20. El beso de buenas noches

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Chuuya temía que aquella iba a ser otra noche sin dormir, aunque si en la noche anterior había sido la frustración y el desencanto lo que había turbado su mente por haber sido obligado a posar ante la cámara como el detective sexy, esta vez era la emoción y un calor muy picante que le nacía desde la boca del estómago y le llegaba al pecho.  La causa era cierto ladrón enmascarado.

A la una de la madrugada, sentado en la cama, con el primer volumen de las aventuras de Lupin en sus rodillas, intentaba que la lectura le relajase. Imposible.

En su mente volvían los recuerdos desde que lo sucedido en la exposición hasta los acontecimientos en el restaurante.

Cuando había vuelto a la mesa con Kouyou, quien desde luego estaba dominada por la curiosidad luego de él haberla dejado abruptamente al descubrir a un Tachihara pasmado al encontrárselo en el restaurante cenando en un rincón solo. Chuuya había tenido claro que estaba en una misión porque un chico joven con novia hubiese ido con ella. Gracias a que él le caía bien a Tachihara compartió que Akutagawa sospechaba que el albino era el líder de la banda de los ladrones.

Chuuya debía ver al albino, debía saber más sobre su misterioso ladrón, debía confirmar que lo que su corazón sentía era compartido por el otro.

Cuando intercambió esa mirada con el presunto ladrón líder de la banda, ya no tuvo dudas. Había reconocimiento, solidaridad y una leve diversión. Era él realmente el líder y sabía qué había sucedido en la galería de arte.

Luego el mundo explotó en su interior cuando la videollamada.

¿Cómo los otros no le dijeron nada cuando las piernas de Chuuya empezaron a temblar? ¿Cuando la sangre le subió hasta a la orejas? ¿Cuándo sus pulmones se quedaron sin aire?

Contemplar esa silueta, escuchar esa voz, no hizo más que incrementar la velocidad de su pulso.

Debía verle de nuevo.

Lo necesitaba.

La curiosidad de su prima intentó acallarla aclarándole que era compañeros de la comisaría investigando algo, un caso menor de infidelidades, en el que él no colaboraba.

Pero Kouyou no tenía ningún interés en saber quien era Tachihara y porqué se había ido con él al reservado.

—¿Te ha mandado un mensaje tu cita? —le acabó preguntando ella divertida y se rio al ver como Chuuya reaccionaba como alguien con su primer amor, todo enrojecido y tembloroso. —Ese nerviosismo tuyo me es conocido de cuando empezaste a tener tus primeras citas.

Kouyou le conocía demasiado. Con una sonrisa idiota le confirmó:

—Me ha hecho una videollamada. Creo que nos vamos a ver muy pronto.

Así lo esperaba, así lo esperaba.

Lo cierto es que se sentía culpable de su total dejadez como profesional. Él era un policía, el otro era un criminal, pero su interés por él era solo personal.

Aún así le inquietaba como había mirado Kouyou al albino cuando había salido este del local acompañado por Akutagawa. ¿Le conocía?

Chuuya se lo había preguntado directamente y aunque ella había asegurado que le recordaba a alguien pero que debía estar confundida, para Chuuya estaba claro que mentía.

¿Quién era el albino? ¿De qué lo conocía Kouyou? ¿Conocería ella también a su misterioso ladrón?

Había intentado sonsacarle más pero ella le cortó con elegancia  observando que la cena se enfriaba.

Ahora me ves, ahora no me ves. BSD. Soukoku , Shinsoukoku. OC.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora