¿Por qué no te gusto?

155 21 6
                                    

Recuerdo que esa noche pasó una semana después de que cumplí los veintiuno. Era uno de mis tantos fines de semana fuera del campus y fui con Levi al bar donde tocaba. La velada se extendió aún más que de costumbre y Levi y yo nos fuimos al apartamento de él en un taxi. Mi amigo bebió demasiado, así que en todo el camino habló sobre lo grandes que eran los senos de Tony, su amigo y baterista de la banda, un hombre obeso. Tenía una sonrisa estúpida en su rostro y yo no pude evitar reírme. Al llegar lo ayudé a entrar al apartamento y él, con paso tambaleante, se dejó caer en el sillón, quedando boca arriba. Parecía una marioneta sin cuerdas.

Yo encendí la luz y contuve un suspiro al verlo ahí, con sus pantalones de mezclilla rotos y su cabello tan amarillo como el sol. Tenía el rostro encendido, la mirada fija en el techo.

—Soy hermoso, Jack—dijo.

—¿Eh?

—Hermoso. Soy hermoso.

Eso era algo que jamás diría sobrio.

—Sí, lo eres.

Tomé una silla del comedor y la puse a poca distancia del sillón. Me senté y seguí contemplado a mi amigo.

—Entonces, ¿por qué no te gusto?—preguntó, ahora regresándome la mirada.

—¿Qué?

—Debería gustarte—apretó los labios—. Deberías adorarme.

Sus ojos se humedecieron.

—Levi, te encuentras muy mal, deberías dormirte.

—Yo debería gustarte—reiteró, ligeramente molesto.

Yo no entendería la profundidad de sus palabras hasta mucho tiempo después.


Amar como sirena

Arabella debe tomar mi cuerpo físico de vez en cuando. Si bien en el espíritu somos eternos e infinitos, ella reclama mi carne en cuanto tiene oportunidad. Es como alimentarse, me dice. Necesito más y más de ti.

Eso me hace recordar su verdadera naturaleza. Ella es muy humana en muchos aspectos, y mucho más lista y sensible que las de su propia especie, mas su lado voraz y salvaje sigue ahí, dormido, esperando a que Levi y yo estemos cerca. Yo me dejo llevar por el trance, suspiro al sentir las escamas entre las piernas y las puntas de sus garras recorriéndome la piel. Ahora soy distinto, soy más fuerte y más seguro de mí mismo, pero en sus brazos todos esos dones se diluyen. Ámame como a las tuyas, pienso, frágil e indefenso.

El agua me envuelve. Piel fría, ojos bicolor. Toco el cielo.

Levi nos ve desde afuera. Le fascina. Yo quiero que entre, pero él siempre se toma su tiempo.

Ámame como a las tuyas, reitero. Úsame.

Arabella lame su labio inferior antes de besarme. Sabe a océano, sabe a las veces en las que casi me ahogué de niño por ir más allá de la orilla. Estoy asustado, mas siempre quiero seguir adelante. Los cuerpos de las sirenas están hechos para encajar como las piezas de un rompecabezas, por eso esta experiencia supera mi capacidad. A veces me pregunto si alguna vez el placer será tanto que mi alma abandonará mi cuerpo para jamás regresar. La idea de morir así no me aterra, de hecho me apetece.

Nunca morirás en mis brazos, dice Arabella.

Tomo aire muy lentamente. Siento cada poro de mi piel abierto, es una entrega total a la diosa que dibuja paisajes en mi mente.

Nunca morirás en mis brazos, Jack. Nunca.

ArabellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora