Atsushi seguía paralizado en su sitio mientras el detective Akutagawa le ataba con unas esposas que llevaba en el bolsillo de su pantalón, desprendiendo seguridad en sí mismo, satisfacción por haber conseguido detener al líder de aquella banda de ladrones que no le dejaba ni un segundo de tranquilidad desde hacía tanto tiempo.
Su más acérrimo fan tendría que haber mostrado su entusiasmo por haber sido testigo en primera persona de una de las actuaciones tan convincentes de su adorado detective, pero como la verdad era tan dolorosa, Atsushi se sentía roto. Había creído que el gran Akutagawa había sentido interés amoroso en él.
Atsushi a veces era tan iluso que podía escuchar la voz del director del orfanato donde se crió recordándole una y otra vez que él no era más que un lastre.
¡Tan inocente para creer que los besos de Akutagawa eran ciertos! ¡Que aquel juego pícaro solo tenía como fin el relajar el ambiente! Que él era uno de los pocos que le podía llamar Ryunosuke.
Solo era ahora un criminal pillado por el refrendado detective. Le interrogaría a consciencia en la comisaría y Atsushi sería tan pardillo que largaría el nombre de sus compinches sin darse cuenta.
Tenía ganas de abofetearse pero solo pudo alzar las manos, presas como estaban sus muñecas de las esposas y con la mirada pérdida ver los ojos brillantes de Akutagawa y con que placer contemplaba un caso resuelto.
Oyó el crujido de la madera del suelo al levantarse el detective, dirigirse a la puerta corredera y abrirla un palmo. Luego lanzó un gruñido. Cerró la puerta con brusquedad y con crispación utilizó el móvil.
Ni de dos tonos tardó la otra persona en responder.
—¡Tachihara! ¿Qué haces hablando con Nakahara? —le increpó Akutagawa a su ayudante.
Atsushi al oír esta información sintió unos segundos asombro, pero solo luego al entender que todo el equipo del detective estaba involucrado en aquella operación, se sintió estúpidamente alagado.
Por el tono en que respondía el ayudante y como mordía su labio inferior Akutagawa conteniéndose, Atsushi dedujo que Tachihara se estaba disculpando.
Atsushi sabía, gracias a la información proporcionada por el misterioso informador de Ranpo, que había resultado ser Poe, que Akutagawa no sentía simpatía por Nakahara. ¿Quizá el nuevo detective no había sido invitado a formar parte de la misión?
—¡Me da igual que haya sido coincidencia y que te haya visto mientras cenaba con su prima! — explotó Akutagawa interrumpiendo a Tachihara.
¿Su prima? ¿Kouyou estaba allí? Si Kouyou le veía significaría el fin de cualquier posibilidad de cubrir a sus compinches. Ella confirmaría que Atsushi Nakajima era su verdadero nombre y era discípulo de uno de los mejores amigos de su novio.
Rogó porque desalojasen el restaurante para que los clientes no le viesen salir detenido. Solo así había una posibilidad de que Kouyou no le descubriese.
—¿Tan inútil eres que no eres capaz de evitar que Nakahara te viese? ¡Ven aquí ahora mismo porque el sospechoso se ha autoinculpado !
Atsushi ahora era para Akutagawa solo el sospechoso autoinculpado. Patético.
—¡Y ni se te ocurra...! —la advertencia quedó sin formular cuando la puerta del reservado se volvió a abrir y Tachihara seguido de Nahakara entraron.
Akutagawa soltó un gruñido inhumano mientras asesinaba con la mirada a Tachihara, pero el otro detective no pareció inmutarse por la reacción de veterano, estaba mucho más interesado en el detenido.
ESTÁS LEYENDO
Ahora me ves, ahora no me ves. BSD. Soukoku , Shinsoukoku. OC.
FanfictionEl detective Chuuya Nakahara vuelve a su ciudad natal Yokohama con la confianza plena de atrapar a la banda de ladrones de guante blanco que juegan al rato y al gato con el famoso detective Akutagawa. Quizá él mismo sea la joya más tentadora de ser...