Chuuya hizo una pequeña reverencia con la cabeza agradeciendo al encargado de seguridad de la casa de subastas el permitirle entrar en la cámara acorazada. Respiró hondo al verse rodeado de tantos objetos preciados para los coleccionistas y para los ladrones, sobre todo para uno en concreto.No le fue muy difícil distinguir entre joyas, cuadros y esculturas, una botella de vidrio oscuro. El perfume „la rosa perdida del desierto"
—Aquí estás —le habló al frasco como si tuviese el genio aquel de la botella del cuento y pudiese escucharlo. Chuuya soltó una risita al darse cuenta que en la realidad también había un ladrón de por medio. Pero era su labor evitar que obtuviese ese preciado botín. Y arrestarle, se añadió como recordatorio de cual era su deber ese noche.
Su descaro y prepotencia iban a acabar ese día cuando fuese detenido. Estaba jugando con fuego al darles la pista de dónde iba a ser el golpe, ¿acaso creía que un detective tan grande como Akutagawa no iba a descifrar la pista?
Chuuya soltó un pequeño gruñido de rabia contra sí mismo por no haber visto siguiera que las palabras que le dejase el ladrón con su dibujo por la mañana era la clave para resolver el caso.
Porque allí iba a intentar delinquir, allí iba a acabar su carrera del crimen, allí le iba a volver a ver.
—¿No sería más seguro llevarnos los objetos de subasta a otro lugar? —le preguntó el encargado sacándole de sus reflexiones.
—No, pues tampoco sabemos sí es lo que los ladrones buscan: un traslado de urgencia para poder robarlo durante el trayecto. Así es como una trampa dulce para atrapar a la alimaña.
Quien acababa de explicar su teoría era Akutagawa, mientras se reunía con Chuuya y el encargado de seguridad.
Chuuya no se esperaba su llegaba tan pronto. ¿Qué había pasado con Atsushi?
—Nosotros vamos a evitar que el robo suceda —le aseguró Akutagawa. —Nakahara, ¿has revisado todas las entradas a la galería?
¿Nakahara? ¿Él era de nuevo Nakahara? ¿Qué había pasado con Chuuya-chan?
—Está todo bajo control —le aseguró Chuuya sin ocultar su desconcierto.
—Si consiguen entrar será tu culpa y tendrás que asumir tu responsabilidad —le soltó todo áspero Akutagawa.
¿Qué demonios pasaba allí? Había regresado el odioso detective.
Akutagawa dio varias ordenes a los policías que estaban dando soporte a Chuuya sin siquiera consultarle.
Chuuya se mordió la lengua para no protestar y montar una escena delante del encargado porque aquello minaría la confianza depositada en las fuerzas del orden. Eso sí, en el momento salieron de la cámara y se separaron del encargado de seguridad, Chuuya fue por él.
—Pero, ¿qué te pasa? Vuelves a ser don cascarrabias.
—No permito que me hables así, Nakahara. Tú no eres más que un recién llegado a la comisaría.
—¡Anda ya! Me duele el estómago de todo lo que me has obligado a comer al mediodía, así que no te dejaré en paz hasta que me cuentes que ha pasado cuando has ido a ver al tal Atsushi que te ha vuelto a poner el carácter agrio como el vinagre. ¿Acaso le has propuesto follar y te ha rechazado?
Chuuya pudo asegurar que el sonido gutural que salió de la garganta de Akutagawa era igual que el de un perro rabioso.
—¡Por todos los cielos, es eso! —exclamó Chuuya sin dar crédito a conque facilidad había acertado mientras Akutagawa no podía disimular su enfado al tomar un vaso de papel del expendedor de agua y macharlo con la mano.
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Ahora me ves, ahora no me ves. BSD. Soukoku , Shinsoukoku. OC.
FanfictionEl detective Chuuya Nakahara vuelve a su ciudad natal Yokohama con la confianza plena de atrapar a la banda de ladrones de guante blanco que juegan al rato y al gato con el famoso detective Akutagawa. Quizá él mismo sea la joya más tentadora de ser...