16. Casualidades

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Su padre le había aconsejado unas dos semanas más tarde de haber vuelto con él a Yokohama:

„No retengas las lágrimas cuando tu alma quiera llorar, verás como luego tu sonrisa es más sincera".

Chuuya recordó esas palabras mientras, tras secarse los ojos, volvió a leer el haiku:

„Nada iguala tu belleza tras sentir por primera vez que es sentirse amado" y una sonrisa se pintó en su cara mientras exclamaba con voz tomada por haber llorado:

—No vales para poeta. Has repetido el verbo sentir dos veces en la misma frase. Debes dedicarte solo a pintar, en eso sí que eres el mejor.

Chuuya incluso soltó una corta carcajada mientras se tocaba los labios en los que había compartido el beso mágico de un ladrón disfrazado, de uno de los tres criminales más buscados en ese momento en el país, de alguien que le había hecho sentirse amado por primera vez como había escrito, con tan poco estilo pero con tanta verdad, en ese haiku.

No comprendía lo que le estaba pasando pero no podía negarse a sí mismo que tras aquel encuentro algo había cambiado en su interior. A algo positivo.

Su parte racional, la que solía reservar para los casos profesionales, luchaba para poner orden en el caos desordenado que aquella experiencia había sumido su cerebro.

Esa ilusión idiota debía ser erradicada porque ¿cómo podía pensar siquiera en ese criminal?

Si no le conocía, aparte de ser lo opuesto a él. Si no le convenía, si era una locura ilógica el siquiera pensar en ello más pero,,, ahí estaban esos sentimientos.

¿Esto era lo que llamaban un flechazo? ¿Amor a primera vista? ¿O...simple y llanamente había encontrado a su alma gemela, a su media naranja, a su compañero?

Chuuya se dio una suave bofetada en la mejilla mientras se reía de sus pensamientos ingenuos e idiotas. Y recordó que justo en esa mejilla el ladrón había posado una caricia y sintió como su corazón de nuevo se calentaba con placidez.

No, definitivamente en aquel momento único que había compartido con el ladrón no había habido mentira ni engaño.

Chuuya no había sido una maniobra de distracción para tener la oportunidad de robar el cuadro, sino que el robar el cuadro había sido la oportunidad para acercarse a Chuuya.

¿Pero porqué robar su propio cuadro? Porque definitivamente el cuadro que era portada del folleto de la expedición había sido pintado por el ladrón.

Tomó el folleto que él había arrugado junto a la fotocopia de su retrato y volvió de nuevo a compararlos. Definitivamente eran las dos creaciones del mismo autor.

Entonces se dio cuenta en la información del folleto que la exposición acababa justo ese día y de hecho la galería tenía su horario de cierre en unos minutos.

¿Y si...?

Chuuya miró a su alrededor y sí, efectivamente, había más dos huecos más en la sala donde él se encontraba. Alentado porque su idea fuera correcta, bajó al piso inferior, donde se encontraban la mayoría de las obras y sí, vio como los artistas estaban recogiendo sus pinturas.

—Hoy debías recoger tu cuadro y me mandaste a mí un enigma en mi retrato para comprobar si era capaz de descifrarlo. ¡Ya ves que sí, mi desvergonzado y alocado ladrón!

—Perdóneme, caballero. Vamos a cerrar en breve.

Una chica con el cabello azul recogido en una coleta alta y vestida con una elegante traje chaqueta le había hablado con mucha amabilidad.

Ahora me ves, ahora no me ves. BSD. Soukoku , Shinsoukoku. OC.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora