dice, y me cuelga. Su voz suena tan herida como la mía.

Dejo el celular a un lado y me acuesto boca arriba en la cama. Me pierdo en el techo blanco. Debo relajarme, Levi no puede encontrarme echo un manojo de nervios. El tiempo pasa y mi cuerpo sigue temblando, me estremezco cuando escucho la puerta abrirse. Al incorporarme veo a mi amigo muy serio. No entra al instante, se queda en el umbral por un rato.

Sonríe brevemente y se sienta a mi lado.

—Entonces...—dice—. Tú también escuchas susurrar a Arabella y sueñas con ella...

—Sí, pero para mí su voz ya no es un susurro. La escucho con claridad.

Levi no me mira a los ojos. Lo veo frotarse el entrecejo.

—Creí que estaba loco o algo así. Estas últimas semanas han sido una locura.

—No te preocupes por eso, Arabella y yo podemos explicártelo luego. Lo que debemos aclarar ahora es lo que sentimos el uno por el otro.

Acerco mi mano a la suya. Él no la retira.

—Todo este tiempo creí que tú me mirabas solo como tu amigo, y que lo ocurrido en la masacre fue...—me muerdo el labio inferior. Es la primera vez en casi una década que tocamos el tema—. Fue un impulso tuyo, tu despedida.

—Moría por hacerlo desde que teníamos trece años, Jack.

—Sigo sin creerlo. Digo, solo te he visto salir con mujeres.

—Y yo nunca te he visto salir con nadie. Por tu falta de interés en el romance o el sexo deduje que eras alguien asexual—Levi por fin me mira a los ojos, los suyos están lacrimosos—. Investigué mucho del tema y sentí una vergüenza enorme por haberte besado, creí que había sido algo repugnante para ti.

ArabellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora