Me enamoré de ti

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Al dormir, Arabella siempre me arrastra a cientos de lugares distintos menos a su hogar. Sigo deseando conocer el fondo del océano y saber más de ella, pero no me atrevo a pedírselo. Este bar es mucho más pequeño y modesto que los anteriores. La sirena, en su forma masculina, me sirve un zumo de naranja. La mesa en donde me encuentro es la única que hay en todo el lugar.

—¿Y Levi?—pregunta, sentándose frente a mí. Viste como los camareros del Novoselic, luce muy elegante.

—Estuvimos todo el día en casa de Dorian practicando. Levi se emocionó y se quedó para seguir tocando. Nunca se cansa, podría tocar el bajo por horas. Yo estaba muy agotado y me quedé dormido minutos después de ducharme.

Arabella sonríe levemente. Esta forma suya es distinta a las anteriores, pues ha tomado partes de mi y de Levi: su cuerpo es tan estilizado como el de Levi y el rubio de su cabello es exactamente de mi tono. Me pierdo en sus ojos bicolor, esos siempre son los mismos sin importar en qué se convierta.

—¿Por qué yo?—le pregunto.

—¿De qué hablas?—responde Arabella.

—Entiendo que te hayas enamorado de Levi, pero yo...yo soy muy distinto a él.

—Sí, pero no por eso eres menos valioso, yo los amo por igual.

Acerca su mano a la mía y la toma con delicadeza. Me estremezco cuando me besa el dorso.

—Siempre has sido hermoso, desde antes de que tú y yo fuéramos tan cercanos—dice—. Me sorprende que todavía seas incapaz de ver eso. No te menosprecies, Jack.


Miradas de mujeres

—Creí que ya no ibas a querer salir conmigo—dice Vera.

—¿Por qué no?—respondo, tirando mi caja de palomitas a la basura.

—Porque ahora sabes lo que siento y ha de ser algo incómodo. Además eres novio de Levi.

Vera nunca se guarda nada, así sea algo muy vergonzoso para ella. A veces le toma un poco de tiempo, pero a fin de cuentas dice lo que siente y piensa. Esa es una cualidad que admiro mucho de ella.

—No me incomodas—digo—. Y Levi no tiene ningún problema en que salgamos. Tú yo aún somos amigos.

Vera no responde, solo me sonríe. Seguimos caminando por el pasillo hasta regresar al vestíbulo del cine y ya ahí nos sentamos en una mesa de la cafetería. La película estuvo plagada de drama y muerte, pero aún así la disfruté. Hay un silencio tenso entre nosotros y yo decido romperlo al hablar sobre mis escenas favoritas de la película, pero Vera solo se limita a escucharme. El silencio regresa y ella va a la cafetería por un par de batidos de fresa.

¿Qué es lo que le pasa?

Vera regresa a los pocos minutos y yo le pregunto si está bien.

—Sí, estoy bien. Disculpa si actúo un poco extraño es que...bueno...aún no me acostumbro al nuevo tú.

Sonrío levemente y doy un sorbo al batido.

—Soy el mismo de siempre.

—¡Claro que no! Eres más alegre y extrovertido, en ocasiones pareces otra persona. Y es no es algo malo, de hecho es genial.

No puedo evitar sonreír. Los dones de la sirena parecen fortalecerse con el tiempo y creo que solo será cuestión de meses para convertirme en una especie de superhombre. La idea me fascina, pero también me aterra un poco.

Yo no estoy muy acostumbrado a las miradas y los cumplidos, así que mis últimos días en el Novoselic han sido abrumadores. No hay mesera, chef, bartender o asistente que no me haya visto con deseo. Por supuesto no me interesa ninguna de ellas, así que solo me limité a dar las gracias.

Vera y yo caminamos por la plaza un rato más y después regreso al apartamento. Levi está sentado en la cama, viendo el televisor. Ahora tiene el cabello teñido de castaño y verde. Parece uno de esos modelos europeos que aparecen en los comerciales de perfumes.

—Te queda muy bien—digo.

—Gracias. Me inspiré en los ojos de Arabella para elegir los colores. Oye, ¿y qué hiciste hoy con Vera?

Me siento a su lado.

—Fuimos a ver esa película tan popular sobre un matrimonio en los años cincuenta. Después caminamos por la plaza y...—contengo un suspiro. No quiero sonar presuntuoso—. Las mujeres siguen viéndome.

—Pues claro. Eres lindo.

—Es raro ser lindo.

—Entonces siempre has sido raro.


Siren's song

El fotógrafo es afeminado y usa un suéter negro con cuello de tortuga. Toma una foto tras otra y hace una mueca de disgusto cuando las mira. Sé que si no salen perfectas es por mi culpa, pero no puedo hacer mucho para remediar el problema. No estoy acostumbrado a ser el centro de atención y, a diferencia de Levi, la cámara no es mi amiga. Mis sonrisas son forzadas y mis ojos siempre están muy abiertos. Siempre es así.

El Novoselic está cerrado, solo estamos ahí la banda, el fotógrafo y Alfred. Este último me fulmina con la mirada y se frota el entrecejo cuando el fotógrafo le muestra las fotos. Yo estaba seguro de que con ayuda de los dones de Arabella me iba a ir bien hoy, mas veo que me equivoqué. Podré ser físicamente más lindo, pero mi personalidad sigue siendo la misma.

Dorian y Vera la están pasando en grande. Hace treinta minutos nos tomaron nuestras fotos individuales y ambos salieron muy bien a juzgar por la expresión del fotógrafo. Levi se aburría, pero lo disimulaba frente a la cámara. Yo quería que todo acabara lo más rápido posible, no me agradaba ese sujeto. Por primera vez en toda mi vida en el Novoselic me sentí incómodo con el traje y el peinado. Hago lo mejor que puedo, pienso.

Alfred sigue fascinado con la banda y la sirena y en toda la semana no ha dejado de hablar sobre la nueva página web del restaurante. Nos llamamos Siren's Song, Alfred eligió ese nombre junto a su hermana.

—Algo simple pero con clase—dijo la noche anterior. A mí me parece un nombre de banda aburrido, pero por supuesto no se lo dije. Arabella dijo que es adorable.

El fotógrafo sigue retratándonos en el escenario hasta que queda más o menos convencido. Pasan unos minutos y los asistentes traen a Arabella, quien está peinada y maquillada como si fuera la diosa del mar. Nunca la había visto con tantas joyas y el cabello rizado. La estilista tenía una enorme sonrisa en el rostro, sin duda esta fue toda una experiencia para ella.

Qué hermosa te ves, pienso.

Muchas gracias, responde Arabella.

Le sacan unas cuantas fotos individuales sentada en la copa. Es muy fotogénica, no necesita esforzarse. Después Levi y yo la tomamos en brazos. Arabella rodea mi cuello con sus brazos y Levi sostiene el resto de su cola, hasta la aleta. En cuanto tengo contacto con su cuerpo, todo nerviosismo desaparece.

—Perfecto—dice el fotógrafo después de retratarnos a los tres—. Bien hecho Jack, ¿qué te costaba relajarte un poco?

Sigue fotografiando sin parar. Arabella acerca su rostro al mío en un abrir y cerrar de ojos y me besa en los labios. Todo está en silencio por un momento.

—Hey, esa foto es buena—sonríe el fotógrafo.

—Creo que Bella va a quitarte a tu novio, Levi—bromea Vera, y él gira los ojos con una sonrisa.

Amo a Arabella y a Levi, amo a mis amigos, a este lugar y este ambiente. Amo mi vida.

ArabellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora