27. El Palacio de los Ladrones

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—¡¿La reina de los ladrones?! —repitió Atsushi gritando casi un minuto más tarde, porque su desconcierto por la presencia de aquella joven, a la que Dazai le acababa de dar ese título, había dejado su mente fuera de juego, mientras los otros dos le observaban divertidos.

—Nuestra soberana —le confirmó Dazai tendiendo la mano derecha para ayudar a Yosano a descender de techo del coche, lo que ella hizo con un salto lleno de gracia. Luego esta ando los tres pasos que restaban hasta quedar delante de Atsushi.

—Así que tú eres el nuevo súbdito de mi reino —le habló ella con una voz que despedía mucha seguridad ,confianza, poder. La voz de una líder.

La cabeza de Atsushi volvía a ser una melodía desafinada de desconcierto donde ningún pensamiento lógico podía escucharse claro.

Yosano pareció que le entendía o eso le pareció a Atsushi por la sonrisita tierna que le dedicó antes de volver a su magnificencia.

—Dazai me ha informado que has pasado la prueba...

—¡¿Qué prueba?! —le interrumpió Atsushi y al ver como ella levantaba las cejas con disgusto, decidió actuar como se le requería la extraña coyuntura. —Disculpa, majestad —aquello, como esperaba, gustó a Yosano, y también por parte de Dazai recibió un asentimiento de cabeza, —nadie me ha informado de ninguna prueba.

—No fue realmente una prueba —vino al fin en su ayuda Dazai colocándose al lado de los dos, —sino el haber elegido la vida de un ladrón a la anodina de la rutina de cada día.

Atsushi no pudo más que soltar un profundo suspiro de resignación.

—¿Qué remedio me queda? No quiero acabar en la cárcel.

—Ninguno de nosotros quiere acabar en la cárcel —matizó divertido Dazai y Yosano soltó una risita. —Pero tú has hecho más que salvar tu cuello.

—¿Te refieres a renunciar a Akutagawa? —al fin su cerebro volvía a funcionar, pero no le hubiera gustado a decir verdad, porque el recordar la expresión de decepción que se había pintando en el rostro del otro, cuando le había revelado que él sí que era el ladrón que él sospechaba, le entristecía.

—¡No pongas esa carita de pena! —le dijo Yosano con mucha empatía. —Te aseguro que vas a tener a tu detective besando por donde pisas si sigues los consejos de tu reina.

Atsushi, a pesar de la que la acababa de conocer, de que sospechaba que estaba un poquito mal de la cabeza como Dazai, la creyó.

Como respuesta le hizo una reverencia.

—No es necesario que te inclines delante de mí —notó Atsushi como Yosano le tocaba la cabeza. —Aunque sea tu reina, todos somos compañeros, ladrones. En mi tienes una ayuda, alguien que quiere ser tu amiga, no alguien a quien obedecer.

—Además Atsushi, tú eres nuestro líder —le recordó Dazai. A Atsushi, más que nunca, aquello le pareció un chiste.

—Cierto, cierto —le secundó Yosano. —Así, pues, líder de „ Desenfreno en una noche de luna llena", ¿vamos?

—Ese nombre...

Pero nadie escuchó la protesta de Atsushi porque los otros dos habían echado a andar hacia fuera del túnel bajo el  puente, mientras charlaban entre ellos y soltaban alguna risita.

Atsushi se prometió zanjar de una vez con todas el asunto del nombre de la banda. Desde luego ese nombre que acababa de decir la reina era lo más ridículo del mundo.

Cuando se reunió con los demás se sorprendió de verles alrededor de un porche negro descapotable de cuatro plazas.

—¿Vamos a ir en ese coche? —Atsushi comprendió maravillado que la reina debía tener mucho dinero. —¿Es tuyo?

Ahora me ves, ahora no me ves. BSD. Soukoku , Shinsoukoku. OC.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora